Incongruencias en el ámbito educativo
- María Díaz E.
El 14 de marzo del 2020 marcó un antes y un después en la educación. Desde entonces ser profes@r se ha convertido en una carrera de obstáculos que parece no tener fin. A pesar de haber quedado demostrado que los colegios no son foco de contagio, parece ser la diana más fácil a la que apuntar cuando se trata de tomar nuevas medidas visibles de cara a la ciudadanía.
El pasado viernes la noticia estaba en boca de toda la comunidad educativa. Los grupos “burbuja” de Infantil y Primaria no podrán juntarse en el recreo con el resto del alumnado del mismo curso. Llevamos dos cursos obedeciendo y acatando absolutamente todas las medidas, los protocolos y los cambios repentinos de normas sin poder opinar ni siquiera valorar la eficacia de las mismas pero ya vale. La persona o personas que han tomado esta decisión, están lejos de poder entender y mucho menos vivir lo que esto implica para el profesorado y alumnado. Comenzando con el profesorado, pocos trabajos, por no decir ninguno, privan a sus empleados de algún momento de descanso. Volveremos a ser nosotr@s quienes pidamos a los alumnos si podemos ir al servicio ya que en una jornada laboral realizando los recreos con nuestra “burbuja” no podremos tener ni 5 minutos para ello. ¿Y los alumnos? ¿Por qué ellos no pueden jugar con sus amigos y nosotr@s podemos irnos de cañas sin mascarilla? La pandemia ha traído muchas incongruencias pero esta tiene pódium.
Vienen al colegio junt@s, realizan extraescolares junt@s, celebran cumpleaños junt@s, comen junt@s... pero llegan a la gran “burbuja” llamada colegio y se acabó. ¿Qué pasa con aquell@s que tienen problemas en su clase? ¿Cómo afrontaríamos un trabajo en el que el ambiente no fuese bueno y ni en el descanso podríamos estar con personas de otro departamento? Ya está bien, los niñ@s respetan las normas mejor que los adultos y son ellos los que están pagando las consecuencias de las malas conductas de los más mayores.
María Díaz E.