“Se acabó tomar el café en un banco”
La reapertura de las terrazas anima las calles de Pamplona y alegra el día de los que hacen un parón en su trabajo o un descanso al acabarlo. Tres establecimientos del Casco Antiguo estrenaron este jueves sus nuevos veladores en el Paseo Sarasate


Para los que vivimos solos, el bar es muy importante. La vida social, con los amigos, los conocidos se hace en el bar”. Así se expresaba este jueves Jesús Mari, jubilado, que lanzaba “¡enhorabuenas!” a los camareros del bar restaurante La Olla de la Avenida Roncesvalles de Pamplona. A las doce del mediodía ya había cola para ocupar mesa. “Se acabó lo de tomar el café en el banco”, expresaba David Pérez, en la mesa de al lado.
Los hosteleros vivieron este jueves con cierto estrés la reapertura de las terrazas después de más de un mes de parón. Hasta la tarde del miércoles no se enteraron de la letra pequeña de las normas. Por ejemplo, que hay que poner marcas en el suelo y que en las mesas de menos de 80 centímetros sólo se pueden sentar dos personas. “He tenido que coger mesas del comedor del restaurante y cambiarlas”, explicaba el encargado de La Escalerica de San Nicolás, uno de los tres bares que han estrenado las nuevas terrazas con toldo en el Paseo Sarasate. Junto al Taberna Basoko y El Patio de las Comedias, esta zona tuvo este jueves un buen ambiente de terraceo. Por contra, la calle García Castañón tenía a media mañana todas las terrazas cerradas. “No estamos en mayo o septiembre. Con la incertidumbre del tiempo es muy complicado abrir”, explicó Natalia Ecay, de La Antigua Farmacia. Este jueves cayeron cuatro gotas al mediodía, pero las temperaturas fueron suaves.
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CINTAS EN EL SUELO
Desde media mañana, la Plaza del Castillo mostró un trasiego de cafés, pinchos y fritos. El Gure Etxea abrió hacia las once una vez que terminó de poner cintas flourescentes en el suelo. Un matrimonio de Barañáin que había quedado con su hija, que vive en Pamplona, fueron los primeros en sentarse. “Vamos a tomar algo y luego a hacer unos recados”, explicaron. Da la casualidad de que este matrimonio lleva el café Kupela de Barañáin: “Vamos a esperar unos días para abrir la terraza. No pinta nada bien la cosa”, comentaron. A su lado se sentaron tres estudiantes de la Universidad Pública de Navarra. “Hemos terminado las clases y teníamos ganas de estrenar las terrazas. Después, a casa a estudiar”, decían Ander, Olatz y Álvaro, que van para ingenieros agrónomos.
La apertura de las terrazas supone un alivio para cientos de clientes acostumbrados a hacer un parón en su trabajo y tomar un café o un pincho. También para los que suben al centro a hacer un recado. Ya no tienen que buscar un banco o un rincón furtivo. A pesar de todo algunos ya se han acostumbrado a almorzar en un banco. “Trabajamos aquí cerca y estamos acostumbrados a hacer un parón de 10 minutos. Cuando haga más frío ya iremos a una terraza. Hoy no”, explicó Alfonso, con un café de llevar en la mano.
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