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EH Bildu y su juego macabro

Avatar del Editorial DN Editorial DN16/05/2023
El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha anunciado este martes por sorpresa que los siete etarras con delitos de sangre que van en las listas de la coalición abertzale no tomarán posesión de sus cargos tras el 28-M. Uno de ellos, Juan Carlos Arriaga Martínez, en la candidatura de Berrioplano, fue condenado a 29 años de cárcel por complicidad en el asesinato en 1984 de Jesús Alcocer Jiménez. Habría que recordar que la presencia de 44 condenados por terrorismo no es un error de EH Bildu a la hora de confeccionar las listas electorales, es una decisión meditada y reivindicativa de un pasado de triste recuerdo, y que ahora, años después, son aupados y recompensados como héroes. Oír a Otegi decir que están siendo objeto de una “inaceptable campaña de acoso y derribo”, presentándose como las víctimas, muestra lo lejos que todavía está la izquierda abertzale de los parámetros democráticos de la inmensa mayoría. No hay que olvidar que hay otros 37 nombres que concurren a las elecciones del 28-M con un pasado terrorista, una demostración de que Bildu no solo no rechaza la violencia, sino que valora a quienes la ejercieron. Por eso, si ahora han optado por dar un paso atrás, no se debe a ninguna convicción de tipo moral, obedece a un interés electoral, para evitar dañar a la coalición y dar un respiro al Partido Socialista de Pedro Sánchez, incapaz de adoptar una posición clara frente a la inmoralidad que supone la inclusión de condenados de ETA en las candidaturas. Tampoco la presidenta María Chivite ha ido más allá de recordarnos que no le gustaba la presencia de condenados y valorar como “positiva” la renuncia de la izquierda abertzale. Esta falta de compromiso al renunciar a criticar, con dureza al menos, el comportamiento de EH Bildu manifiesta la deriva del proyecto socialista, que coloca a Bildu como un grupo más con el que poder asegurar la gobernabilidad del país, legitimándole sin haberle exigido lo básico, la condena de más de 40 años de asesinatos y terror. A dos semanas de las elecciones, ni Sánchez ni Chivite renuncian a pactar con el partido de Otegi, aunque la presidenta navarra exprese su deseo de no querer depender de votos externos.
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