Recetas que no pueden faltar en una recena
Ensaladilla, espaguetis, pizza... clásicos para terminar una gran noche

Echo de menos salir de fiesta. Mucho. Con un año de pandemia a mis espaldas puedo finalmente decirlo con seguridad. Es, sin duda, lo que más añoro. Darnos abrazos y besos está bien. Viajar mola. Estar más de cuatro en una mesa de restaurante es genial. Salir a bailar con tus amigos es otro rollo. Echo de menos las multitudes, que me pisen en la pista de baile, que me tiren el cubata encima. Echo de menos tener que tapar con la mano la copa para que no le caigan gotas de condensación del techo. Echo de menos las rondas de chupitos, las carcajadas tapadas por la música a todo volumen, las canciones cantadas a pleno pulmón, la exaltación de la amistad y esa sensación de inmortalidad. Echo de menos hacer cola para entrar a garitos con el aforo más que sobrepasado, hacer cola para llegar a la barra, hacer cola para hacer pis. Echo de menos las conversaciones con desconocidas en el baño, compartir con ellas canciones, rímel, confidencias y hasta cubata. Y verles las caras enteras, sin mascarilla. Y echo de menos las recenas. Mucho. Que la noche se te quede tan corta que necesites alargarla comiendo un kebab, una pizza, una bolsa de patatas... cualquier cosa. Pero con tus amigos, con los supervivientes de la noche, con ese al que le han robado el abrigo, el que no puede mantenerse en pie y el que todavía lleva una copa en la mano. Necesito que vuelvan esas noches porque nos están robando demasiadas carcajadas. Echo de menos llegar a casa con dolor de pies, con los zapatos en la mano, con el rímel corrido y con agujetas de tanto reírme. Y saquear la nevera con risa floja. Y mirar las fotos de la noche en el móvil y pensar que probablemente en ese preciso instante no haya nadie en el mundo más feliz que yo. Comiendo esa ensaladilla que sabe mejor que nunca mientras se hacen los espaguetis, o la pizza. Clásicos obligados en una recena profesional. Cómo echo de menos nuestra vida. Cómo os echo de menos, amigos.
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