Hace más de tres meses que se anunció que Juan Carlos Unzué Labiano (Pamplona, 1967) sería el encargado de abrir los Sanfermines de 2022. Los de la vuelta tras dos años de suspensión por la situación de pandemia y después de más de 1.000 días sin las fiestas más universales. Será un nuevo escenario para él. Su “estreno” en el punto de origen de las fiestas, que solamente ha llegado a vivir en directo desde la plaza del Castillo. El ex futbolista criado en Orkoien y al que su labor como portero primero y entrenador después le llevó a Barcelona, Sevilla, Tenerife, Oviedo o Vigo, no ha subido todavía a la Casa Consistorial. Este martes en una visita fugaz a la plaza la miraba entre sonrisas. Consciente del “poco tiempo que queda” para ese momento que le han concedido por su labor como “embajador del equipo de la ELA” y que le llena de emoción. Le consta que en el interior se está adecuando para que tenga acceso “cómodo” con la silla de ruedas.
Un elemento que ya usa de manera continua ante la evolución de la enfermedad neurodegenerativa que le fue diagnosticada en 2019. Desde 2020 que lo hizo público y especialmente desde el año pasado, su camino ha sido el de dar charlas y encabezar iniciativas para dar a conocer la enfermedad y recaudar fondos para los que la padecen y para la investigación. Y de esos encuentros han surgido varios ejemplos de su carácter positivo y motivador. Y se ha encontrado con el agradecimiento de personas anónimas. “Empezó de alguna manera con la charla de Osasuna. Es algo que me ha dado la enfermedad. Ese agradecimiento de la gente. Yo transmito lo que siento y cuando me lo dicen, lo único que me sale responder es que es un placer poder ayudar. No pensaba nunca llegar a esto y no era mi propósito y es algo que me ha dado la ELA”, cuenta dando prueba de su positividad. Y de la elocuencia. De esos mensajes que salen a borbotones y que sabe bien que no tendrán lugar en el chupinazo. “No quiero ser el responsable de que empiecen por primera vez los sanfermines con media hora de retraso”, bromea.
¿Cómo vive la espera a poco más de un mes para abrir los sanfermines?
Con tranquilidad porque estoy activo con otros eventos, que me vienen bien para distraerme, porque lo que va a ocurrir el día 6 de julio en Pamplona no se puede entrenar. Cuando menos lo piensas, al llegar allí lo vives y te dejas llevar por la emoción que ya siento. Así me lo dijo por ejemplo César Palacios (abrió las fiestas de 2000 como capitán de Osasuna).
Ya ha estado en la plaza Consistorial al menos ¿Qué ha sentido?
Que el día está muy cerca y que lo que voy a percibir en ese momento no tiene nada que ver con lo que hemos visto hoy. Cuando se anunció que yo iba a lanzar el cohete, me pasaron vídeos y se me ponían los pelos de punta, así que no quiero ni imaginar.
Pero algo habrá pensado, le habrán llamado del ayuntamiento...
Me llamaron de protocolo y me plantearon que si tenía cualquier duda, lo hiciera saber. Quedamos en hablar unos días antes. Ellos ya saben y adaptan el acceso para que sea lo más cómodo posible. Y yo espero poder ponerme de pie y aguantar ese momento. Estoy en un punto en que ya no soy capaz de desenvolverme solo y necesito ir agarrado, pero espero aguantar y que la manos me respondan. Y ser muy conciso, que si me pongo a hablar...
No le faltarán apoyos.
Es algo que he aprendido con la ELA, a pedir ayudar. Cuesta, pero al verte necesitado lo haces. Y si tengo a María al lado (su esposa, María Elorza), se que me sostendrá. Es un privilegio tenerla al lado, ahora 24 horas al día después de una vida en la que, por el trabajo, hemos hecho cosas de manera independiente. Es impagable.
Habla de emoción por vivir ese momento, ¿qué le dicen sus amigos?
Están contentos, saben que es un honor para mí y que hará más visible la enfermedad, que es lo que quiero. Y tendrá repercusión internacional. Personalmente he estado muchos años fuera y eso ayuda a que las raíces se fortalezcan. Echas en falta en varios momentos a amigos, a familia, estar donde has crecido. Por eso es especial y un honor y lo saben y se alegran.
Su empeño tras la enfermedad es ayudar al equipo de las personas que padecen ELA ¿Cómo va?
Puedo llegar a la gente y me gusta que no soy solo yo el que sale, sino también otros afectados, investigadores... Es importante que se conozca. Falta que los pasos legislativos se consoliden y lleguen a los afectados. Es verdad que hay mil causas y mil problemas por solucionar, pero espero que lo hagan lo más rápido posible porque la ELA no para y cada día perdemos a tres compañeros y sumamos a otros tres. Hacen falta recursos para investigar, y a ser posibles púbicos. Y ayudas, porque no puede ser que el 95% tengan problemas económicos para cubrir las necesidades. Lo que no se puede permitir es que compañeros decidan dejar este mundo porque sienten que son una carga económica.
Una camiseta con historia desde Orkoien
Unzué llega puntual a la cita para la foto en el escenario desde el que el día 6 de julio abrirá las fiestas de San Fermín. Sin la compañía por unos instantes de su mujer, María Elorza, pero con el empeño de que pueda verse bien la camiseta que ha elegido para lucir en la instantánea. Hasta pide ayuda para poder enseñar el mensaje que encierra, una “parada” a la ELA de un “portero” con cuerpo de toro, con el chupinazo y la plaza Consistorial de fondo. Una historia que ha unido a un grupo de ciclistas de Orkoien con los que solía salir en sus vacaciones en tierras navarras, Orkuci; a Mikel Urmeneta, el diseñador, y a las peñas de Pamplona, que colaboran en un festival benéfico de pelota organizado para el día 5 de julio. Todo a beneficio de Anela, la asociación navarra de enfermos de ELA. “Mis amigos querían ayudar y ha salido esto y es bonito”. Se puede adquirir en tiendas de deportes de Irabia y Zariquiegui.
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