Cursos Europeos de Verano
Pablo Zalba: “Los populismos aprovechan el coste social de la transición verde para crecer”
Ex eurodiputado y actual socio director del EU Policy Center en Deloitte, Pablo Zalba ha sido comisario del foro diseñado como “espacio de reflexión sosegada” sobre la actualidad europea

Actualizado el 28/08/2022 a las 11:20
A lo largo de las tres jornadas en las que se han desarrollado los IV Cursos Europeos de Verano, diferentes expertos han pasado esta semana por el Colegio de Médicos en Pamplona para hablar de los temas más candentes de la actualidad continental. Sobre los hombros de Pablo Zalba Bidegain (Pamplona, 1975) ha recaído la responsabilidad de asumir el comisariado del evento, un papel que ha cumplido, según agradece, con el apoyo de un amplio equipo.
Han sido tres días muy intensos. ¿Qué balance hace?
Muy positivo porque se ha conseguido poner el foco en los temas candentes de la Unión Europea en el contexto actual. Se precisaba más que nunca un debate sosegado como el que hemos tenido estos días. El hecho de que sea agosto y no estemos todavía inmersos en la en la vorágine del otoño y del invierno permite que abordemos estos debates tan necesarios.
En la mesa sobre política monetaria, se habló de apretarse el cinturón. ¿Serán muchos agujeros?
Esa fue una de las de las conclusiones. Estamos muy contento económico muy complejo. Los últimos datos que hemos conocido no son alentadores, pero todavía tenemos unas tasas de desempleo que, aunque podrían ser mejores, no son comparables con otros contextos de dificultad económica. Es verdad que la inflación está desbocada en países como España, algo que afecta mucho más a aquellas personas más vulnerables. Hay que controlarla sin provocar una recesión como dijeron ambas subgobernadoras tanto de Francia como de España.
El problema con la inflación se exacerbó tras la guerra en Ucrania. ¿Logrará la UE mantener la acción política si las cosas vienen mal dadas este invierno?
Espero que sí. Las dos últimas crisis han demostrado que el proyecto europeo se engrandece ante las dificultades. Este invierno va a ser muy complejo y espero que sigamos esa estela de engrandecer el proyecto europeo durante las crisis si finalmente es el caso. Hay que seguir avanzando en la tan necesaria unión energética con más conexiones y en la diversificación geográfica de los suministros.
Rusia está utilizando el gas como un arma contra Europa. ¿Hasta qué punto está dispuesta la ciudadanía a hacer sacrificios?
Creo que estamos abocados a hacerlos, tal como dijo el presidente Macron al hablar sobre el fin de la abundancia. Tenemos que aprender a optimizar los recursos y hacer una reflexión sobre la sostenibilidad del planeta. Hay que dejar de desperdiciar los recursos naturales y el actual contexto es una oportunidad para hacer un reseteo.
Pero Alemania está quemando otra vez carbón ante la escasez de gas. ¿La realidad se impone a los objetivos del pacto verde?
Tenemos que ser conscientes de que la transición verde debe ser gradual y no se puede pasar de cero a diez. Los más vulnerables pueden verse afectados por una transición excesivamente rápida.
Otro de los efectos de la guerra en Ucrania es el aumento de las olas migratoria por la falta de grano en África. ¿Preocupado?
Debemos abordar las cuestiones migratorias desde una perspectiva amplia. A raíz de los problemas de suministro, va a ser necesario hacer una modulación de la globalización, es decir, conseguir unas cadenas de suministro más resilientes a través de la diversificación. En mi opinión, África está llamada a jugar ahí un papel clave. Hay que dar a los habitantes de África oportunidades de futuro para que puedan quedarse en sus hogares. Son países con un gran talento joven del que no somos conscientes.
El problema de las migraciones es uno de los combustibles para el populismo. ¿Lo es también el negacionismo del cambio climático?
Cualquiera que viva en Europa, ya sea en una ciudad española, alemana o de cualquier otro país europeo, se da cuenta que estamos sufriendo una persistente sequía y largas olas de calor. Ser negacionista hoy en día es absurdo. Los partidos que alimentan ese negacionismo se aprovechan de los costes que la transición energética y sostenible tiene en el corto plazo en la población más vulnerable.
Los sondeos dicen que Fratelli es el partido favorito en las próximas elecciones italianas. ¿Y si gana?
No sabemos lo que va a pasar. Espero que no gane y, si lo hace, que no tengan mayoría suficiente para materializar todo su programa completo. En ese sentido, otros partidos más moderados pueden mitigar las medidas más radicales. Tenemos que hacer una reflexión de por qué se produce ese desencanto con los con los partidos moderados.
¿Puede ser que falta más alma y corazón en la Unión Europea?
La crisis de la covid escenificó que la unión hace la fuerza gracias a cuestiones como la provisión de vacunas o los fondos Next Generation. La Unión Europea tiene alma y corazón, aunque cuesta que la ciudadanía cambie sus percepciones. Uno de los objetivos de este de estos cursos de verano es trasladar los efectos beneficiosos de la unión en el día a día de la gente.
Pero lo cierto es que donde más ha avanzado la UE ha sido en las cuestiones más pedestres, como moneda, comercio y economía. ¿No demuestra eso una alianza basada en la conveniencia?
Millones de europeos, incluido yo, hemos tenido la oportunidad de estudiar fuera de sus países gracias a Erasmus. No tenemos que auto fustigar tanto. Hay una nueva generación de jóvenes que asumen el proyecto europeo con una naturalidad mucho mayor. Probablemente Erasmus habrá sido unos programas que más ha ayudado la cohesión europea, porque todos los estudiantes tienen amigos por toda Europa e incluso muchos se han casado con personas de otras nacionalidades.
Sin embargo, a la hora de la verdad, prevalecen los intereses nacionales. ¿Qué dice del veto francés al gaseoducto para conectar a España con el resto de Europa?
La política está para resolver este tipo de cuestiones. Gobernar no es fácil y debe hacerse mediante la persuasión y la negociación. Espero que el Gobierno de España y también obviamente la Comisión Europea sean capaces de convencer a Francia de la importancia de ese gasoducto.