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Inundaciones

"Parecía que se caía el cielo"

Un coche desplazado 300 metros por la furia de la corriente, lunas rotas en un comercio, presas destrozadas y vecinos abandonando sus casas por un balcón trazaron una secuencia de escenas en una madrugada para llorar en Bera

Ampliar Embarrados por la crecida de la regata Zia, enseres y útiles colocados en una vivienda afectada
El sacerdote David Galarza se unió al contingente de limpieza en la calle LegiaJosé Carlos Cordovilla
Actualizado el 20/05/2023 a las 23:37
Sin necesidad de despertador, un tiempo enrabietado sobresaltó a Bera cuando dormía. El sonido de la lluvia torrencial, ampliflicado por truenos, - “parecía que se estaba cayendo el cielo encima”- desveló a varios vecinos. Txomin Elgorriaga, técnico de la Mancomunidad de Residuos de Bortiziriak, se asomó al balcón. Recibió el saludo del diluvio. “¡La que está cayendo!”. Cansado, regresó a la cama.
El duermevela estuvo salpicado de una doble sensación de impotencia y tristeza al ver las calles de Altzate, Ilekueta, Kanttonberri y Legia convertidas en una prolongación de la regata Zia desbordada. Con el amanecer, el agua dejó su huella con la formación de un inmenso lodazal y los rastros de una noche para llorar. Txomin Elgorriaga estuvo acarreando, junto a un nutrido grupo de voluntarios, enseres y materiales embarrados en los bajos del número 23 de la calle Eztegara, también conocido como edificio Errekalde, por acoger en sus bajos el establecimiento hostelero del mismo nombre. “Por suerte no hemos sido muy afectados. Tenemos toda la instalación abajo y ahí sí ha entrado el agua. Ahí están los congeladores, que son enormes y estaban dados la vuelta”, comentó Jaoine Lazkano Etxeberria, una de las regentes de Errekalde Ostatua. Los restos inservibles acabaron acumulados en un contenedor, compartido con el colegio público Ricardo Baroja, donde el agua llegó a colarse en el sótano y almacenes. “No habrá ningún problema el lunes (por mañana) para el funcionamiento normal de las clases, indicó el conserje, Mikel Zubieta.

Sociedad Gure Txokoa | Un coche acabó en su jardín, arrastrado 300 metros por la regata Zia

En una de las esquinas del solar que alberga el edificio de la Sociedad Gure Txokoa, frente al puente de Kanttoberri, un turismo con la carrocería golpeada concitaba la atención de medios de comunicación y viandantes. “Lo ha arrastrado la regata 300 metros”. El comentario brotó en un receso de la actividad de limpieza a la que se sumaron Igor Telletxea Irazoki, Ángel Pombar Sáinz y Fede Fernández Rodríguez y tantos otros socios de la entidad, tan pronto como comenzaron a repicar los mensajes de Wahtsapp. Dentro de la sociedad, “frigoríficos y mesas, que pesan lo suyo” aparecieron flotando. Manos voluntarias trataban de recuperar el estado de la estancia.

Zapatería Oinatz | “Una ola ha roto las dos lunas del escaparate”

Itziar Fagoaga no pudo reprimir la emoción al relatar el balance de daños sufrido: “Una ola ha golpeado y roto las lunas del escaparate. Zapatos flotando, impresoras dañadas, muebles de madera...”. Con diez años en el negocio, seis de ellos en su actual emplazamiento, lamentaba la mala suerte después de tres años de infortunio por la pandemia y la crisis derivada de la guerra. “Llevábamos tres años sin poder remontar y ahora nos toca esto”, señalaba con la voz entrecortada.

Katea Bike | 50 centímetros de agua en dos bajeras

“Ha salido la regata por detrás y nos ha inundado las dos bajeras, donde había bicis y ruedas. El agua habrá llegado a unos 40 o 50 centímetros. En Kanttonberri, donde tenemos la tienda y el taller nos ha cogido unos 10 centímetros de agua. En esa calle sí que ha habido daños”, observaba José Miguel Irigoien García, Txarandaka.

Voluntarios en Kanttonberri | “Nos ha cogido por sorpresa. Ha sido como un diluvio”

“La gente siempre responde en estos casos. He dormido poco y he sentido a la gente cómo se movía en la calle”. José Antonio Maritorena Irigoien y Fernando Gómez Colina ofrecieron sus manos, como tantos otros, para ayudar a los más damnificados. “Ha sido una sorpresa. Parecía el diluvio”.

Barrio Illekueta | “Hemos tenido que salir de casa por el balcón”

En la calle Illekueta, Lourdes Balda Telletxea vio acercarse el agua a su casa, separada de la regata Zia por la carretera que desciende de Lizuniaga: “Bajaba como un río. Le llamé a mi marido y el río no paraba de subir. Había hasta peces en la carretera. Tuvimos que salir por el balcón de la parte de atrás”.

Carnicería Pagola | Toda la familia con la fregona desde las seis de la mañana

Itziar Pagola Iturralde se mostraba tranquila dentro de la delicada situación. “Hemos tenido mucha suerte. Ha entrado unos diez centímetros de agua y la cámara funciona. Podremos abrir el lunes. Estamos desde las seis de mañana toda la familia echando una mano con la fregona y las escobas. Igual habría unos diez coches aparcados en la plaza (Altzate) que los ha movido el agua”.

Calle Legia, 36-40 | “¡Koro, Fernando, inundación!”

“Nos despertaron a las cuatro de la mañana: ¡Koro, Fernando, inundación!”. Fue saltar de la cama, descender a todo correr a la planta baja de la calle Legia 36, 38 y 40, donde viven las familias de los tres hermanos, y ver convertido su jardín en una inmesa balsa de agua. “Había un metro de altura. En ese momento no podíamos hacer nada porque seguía lloviendo y bajando agua por la regata”. El relato del amanecer de Koro Artieda Irazoki encadenó capítulos de una noche de intentos frustrados para poner a salvo materiales. “Dos de los tres coches los hemos podido sacar, pero el tercero está jibado del todo”. La crecida de este sábado le devolvió al 26 de agosto de 1983, cuando Bera sufrió una inundación más grave. “El taller que era de mi padre estaba lleno de madera y herramientas, que estaban mal. Hicimos hace año y medio un txoko y el agua ha entrado hasta el horno”. Justo en la víspera, bajo un sol de bendición, pudo disfrutar con los pequeños de la familia del jardín bien cuidado. El aguacero borró su estética. “Fíjate como está. Ha arrasado con todo lo que ha podido”, lamentaba.

Calle Legia | El párroco tirando de pala entre voluntarios

Identificado por su alzacuellos, David Galarza, párroco en Bera, tiró este sábado de pala como uno más en el contingente de voluntarios que ayudó a limpiar la calle Legia. “Aquí estamos todos los vecinos,bomberos... El cura es uno más. ¡Solo faltaba!”. Hizo un pequeño balance de daños: “Ha entrado en la iglesia de Altzate, pero ya está limpia y también en la iglesia de la residencia. En el colegio diocesano, el del Sagrado Corazón, se ha inundado el campo de fútbol”.

Farmacia Lasarte Goya | “La farmacia tiene que estar impecable para poder abrir”

“Todo el género estaba flotando. Imposible poder abrir el lunes. Estamos hablando de medicamentos y para abrir tiene que estar impecable”, señaló su titular, Amalia Lasarte Goya.

Barrio Iturlandeta | El agua ha destrozado la presa

“El agua ha destrozado la presa” en el barrio de Iturlandeta. “El muro del otro lado ha protegido mi casa”, aseguraba Maite De Arriba Bolliáin. Según dijo, la calle Errotazar acabó también inundada.
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