Maneras de influir
Del mostrador de su farmacia a la ventanilla de Instagram
Bajo el pseudónimo de @Farmatrendy, la pamplonesa María Gironés Navarlaz comparte consejos sobre dermocosmética con más de 12.000 seguidores en redes sociales

Publicado el 26/05/2023 a las 20:15
El día a día de la farmacéutica pamplonesa María Gironés Navarlaz transcurre entre el mostrador de su farmacia en la calle Pintor Basiano del barrio de Iturrama y la ventanilla que ofrece a sus seguidores a través de Instagram (@farmatrendy). Una quemadura, una reacción en la piel o un problema de acné son algunas de las consultas que sus más de 12.000 seguidores realizan para hallar una prescripción profesional. La misma que buscan los que siempre han acudido a la puerta de su farmacia. El auge de la dermocosmética, unido a la aparición de las redes sociales ha acelerado la digitalización de un sector que aspira, en un futuro no muy lejano, a convertirse también en referente de las nuevas generaciones.
¿Qué le hizo pasar del mostrador de la farmacia a la ventanilla de las redes?
Cuando me adentré en el mundo de Instagram lo hice siguiendo a todo tipo de perfiles, no solo de mi sector, sino también a personas que publicaban contenido sobre moda, belleza, música, etc. Aunque ya me había dado cuenta de que algún compañero compartía temas farmacéuticos, me decidí a raíz de ver a unas chicas recomendar en YouTube una mascarilla facial casera que preparaban con pegamento. Me asustó. La dejaban un rato, y cuando la retiraban, decían que eliminaba los puntos negros. Una barbaridad. Recuerdo pensar que mis hijos, entonces más pequeños, pero ahora ya preadolescentes, podrían ver esos vídeos. “¿Cómo se van a hacer una mascarilla con pegamento? Alguien tiene que decirles que eso no está bien”. En Internet puede hablar todo el mundo, el que sabe y el que no, así que aprovechando que ya daba consejos en mi farmacia, me animé a trasladarlos a las redes.
¿Cómo fue ponerse delante de una cámara por primera vez?
Lo empecé a hacer en la cocina de mi casa. Eso sí, sola, porque me sigue dando vergüenza que me vean grabarme. También es cierto que me ha venido muy bien para superar mi timidez. Trabajar de cara al público hace que esa timidez vaya desapareciendo, pero ponerme delante de la cámara me ha ayudado a aprender a comunicar mejor. Jamás pensé que llegaría a dar una charla delante de un público y lo he hecho. Al final me di cuenta de que lo que más valora la gente es la naturalidad. Explicar las cosas como si estuviera delante del mostrador de la farmacia y contar la realidad del día a día, incluyendo sus anécdotas.
¿Qué contenido comparte?
Doy consejos sobre dermofarmacia y cosmética; y cuando veo que hay un producto nuevo y atractivo, lo pruebo y si me gusta, hago un vídeo diciendo cómo se debe utilizar y cómo lo he usado yo. También me gusta compartir lo que no funciona para que la gente vea que lo que cuento es real y no son todo maravillas de los productos que vendo. Pero tengo claro que mi trabajo principal es la farmacia, y esto lo hago porque me gusta.
¿Y las anécdotas y el humor característicos de tus vídeos? ¿Son una manera de llegar a más gente?
Por supuesto. Como consumidora de otro tipo de contenido, si me hablan sobre un tema, me gusta que lo hagan de forma amena, y si hay humor, mejor. Por eso mismo cuento anécdotas. Porque si no el contenido es excesivamente técnico. Intento que mis vídeos no lo sean porque creo que así se consigue llegar a más personas. Me sorprende, de hecho, la cantidad de información que tiene la gente que, sin dedicarse a esto, ha adquirido unos conocimientos sobre dermocosmética casi profesionales. Recibo preguntas tan técnicas que digo: “guau”.
¿Es más difícil hacerlo con temas de salud?
Quizá en la rama que más me muevo, que es la de la dermocosmética, sea más sencillo. Pero sí que es cierto que en otros temas de salud, aunque dan pie a hacer muchas cosas, no dan tanto juego.
¿Hasta qué punto es peligroso que cualquier perfil no profesional recomiende productos?
Las redes tienen un doble filo. Por un lado, son una gran ventana a muchísima información y a profesionales a los que puedes acceder desde el sofá de tu casa. Esto era algo impensable hace años, y ahora lo vemos como algo normal. Pero por otro lado, cuando ves cosas como la de las chicas que he comentado antes con la mascarilla, te das cuenta de que no todo es positivo. Puedes llegar a un vídeo elaborado por un perfil profesional o a otro que lo ha grabado alguien que se ha puesto a hacer experimentos en su casa y los recomienda. Y hay gente que los imita.
¿Es importante darle peso a la divulgación?
Una de las cosas buenas que nos ha dejado la pandemia es el autocuidado. Y se ha llegado a él a base de divulgación. Las personas se preocupan ahora por llevar mascarilla donde toca y por lavarse más las manos. Nos hemos dado cuenta de que la salud es lo más importante.
¿Cómo vivió el sector la pandemia?
Con más trabajo que nunca, no por la venta, sino por el trabajo de calmar y aconsejar a la gente. Como farmacéutica, se nos dio un papel más relevante en la sociedad y fue gratificante, pero también agotador.
¿Vio un repunte de dudas en su perfil?
También publicaba más contenido sobre la pandemia. Pero recibí, sobre todo, mensajes de gente que necesitaba desahogarse porque estaba agobiada y necesitaba resolver las dudas. Acudían a referentes profesionales que ya llevábamos tiempo trabajando en redes. La gente no tenía otro canal de comunicación.
¿Hacia dónde va el sector en redes?
Vamos a seguir por el camino de la divulgación, y me gustaría que llegásemos a convertirnos en referentes para chicos más jóvenes, incluso escolares. Que desde pequeños tengan en cuenta la salud, pero, sobre todo, que tengan referentes a los que acudir. Y que sean profesionales, claro. Es importante abrir esa ventana a estas generaciones. Ahora mismo estoy dando charlas para niños en colegios. Me está gustando, porque ellos lo valoran y se dan cuenta de la importancia que tiene.
¿La farmacia ha estado ligada a un sector de la población adulta?
Las redes nos acercan a un público diferente. Es verdad que con la venta de medicamentos siempre se nos ha ligado a la población más mayor, pero tenemos muchas cosas que ofrecer para las generaciones más jóvenes, sobre todo para educar en salud. Por eso creo que es importante hacer más programas de salud con escolares. Habrá que usar otro lenguaje porque no puedes hacer un contenido súper técnico para un niño de 12 años. Hay que elaborarlo con un lenguaje que puedan entender. Las redes son un canal idóneo para ello porque aportan cercanía.