FAMILIA
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Anna Frank en zapatillas
Una vez más, la realidad supera, y ampliamente, a la ficción
Actualizada 21/03/2020 a las 10:01
He empezado a escribir un diario como el de Anna Frank. Como esas páginas que me fascinaron a los 15 años, cuando devoré las confidencias escritas por una chica judía de mi edad. Me parecía imposible que alguien, o sea ella, su familia y otros amigos, pudieran vivir dos años y medio confinados en un altillo de Amsterdam. Escondidos tras la puerta de un armario, al que solo accedían los empleados del negocio que les abastecían de comida y les levantaban la moral cuando se venían abajo. Los confin
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