Un periplo que comenzó el 6 de marzo de 2003, hace la friolera de 20 años. Dos décadas intentando solventar un problema que, está visto, todavía sigue coleando en el barrio de
San Jorge de
Pamplona. Fue en aquel momento cuando, por primera vez, se empezó a hablar de la necesidad de
mejorar las comunicaciones entre el polígono de Landaben con el norte de la ciudad a lo largo del valle del Arga,
creando itinerarios alternativos que evitaran la obligación de pasar por el nudo de este sector urbano.
Fueron pasando los años y hasta 2019, cuando un grupo de vecinos tomaron las riendas de manera férrea, denunciando la nula atención institucional al problema de tráfico y movilidad que venían padeciendo. Las rampas de los pasos subterráneos no eran, ni por asomo, la mejor de las respuestas que buscaban en San Jorge.
A partir de ahí, fueron incrementando peticiones, movilizaciones y diversas actividades, siempre con idéntico objetivo: obtener una solución que a día de hoy sigue sin llegar.
Es por ello que, cansados de no lograr "nada", la plataforma vecinal del barrio ha organizado una serie de actos para que la movilización sea carta de cambio con los representantes municipales del Ayuntamiento de Pamplona.
Así las cosas, este lunes 20 de marzo se ha programado una charla en el civivox de San Jorge sobre movilidad y urbanismo. El martes 21 (19 horas) habrá una mesa redonda con representantes de los grupos municipales, el miércoles 22 se ha convocado una manifestación y el jueves 23 se celebrará una asamblea vecinal (19 horas).
Eso además de una campaña de carteles reivindicativos colocados en ventanas y balcones que lleva semanas en activo. "Sabemos que no es fácil, pero necesitamos una solución integral y segura para el barrio, para sus vecinos", expresan al tiempo que solicitan la reducción del tráfico (40.000 coches diarios), ruido y contaminación. "Queremos un paso seguro en superficie", insisten desde el colectivo vecinal.
ALTERNATIVAS SOBRE PAPEL
En cuanto a las posibles soluciones, recordemos que planteaban un par: Según el documento oficial, tendría una longitud de soterramiento de 438 metros, de manera que el paso inferior finalizaría antes del antes del actual paso bajo las vías del ferrocarril.
En el caso de la solución 2, la longitud del soterramiento sería algo mayor (559 metros) y establece la desaparición del actual pasillo ferroviario y su conversión en una avenida urbana. Esta opción permitiría una plena permeabilidad transversal de la avenida de Navarra.