Obituarios
Merche Valencia Ollo, trabajadora de ‘Carolina’ en Pamplona

- Maialen Aguinaga
Cuando una amiga se va, queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Esta canción interpretada por Alberto Cortez podemos aplicarla a nuestra amiga Merche Valencia Ollo, adaptándola al género femenino.
Si hoy se valora tanto a la mujer en el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sus amistades y compañeras de trabajo queremos destacar la personalidad y memoria de esta amiga de Zizur Mayor, donde ha vivido con su marido e hijos desde hace muchos años. Aunque oriunda de Villava, donde era cofrade de la Trinidad de Arre, nuestra amiga Merche era muy conocida en Zizur y querida por cuantos tuvieron la suerte de tratarla. Su fallecimiento a una edad aún relativamente joven, tras una progresiva enfermedad degenerativa en menos de dos años, nos ha dejado un sabor agridulce: agrio por su ausencia entre nosotros y dulce porque era una mujer que se implicaba en cualquier lugar donde pudiera sentirse útil y sin que nadie se lo pidiera. Su disponibilidad era uno de los rasgos dominantes de su personalidad. Sabía adelantarse y no buscaba agradecimiento. Podría contar anécdotas en este sentido.
Merche atraía por su vitalidad, su empatía y su alegría. Era dinámica y deportista. A diario iba andando desde Zizur Mayor a Carolina, muy apreciada tienda de ropa de niños en la plaza del Vínculo. En la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza colaboraba en los distintos servicios tanto materiales como la limpieza semanal, pasar la bolsa de la colecta, etc, a los más espirituales como la hora eucarística de los jueves o la adoración nocturna mensual a la que nunca faltaba. Así se entendía su intensa actividad externa desde la atención a su familia (marido, hijos y nietas) a la entrega ilusionada a su trabajo. Contemplación y acción se armonizaban perfectamente en su vida. Así lograba un equilibrio emocional y de aceptación de las dificultades de la vida que no le faltaron y, finalmente, de su penosa enfermedad, en los últimos meses de vida. Una imagen familiar era verla en Zizur en su silla de ruedas llevada por su fiel marido Miguel Ángel. Una pareja muy querida en Zizur Urbanización.
Sus compañeras de trabajo en la tienda Carolina se hacen eco de las cualidades mencionadas. Recojo sus palabras. “Hablan los sentimientos. Merche, siempre dispuesta, alegre, con la sonrisa bien pintada, el rebocillo que decía ella. Llegando a todo, disfrutando de todo porque todo lo hacía de corazón, un corazón tan grande y empático que no había necesidad que le fuese ajena y se involucrase en ella, su profunda creencia le otorgaba esa fuerza que transmitía alrededor. Tuvimos la suerte de conocerla, quererla, de mucho compartir, nos hizo más ligeras las penas y dobló nuestras alegrías. Su esencia ha calado en nuestro corazón para siempre. Una lección de vida y de principios. Compañera, amiga, no falta quien nunca se fue.... siempre con nosotras”.
La autora es amiga de la fallecida, escribe en representación de sus amistades de Zizur Mayor y compañeras de trabajo.