Diario de Navarra ha realizado durante toda esta semana el balance de la legislatura en Fiscalidad y gasto público por medio de artículos, opiniones de expertos, infografías, foros de debate y opinión. A continuación se plasman las principales propuestas que el periódico hace suyas respecto a los retos que se deberían abordar para garantizar un clima fiscal favorable.
Navarra ha perdido gran parte de su tradicional atractivo fiscal, según los estudios que realizan todos los años entidades como el Consejo General de España y otras más. Tras la
notable alza impositiva en la legislatura 2015-19, algunas
mejoras en IRPF y Sociedades en la actual legislatura 2019-23 no han compensado el hecho de que otras comunidades son hoy mucho más atractivas para familias y empresas. De hecho, en los últimos años los expertos hablan de un
claro proceso de marcha de grandes patrimonios, y también de sedes sociales de empresas por razones fiscales.
Navarra goza de una
amplia autonomía fiscal, fruto del
Amejoramiento, lo que le permite definir sus impuestos siempre que la presión fiscal efectiva sea similar a la del conjunto de España. Navarra debe plantearse usar de forma decidida esta capacidad fiscal para generar precisamente un entorno favorable, tanto para los ciudadanos como para las empresas como generadoras de empleo. Nuestra Comunidad requiere
retener y atraer talento. Definir estos objetivos estratégicos debiera ser objeto de un amplio consenso.
3. Política fiscal competitiva
Suena paradójico que teniendo gobiernos con composición política parecida y autonomía fiscal, el País Vasco y Navarra hayan optado por soluciones fiscales muy diferentes y que casi siempre son mucho más atractivas para ciudadanos y empresas en el caso vecino del País Vasco. Navarra debe tener una política fiscal competitiva con sus vecinos, que dé la vuelta a la marcha de empresas y grandes patrimonios por razones fiscales, porque esto sólo sirve para empobrecer a la Comunidad foral. Ello pasa por crear un ecosistema que sea percibido por el mundo empresarial como estable, seguro y sin vaivenes. Incluye crear un sistema coherente y no lleno de parches como el actual. Por eso se exige repensar el sistema fiscal de forma global para que sea coherente y competitivo. Tanto en el impuesto de la Renta como en el de Sociedades (hoy con los tipos marginales más altos del país). Para que den respuesta a retos como la atracción del talento o el demográfico con medidas específicas. Los expertos abogan por reducir o eliminar figuras impositivas polémicas como Patrimonio o Sucesiones para aumentar el atractivo de la Comunidad foral.
4. Combatir el fraude fiscal
La persecución del fraude fiscal debe ser una prioridad obligada de las administraciones, también por justicia social. Quien defrauda no sólo deja de cumplir con una obligación como ciudadano, sino que recarga al resto de los contribuyentes que deben hacerse cargo de los fondos que la Administración no ingresa por este motivo. Por eso, generar conciencia fiscal entre los ciudadanos sigue siendo un objetivo claro.
5. Sostener el gasto público
La finalidad de los impuestos es financiar el gasto público y con ello los servicios básicos. En el caso del
Gobierno de Navarra se centran en Sanidad y Educación (que representan un 38% del total de los Presupuestos), pero hay que hacer frente además a los Servicios Sociales, Vivienda, Infraestructuras, Policía Foral y Bomberos, Cultura, Deporte, etc. El gasto público es un elemento esencial en la redistribución de la riqueza puesto que, en principio, quienes más ingresan son quienes pagan más impuestos directos, que son progresivos.
6. Medir la eficiencia del gasto
El presupuesto del Gobierno de Navarra ha crecido en un 25% en esta legislatura (más de 1.000 millones) y
el número de funcionarios ha pasado de 24.000 a 29.000. Un volumen tan importante que no ha ido acompasado por una percepción social paralela de mejora de los servicios públicos. Hace falta centrar el debate en la eficiencia del gasto y no sólo en la cuantía, partiendo para ello de un diagnóstico que nos falta. Lo que se no mide no se puede mejorar. No existen suficientes incentivos para ello en una Administración que
prima el satisfacer necesidades a corto plazo sin un análisis serio sobre sus consecuencias. La
Cámara de Comptos se considera un control independiente y esencial para mejorar en este terreno.
El gasto público debe tener en cuenta la necesidad de priorizar el
uso de los recursos, que no son infinitos. Por ello, la prudencia y responsabilidad deben guiar la actuación de los gestores públicos. Introducir en la agenda política objetivos que superan el horizonte de una legislatura es esencial. Entre ellos, el envejecimiento, la
despoblación, el
cambio climático y la
sostenibilidad. Sin olvidar la lucha contra la desigualdad.
8. Primar el buen desempeño
Todos los expertos coinciden en la carencia de incentivos hoy en el trabajo de los funcionarios y en especial para primar un buen desempeño. Un proyecto de ley nacional abre la puerta a esta idea por primera vez. En materia de personal en Navarra, destaca la alta tasa de temporalidad, el envejecimiento de las plantillas y cierta descapitalización humana y de conocimiento. Es necesario estudiar la dimensión de las plantillas, y además es conveniente analizar las posibles medidas para medir el rendimiento de los trabajadores públicos. Cambios y estímulos en positivo que puedan servir de aliciente.