El impulso de las nuevas ayudas europeas vinculadas a la eficiencia energética en viviendas está provocando un incremento sin precedentes en la demanda de certificados de eficiencia energética, un documento que desde 2013 se exige para poder alquilar y vender cualquier casa y con el que antes del 1 de enero 2025 deberán contar todos los edificios de uso residencial y terciario de la comunidad pero que a día de hoy ya resulta indispensable para poder optar a las subvenciones para mejorar la envolvente de las fachadas, cambiar ventanas y carpintería para conseguir mejores aislantes o renovar calderas, entre otras actuaciones de mejora de la eficiencia energética. No existe límite de renta para optar a las ayudas pero sí se exige una reducción de la demanda energética anual global de calefacción y refrigeración de al menos el 7%.
Con los precios de la energía disparados, el interés por la rehabilitación energética de inmuebles lleva tiempo ganando peso entre los propietarios y las ayudas europeas han terminado por cuadrar el círculo reavivando el interés por un trámite olvidado por muchos pero que ahora se exige para conseguir una subvención con la que se puede llegar a cubrir en algunos casos hasta el 70% de la inversión. Es precisamente esa exigencia, con la que se pone nota, de la A y la G, a edificios y viviendas en función de sus emisiones y consumo, y no tanto la repentina preocupación de los propietarios por una crisis climática que lleva tiempo entre nosotros y cada vez vemos más cerca, la que en buena medida explica el repunte de trabajo que están experimentando profesionales como Alberto Jiménez Tiberio, ingeniero de edificación, experto en eficiencia energética y termógrafo certificado, y que ya tiene también su reflejo en los números oficiales.
A cierre de 2022, el número de viviendas en edificios que contaba en Navarra con certificado energético (68.480) se había incrementado en más de 7.400, un 10% con respecto a 2021 y todo indica que la tendencia se mantendrá este año. De hecho, según explican desde la Dirección General de Industria, Energía y Proyectos Estratégicos para este ejercicio se cuenta con una partida presupuestaria de 200.000€ para poner a disposición de la ciudadanía un mecanismo para poder obtener la certificación de sus edificios aunque todavía no se dispone de una fecha concreta de cuándo estarán disponibles. Hay que tener en cuenta que aunque desde 2007 todos los edificios de nueva construcción deben incorporar la certificación, el grueso de las viviendas se encuentran en edificios construidos antes de esa fecha y quedarían todavía cientos de miles pendientes de certificar. Según los datos facilitados por Vivienda, a fecha de 4 de abril había en Navarra 358.928 viviendas de las que 241.377 son colectivas y 117.551 unifamiliares. Es decir, que si a cierre de 2022 eran 68.480 las viviendas certificados, hasta un 70% todavía tendría ese trámite pendiente.
Jiménez Tiberio, al frente de Arrebol Eficiencia Energética S. L. P., lleva más de una década dedicado en exclusiva al tema de la eficiencia energética y admite que la carga de trabajo es tan fuerte que está teniendo que buscar a gente con la que colaborar porque no da abasto. Realiza desde certificados energéticos a justificaciones de la parte energética de los proyectos de rehabilitación o de obra nueva además de ensayos o pruebas más específicas de hermeticidad, termografía y consultoría passivhaus. Asegura que la mayor demanda de certificados energéticos responde a los fondos Next que en el caso específico de las viviendas se están utilizando principalmente para cambios de ventana aunque, remarca, también se podrían utilizar para mejorar el aislamiento o instalar sistemas de ventilación con recuperación de calor. Lamenta que la mayoría de la gente les llame cuando la solución está decidida, es decir, “porque van a cambiar las ventanas y necesitan el papel (certificado) para optar a la subvención”, cuando considera que lo que deberían hacer es llamar primero a un técnico para que le haga un estudio con recomendaciones de mejora y a partir de ahí buscar las subvenciones disponibles para la solución que se decida. “Indica que seguimos viendo la certificación energética como un impuesto o un trámite más. Si cambiásemos un poco el chip las soluciones de mejora serían más eficientes”, razona. Con todo, la lluvia de millones europeos está consiguiendo que cada vez más propietarios y comunidades de vecinos se pongan a la cola de las reformas con la idea de aprovechar unas ayudas que no parece que vayan a repetirse y que como apunta Ramón Lakuntza, secretario técnico-gerente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Navarra hacen que cualquier intervención en eficiencia energética se rentabilice en muy pocos años.
FALTA DE MANO DE OBRA
El trabajo que queda por hacer es inmenso. No sólo porque la cifra de hogares certificados sigue siendo bajo y aún quedan varias decenas de miles de hogares sin certificar, sino porque aunque en el sector no faltan técnicos cualificados para elaborar certificados energéticos sí falta mano de obra para llevar a cabo todas las reformas necesarias para poner a punto, energéticamente hablando, un parque edificatorio viejo. “Se quiere que todo el parque de viviendas alcance en 2030 una calificación energética ‘B’ pero eso es imposible. Los técnicos estamos a tope, pero andan peor los que ejecutan la rehabilitación”, defiende Jiménez Tiberio. En la misma línea, Ramón Lakuntza, gerente del Colegio Oficial de Arquitectura Técnica de Navarra considera que es un objetivo “muy ambicioso y prácticamente imposible de cumplir. Todo lo construido antes de 1979 no tiene aislamiento y en los construidos entre esa fecha y 2006 es muy pobre. Empezó a mejorar a partir del Código Técnico, en 2007, y a día de hoy empezamos a tener una exigencia acorde con los tiempos”.
“Con una reforma se puede ahorrar hasta un 40% de energía”
Para Javier Arana Garro, socio fundador de MITARK Estudio de Arquitectura Técnica y con más de 25 años de experiencia en el sector, las iniciativas que se están tomando para incentivar las actuaciones de mejora de la eficiencia energética son buenas. “Nos falta mucho por hacer, pero cuando a la gente le das subvenciones y le ayudas se anima a actuar y estamos mejorando”. Considera que, además de las ayudas, la otra gran palanca está siendo el nivel de ahorro que se puede llegar a conseguir, de entre el 30 y el 40% con una reforma integral y aislamientos de fachadas y cubiertas. Recuerda que algunas subvenciones se condicionan a mejorar dos peldaños en la escala de eficiencia energética que implica ahorros de en torno al 20%.
CLAVES
1 Implantación progresiva. De ser una obligación para alquilar o vender un inmueble, ha pasado a ser un requisito obligatorio para optar a las ayudas por mejora de la eficiencia energética y en 2025 todos los edificios de uso residencial y terciario deberán tener el certificado registrado en el Registro público de certificados de Navarra.
2 Precios. La elevada competencia entre los profesionales que los redactan deja una horquilla de precios muy amplia que va desde los 60 a los 300€ aunque de media se pueden obtener por entre 100 y 150€.
Arquitectos e ingenieros dejarán de tener la exclusividad
La normativa vigente establece una reserva de actividad, de forma que sólo los ingenieros, ingenieros técnicos, arquitectos y arquitectos técnicos tienen capacidad para emitir los certificados energéticos. Sin embargo, se ha realizado una nueva propuesta de normativa que revisa los requisitos que deben exigirse a los técnicos competentes para certificar la eficiencia energética de los edificios que crea un Registro Administrativo Centralizado de Técnicos Competentes en dicha materia. El proyecto distingue entre dos tipos de certificados. Por un lado, los de obra terminada, que podrán firmar los profesionales de las ramas de arquitectura e ingeniería y, como novedad, los de otras titulaciones con una formación complementaria. Por el otro, los de proyecto, que mantienen la reserva para los profesionales de las ramas de arquitectura e ingeniería.