Mundial de Catar
Los argentinos en Pamplona, desatados
La plaza del Castillo se vistió de albiceleste este domingo 18 de diciembre tras la victoria de Argentina, un país que cuenta con 326 residentes empadronados en Navarra y con ilustres representantes del deporte que vibraron como solo ellos saben hacerlo
Actualizado el 19/12/2022 a las 09:13
Si hay una hinchada que vive el fútbol como si fuera lo más importante de la vida ésa es la argentina. Se vio en el escenario de la final del Mundial, donde la campeona estuvo arropada como si jugase en casa, se vio en la nación, que se lanzó a la calle, y se notó a pequeña escala, pero muy ruidosa, en Pamplona. La capital navarra se vio inundada de camisetas albicelestes, con el portero del Helvetia Juan Bar como gran protagonista de las celebraciones. 326 argentinos están empadronados en Navarra, pero la Albiceleste cuenta con miles de simpatizantes.

Juan Bar, internacional y olímpico con la albiceleste, salió a celebrarlo a lo grande al Casco Viejo de Pamplona junto a su pareja, Natalia Milagros, y a Daniela Natale y Daniela Moreno, también compatriotas en el Helvetia Anaitasuna pero de la División de Honor plata femenina . “No he sudado más en toda mi vida”, reconocía eufórico acerca de los nervios que pasó en la final de este domingo. El meta no olvidó al otro internacional argentino del equipo navarro de la Asobal, Nico Bonanno -de viaje a su país de origen- y, por ello, llevó la remera con el 77 de su compañero internacional, con el que en unos días iniciará la preparación de su Mundial.

También en el Gurpea Beti Onak Azparren Gestión, equipo de la máxima categoría del balonmano femenino nacional, se ha vivido con intensidad el Mundial debido a la presencia de tres argentinas: Mari de Uriarte y, especialmente, de las internacionales Maca Sans y Ayelén García. Ésta última, una auténtica fan de Messi y sus compañeros, vivió la final en Bilbao, en compañía de su pareja Juan Pablo Cañete, y sus compañeros de vestuario en el Balonmano Romo.

CHIMY DE CELEBRACIÓN
Osasuna cuenta en sus filas con Ezequiel Ávila, Chimy, un argentino de cuna que disfrutó con su círculo más cercano la consecución del título. El delantero rojillo es natural de Rosario, igual de Leo Messi. En los festejos del futbolista se lucieron varias camisetas del 10, elegido mejor jugador del Mundial. La alegría se desbordó con el gol de penalti que certificó el título.

También el atletismo navarro cuenta con representación argentina. Pablo Branchi, presidente del Grupompleo Pamplona Atlético, siguió la final preso de los nervios, junto a su mujer, Lorena, sus hijos, Augusto, que es lanzador de jabalina del equipo, y Sofía, y una amiga de ésta, Nahia.

Cuando al descanso Argentina vencía 2-0, en casa de los Branchi no se cantaba victoria todavía. La agonía final la soltaron cuando se vieron campeones. “Qué locura de partido. En los primeros 60 minutos, ha sido el mejor partido que vi de Argentina en mi vida. Ni con el Diego. pero después, qué carrusel de emociones... Se sufrió un montón”, acertaba a decir Pablo Branchi después de reconocer que había “llorado un rato”.
“Costó pero se tiene. Por fin... Se puede decir que Messi ya tiene la suya. Ya no hace falta comparar más a Messi y a Maradona, los dos son merecedores de esa copa. Estoy muy feliz”, añadía con voz entrecortada Augusto.
Los argentinos celebraron desatados una victoria que alegra a muchos millones de personas.