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Suceso

El fallecido en Berroeta: más de un cuarto de siglo como guarda en Quinto Real

Antonio Maritorena Iturralde, vecino de Gartzain, estaba casado y tenía dos hijos y una hija

Ampliar Antonio Maritorena Iturralde, en una imagen de 2017.
Antonio Maritorena Iturralde, en una imagen de 2017Eduardo buxens (archivo)
Actualizado el 09/06/2023 a las 19:39
Antonio Maritorena Iturralde tenía 67 años y vivía en Gartzain. Estaba casado, tenía dos hijos y una hija y era abuelo. Natural de Berroeta, fue durante más de un cuarto de siglo guarda en Quinto Real. "Esto para mí no es esfuerzo, el monte es vida. Creo que tendría que vivir 150 años", contaba a este periódico en una entrevista en febrero de 2017. Fue el guarda de este bosque de Erro y Baztan, en la misma muga con Francia, desde abril de 1993 hasta su jubilación. Antes, había trabajado para Construcciones Mariaezcurrena y después estuvo ocho años como transportista de ganado autónomo. 
Maritorena nació hace 67 años en casa Gamioa de Berroeta. Eran seis hermanos, dos de los cuales aún viven en la localidad, mientras que los demás residen en Sunbilla, Aniz y Urroz de Santesteban. Aunque él vivía en Gartzain, solía acudir a Berroeta, donde era miembro de la sociedad. En esta localidad baztanesa de unos 120 habitante, la muerte de Maritorena fue muy sentida. "Era muy trabajador, siempre dispuesto, era muy buena gente", contaba un vecino. 
Durante toda su vida fue un gran amante del monte. En 1993,  en cuanto obtuvo la plaza de guarda en Quinto Real y se marchó a vivir a una de las casas de Olaberri junto con su esposa y los dos hijos que el matrimonio tenía entonces, se recorrió todo el término de 'Quinto' en compañía de una bióloga contratada por la mancomunidad. "Ya me conozco cada rincón, aunque haya niebla", expresaba en otro reportaje publicado por este periódico en noviembre de 1993. Maritorena mantenía su amor por el monte. Y desde hace unos años, era un gran aficionado a la bicicleta. Concretamente, desde 2015, cuando los médicos le recomendaron pedalear y un hijo suyo, amante de las dos ruedas, le regaló una bici. "El primer año ya fui de Gartzain hasta el cabo de Finisterre. Cualquier tarde voy al puerto de Izpegi o a Belate", destacaba en la entrevista de 2017. 
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