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Turismo rural en Navarra: Valle de Egüés

El encanto de una zona de la Comunidad foral que permite un plan híbrido: visitar Pamplona sin renunciar a un buen paseo en mitad de la naturaleza

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Imagen de la balsa de Ezkoriz Zolina
  • Conocer Navarra
Actualizado el 03/02/2021 a las 10:02
Si buscamos un plan de vacaciones híbrido, en el que poder visitar Pamplona pero, al mismo tiempo, no queramos invertir muchas horas en desplazamientos para disfrutar de la naturaleza, el valle de Egüés puede ser una opción estupenda por su cercanía con la capital navarra, pues pertenece a la comarca geográfica de la Comarca de Pamplona (partido judicial de Aoiz y merindad de Sangüesa).
Egües es un valle verde que ocupa una superficie de 53,57 kilómetros cuadrados y limita al norte con Esteríbar, al oeste con Huarte, Pamplona y Burlada, al este con Lizoáin y al sur con Aranguren. Con capital en Sarriguren, su población asciende a 20.584 personas, según datos de 2017, y cuenta con 13 municipios y cinco señoríos: Echálaz, Amocáin, Eransus, Elizmendi y Egulbati.
El valle de Egüés destaca por la amplitud de sus espacios naturales, base de un importante entorno natural que se refleja en unos impresionantes paisajes, salpicados por una flora variada y los pueblos, que se diseminan y crean una red de caminos y senderos ideales para perderse en soledad o hacer unos bocadillos y pasar un día en familia o con amigos. En la página web del Ayuntamiento ofrecen información en profundidad sobre todas las rutas que se pueden realizar.
La geografía de Egües es ecléctica debido a los valles limítrofes. Por un lado, cuenta con el paisaje típico pirenaico en la zona más alejada de la capital, custodiada por las poblaciones de Sagaseta, Elía, Egulbati y Amocain, un entorno dominado por barrancos profundos como los de Egulbati y la regata de Elía, desde donde se puede contemplar el alto de Lacarri (1.046 metros), la mayor cima de todo el valle; por otro lado, entre los valles pirenaicos y los montes de Malkaitz, Mendizorrotz, Tangorri y Sariandi se eleva el valle en sí, dominado por las localidades de Alzuza, Azpa, Egüés, Elcano, Echálaz, Eransus, Ibiricu y Uztárroz, en un paisaje predominantemente llano atravesado por el río Urbi; por último, en la zona más cercana a Pamplona se sitúan los Llanos y los altos de Badostáin (590 metros) y el cerro de Aldabarren (535 metros), que marcan el límite con el vecino valle de Aranguren.
Entre la flora que podemos encontrar, destacan los hayedos y robledales en la zona pirenaica y especies más propias del sotobosque como el boj, el tojo o el brezo en las zonas más llanas. En el valle propiamente dicho, proliferan especies arbóreas en la cuenca del río Urbi puesto que el resto del terreno está dedicado a la explotación agrícola, aunque también encontramos fresnos, sauces y chopos. Los quejigos y las encinas, por último, se pueden ver en el Llano de Badostáin.
Los tres principales espacios naturales de Egüés son el paisaje protegido de Elía, que ocupa todo el término del concejo al que da nombre e incluye un núcleo urbano muy bien conservado; el paisaje protegido de Egulbati, antiguo señorío con una variedad única de ecosistemas; y la balsa de Ezcoriz-Zolina, que se sitúa a pocos kilómetros de Badostáin (se puede llegar dando un paseo) y constituye un espacio fundamental para aves acuáticas y migratorias.
El patrimonio histórico-religioso del valle de Egües incluye iglesias como la de San Esteban de Alzuza (siglo XII, alberga un retablo de estilo barroco), la iglesia de San Martín de Azpa (año 1200, reformada en el siglo XVI), el cementerio y la ermita Virgen del Camino de Badostáin, la iglesia de San Miguel de Badostáin (siglo XIII), la iglesia de San Martín de Egüés (siglo XIII) o la iglesia de San Bartolomé de Uztárroz (siglo XII, reformada en el XVI), entre otras. También merece la pena echar un vistazo a las estelas funerarias que hay en localidades como Alzuza, Elcano o Eransus.
En cuanto a la arquitectura civil, destacan varios palacios de armería como los de Egüés, Echálaz y Badostáin, entre otros, y edificaciones como la Casa Hogar del Misionero o Adamerena y las casas de La Abadía y Ezkonberrirena, en Alzuza; la Casa del 'sentao' o casa Muruzabal y la antigua 'Torre de Julio', ambas en Badostáin; el Conjunto Histórico de Echálaz, declarado Bien de Interés Cultural; el Palacio de Elcano; el Palacio Cabo de Armería de Gorráiz (en la actualidad, alberga un hotel-restaurante); las casas Mikeltorena, Oskaicena y Martitxena, en Ibiricu; y los señoríos de Egulbati y Echálaz.
Capítulo aparte merecen la Casa Museo Jorge Oteiza (Bernardinorena) y el Museo Jorge Oteiza, que por su peculiar aspecto se puede ver a gran distancia, enclavado en mitad del monte, cerca de la localidad de Alzuza. Es un espacio monográfico que contiene la colección personal del escultor Jorge Oteiza. En sus instalaciones pueden verse hasta 1690 esculturas, 2000 piezas de su obra experimental y decenas de de dibujos y collages, además de exposiciones temporales.
Además de Jorge Oteiza, el valle cuenta con dos ciudadanas ilustres como son las hermanas Josefa y Elisa Úriz Pi (la primera nacida en Badostáin en 1883 y la segunda en Tafalla en 1893, en el seno de una familia procedente de Badostáin), que vivieron la mayor parte de su vida entre Madrid y Cataluña antes de exiliarse tras la guerra civil. Son célebres por sus innovaciones pedagógicas durante la Restauración y la II República, su defensa de los derechos de la mujer y de la infancia y su compromiso contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Naturaleza, Historia y Arte se dan la mano en el valle de Egüés, una zona de Navarra quizá no tan conocida más allá de nuestras fronteras que, sin embargo, será la mejor opción para quien quiera disfrutar de Pamplona sin renunciar a un encantador paseo en un entorno natural privilegiado.
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