Obituario
Martín José Cayetano, Hermano Marista nacido en Galbarra y que vivía en Sarriguren

- José Luis Lázaro
El 23 de abril fallecía en la residencia de los Hermanos Maristas de Lardero (La Rioja) el Hermano Martín José Cayetano Arróniz. El Hno. Martín había nacido hace 88 años en Galbarra, en el Valle de Lana, y hasta el pasado verano vivió en la comunidad marista del colegio Santa María la Real de Sarriguren, de la que formó parte desde su apertura en 2009 y a la que había llegado después de haber colaborado en la de la Trinidad de Arre y en la del antiguo colegio de Pamplona.
Hijo de Baltasara y de Feliciano, el cuarto de siete hermanos, Martín se incorporó al juniorado marista de la guipuzcoana Anzuola en 1947, siguiendo los pasos de su hermano José Antonio. A lo largo de buena parte del siglo pasado, las vocaciones religiosas surgían de forma natural en las familias de los pueblos navarros -y de otras muchas regiones españolas- y Martín fue también un joven ilusionado por hacer de su vida un servicio a los demás. Martín ha vivido 70 años como Hermano Marista: en 1952, emitió sus primeros votos como religioso, que serían perpetuos en 1957.
Los Hermanos Maristas, fundados en 1817 por San Marcelino Champagnat en La Valla (Francia), somos unos religiosos hermanos -laicos consagrados, no sacerdotes- que nos dedicamos a la educación y atención de los niños y jóvenes, con el deseo de hacerla llegar especialmente a los más necesitados. Los Maristas -hermanos y laicos hoy también- recogemos y queremos transmitir un carisma basado en la sencillez, el espíritu de familia y el amor al trabajo bien hecho, inspirados y animados por María, que da nombre al Instituto.
Martín ha sido sobresaliente como Hermano Marista. Se dedicó sin reservas como profesor a la enseñanza generalista de los niños y siempre fue el primero cuando se requería la colaboración para acompañarles en el tiempo libre, campamentos o cualquier otra actividad. Como a todos los religiosos de su generación, hace más de medio siglo le tocaron de lleno los cambios sociales de nuestro país y los traídos por el Concilio Vaticano II. Martín respondió con espíritu de sencillez y extraordinaria adaptación, sin perderse nunca en ideologías ni debates doctrinales, actuando siempre como un hermano marista, al servicio de las necesidades de sus hermanos de comunidad, de los niños y sus familias.
Jubilado, gastó con alegría horas de servicio como chófer de otros hermanos o de su querido capellán de la comunidad -D. Javier Oyarzun-, cuidando de la casa de convivencias de Oronoz, visitando familiares y amigos enfermos o paseando con el que lo necesitaba. Una cantidad incontable de niños y niñas -hoy adultos- del colegio de Pamplona recordarán al hermano que se sentaba con ellos en el comedor, cuidándoles y asegurando con infinita paciencia que comían, y comían bien. Los pequeños de Infantil -de lejos, sus preferidos- estaban convencidos de que los caramelos nunca se acababan en los bolsillos de Martín. Algunos más mayores, olvidadizos del bocadillo, sabían que si tocaban la puerta de la comunidad de los hermanos en el recreo, Martín se encargaría de que tuvieran pan y chorizo. Amante de la bicicleta, rendido admirador de Miguel Induráin, aficionado a la pelota, siempre volvía a sus raíces de Galbarra. Los sobrinos y sobrinos-nietos nunca faltaban en su conversación, demostrando siempre su cariño y preocupación, que recibió a raudales de ellos.
A los ojos de nuestro mundo, podría parecer que la vida del Hermano Martín ha sido sencilla y oculta, sin un brillo especial. Pero la verdad es que nadie que le haya conocido ha quedado indiferente al amor de Dios que nos llegaba a través de este hombre bueno y fiel.
José Luis Lázaro es Hermano Marista de la Comunidad de Sarriguren.
ETIQUETAS