El detalleEl canterano, titular este domingo en Valladolid, cabreado tras su actuación, reaccionó de forma inusual tras ser sustituido
Kike Barja, desatado
El canterano, titular este domingo en Valladolid, cabreado tras su actuación, reaccionó de forma inusual tras ser sustituido
Actualizado el 13/02/2023 a las 07:17
Kike Barja, un ejemplo de osasunismo dentro y fuera del campo, tuvo una reacción en Pucela que no gustó -y sorprendió- al aficionado. El canterano, en una reacción impropia de un futbolista de su talla, tuvo un cortocircuito y liberó toda su tensión al marcharse al banquillo. Una mezcla de impotencia, enfado y frustración. Un calentón en toda regla que demuestra -no por el acto ni las formas- que el navarro siente los colores como el que más.
El de Noáin partió como titular por banda izquierda. Como acostumbra, lo intentó una y otra vez, sin que los errores le minaran la moral. De hecho terminó como el futbolista con más regates realizados: 6. Con dos acabó Moi Gómez, que no compareció en el José Zorrilla. Barja probó las internadas y su punta de velocidad. También los centros laterales, aunque sin fortuna. Cumplió en un partido gris.
Todo se precipitó en el minuto 62 cuando Jagoba Arrasate realizó un triple cambio en busca de activar al equipo. Salieron del terreno de juego Budimir, Pablo Ibáñez y el propio extremo por Kike García, Darko y Rubén García, respectivamente.
El canterano se marchó al último asiento del banquillo y chocó sus manos con Sergi Pérez, Richard Sanzol, Andrés Fernández y Asier Urkia. Siguió hacia su posición y Sergio Herrera extendió su brazo para saludarle. Fue entonces cuando, de forma sorprendente, Kike Barja liberó toda su tensión y pateó de forma violenta con su pierna izquierda una caja de cartón donde se guardan las botellas de plástico. El objeto impactó sobre el guardameta que se asustó por la inesperada reacción de su compañero. El de Noáin se sentó y tiró un peto al suelo. David Armendáriz, utillero, se acercó para animarle y darle la chaqueta para abrigarse, pero el navarro siguió con su cólera. Ante esta situación, Herrera prefirió ocupar otra posición en el banquillo y dejar tranquilo al noaindarra.
Del enfado pasó a la frustración. Barja puso la cabeza entre sus piernas y se mostró cabizbajo, derrotado, hundido. Escondió su cabeza entre la camiseta en señal de desesperación. Esta acción fue muy comentada ayer entre la afición, que animó al futbolista en un momento así.
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