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"Vía libre al mayo electoral: ¿quién prometió qué hace cuatro años?"

Avatar del Jose Miguel Iriberri Jose Miguel Iriberri17/03/2023
Como en Madrid, pero a escala reducida, aquí también los socios ejecutivos y presupuestarios del Gobierno foral encaran las elecciones con un teatrillo de marionetas, haciendo como que sueltan lazos para mostrarse luego con pinta de recién nacidos al empezar la campaña. Todos van por ahí, a distanciarse sin perderse de vista, unos menos, otros más y el PSN mucho más, porque siente ahora como un lastre lo que ha disfrutado como un alivio durante toda la legislatura. No obstante, el poder bien merece arrinconar las contradicciones, por muy sonadas que sean. Los partidos de la coalición intercambiarán pellizcos de efectos calculados. Y pintarán líneas rojas, pero con fecha de caducidad para cuando toque borrarlas. Juegos florales, si se compara con los garrotazos que se están dando los asociados en el Congreso.
¿Quién prometió qué hace cuatro años? Advertía Pla que “el olvido es la pasión más duradera.” Los dirigentes del PSN le dan la razón. Van de viajeros preferentes en el tren que Sánchez conduce a capricho, olvidando apasionadamente lo necesario por el poder y para el poder. Es el mismo olvido del PSN aquí, cuando pide por la mañana que Bildu deje de blanquear el pasado de ETA y por la tarde blanqueando ellos a Bildu para procurarse, todos, una gratificante estancia parlamentaria. En la maniobra de balances, a Bildu le ha bastado con recordarle a Chivite que ellos (el grupo que no condena el terrorismo, de qué va a condenarlo) han sido decisivos para la acción del Gobierno y que “lo van a ser todavía más” para diseñar una alternativa a la derecha. Si en UPN esperaban castañazos entre los partidos del marco gubernamental, ya pueden ir poniéndose otra película. Igual que Bildu, también el PSN espera seguir siendo decisivo -y desde la presidencia del Gobierno-, con el mismo ánimo de formar “la alternativa a la derecha”. Ya avisaron que el cambio ha venido para quedarse. No habrá tormenta de precampaña. Apenas una nubosidad variable. Pasar a mayores sería ridículo. La coalición, empezando por Geroa Bai, se ha entendido mejor, posiblemente, de lo que imaginaron al mirarse a la cara los consejeros en la primera sesión del Gobierno. En mayo sumarán cuatro años de experiencia y la voluntad de procurarse otros cuatro más. De momento.
Chivite y el PSN siguen la senda marcada por el PSOE. Sánchez acaba de confirmar que ya le gustaría presidir un gobierno monocolor, cómo no, aunque estará contento con otro de coalición. La pasión del olvido, nuevamente. Le iba a quitar el sueño Podemos, pero ha dormido con ellos -y con ERC, Bildu y lo que le echen- a pierna suelta. Tan apaciblemente dormía, que parecía el anuncio de una marca de colchones. Y ahora se lían a golpes con proyectos de ley, pero con la calculadora electoral en mano, sin pensar en el interés que esas leyes puedan tener para los ciudadanos, ni la urgencia de las mismas, como en el catastrófico retraso de la reforma de la ley del “solo sí es sí”. De rupturas, ni hablar. Lo tienen claro: como en el poder, en ninguna parte. Y a intentar repetir la coalición. Eso, desde luego, si las urnas dan los votos necesarios y en las proporciones adecuadas. Porque llegado mayo serán los electores los encargados de valorar las posibles fórmulas de gobierno, visto lo visto y ahora que ya se sabe quién es quién. Y sobre todo, con quién.
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