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Atletismo

La metamorfosis de Asier

Ha pasado de ser campeón de españa de altura juvenil a volar en las vallas

Ampliar Asier Martínez Etxarte, emocionado tras terminar la carrera y recibir un increíble bronce
Asier Martínez Etxarte, emocionado tras terminar la carrera y recibir un increíble broncereuters
Publicado el 20/07/2022 a las 06:00
El joven que aparece sentado en el suelo, emocionado, sin zapatillas, con la medalla de bronce recién recibida en la mano, la mirada perdida, la mente lejos de allí, se quedaría asombrado recordando lo que él mismo ha sido capaz de recorrer en un tiempo récord. No ser consciente de ello, de la salvajada que es su progresión, es quizá una de las causas de su éxito. Avanzar sin pensar demasiado. Asier Martínez Etxarte cruzó la meta del Hayward Field detrás de los temibles Grant Holloway y Trey Cunningham en un Mundial. Con 22 años. El Asier de hace siete veranos habría alucinado.
En julio de 2015, se estrenaba el chaval de Zizur en un podio bien diferente: el Campeonato de España Cadete de Valladolid. Tenía 15 años y se colgó la medalla de plata... ¡en salto de altura! La primera especialidad en la que brilló el navarro no eran las vallas, sino volar por encima del listón. Y vaya si lo hacía. Su primer registro que mereció una medalla nacional fue de 1,91, más o menos la altura de Asier, aunque su mejor marca de ese año la había hecho en junio en los Juegos Deportivos, el caldo de cultivo de las futuras joyas del atletismo. Saltó 1,94. Pero por aquel entonces, el jovencito Asier le pegaba a todo, como todos los chavales de esa edad. Velocidad, mediofondo, pértiga, longitud y sí, también vallas. En esas categorías, la distancia son 100 m, y la altura del obstáculo, 0,91 m. El zizurtarra también lograba en Valladolid el bronce en esa disciplina, un día después de haber sido subcampeón de altura.
La progresión de Asier Martínez
La progresión de Asier MartínezDN
2016, su primer oro nacional
Eran los primeros escarceos de Asier Martínez con los podios lejos de casa, pero su primer salto de calidad, nunca mejor dicho, llegó en 2016. Aquel año, se colgaría la primera medalla de oro nacional de muchas: el salto de altura del Campeonato de España juvenil disputado en Mataró. Por primera vez, superaba los 2 metros (2,02). A la par, combinaba con las vallas, aún sin decidirse. Fue quinto en ese campeonato. Bajo techo había pisado el podio de Salamanca, al ser bronce en 60 vallas.
Todavía compaginaba altura y vallas en 2018. Logró su mejor marca de siempre sobre el listón, 2,04, en el Memorial José Luis Hernández. En el Campeonato de España juvenil de Getafe, fue oro en altura y plata en 110 vallas. El chaval tenía futuro, estaba claro.
Le llevaba de la mano desde el principio François Beoringyan, un ex saltador de altura, técnico del Pamplona Atlético después, nacido en París, oriundo orgulloso de Chad, que veía en aquel chico espigado y serio un camino claro, las vallas altas, por la morfología del atleta, cadera baja, tronco alargado, menos propicio para la altura, pero quería que la propia evolución de su carrera lo decidiese.
En 2019, comenzó fuerte. Oro nacional bajo techo en 60 vallas, categoría sub-20. Por primera vez baja de los 14 segundos en las vallas de 1,067 m, aunque seguía compitiendo oficialmente en las de categorías inferiores, de 0,99. Al aire libre, fue subcampeón de España. Coincidía con la generación de Quique Llopis y Luis Salort. Asier no era entonces el mejor. Estamos hablando de hace tan solo tres veranos. Todavía coqueteó con la altura, pero solo en la liga de clubes, donde saltó 1,95. La decisión parecía clara y al año siguiente se confirmó. Y también llegó su explosión.
2020, el año del bombazo
Centrado ya en las vallas, Asier se colgó la plata indoor sub-23 nacional en Salamanca y fue cuarto absoluto en Ourense. Muy bien. Pero nada hacía presagiar lo que ocurriría en verano: doble título sub-23 en Sevilla y absoluto en Getafe al aire libre. Su marca del año, 13.70. Asier tenía sólo 20 años y empezaba a ser un nombre reconocido en el mundo del atletismo.
Sin embargo, nadie, quizá solo él mismo y su entrenador, podían predecir el escenario de los meses siguientes. El recorrido ya es conocido. En un 2021 increíble, de nuevo oro indoor, rebajó décima a décima su marca de 110 para soñar con los Juegos Olímpicos. Recordemos que partía de unos lejanos 13.70. Hizo 13.58 en abril en la apertura de la liga de clubes, 13.34 en la segunda jornada en mayo y 13.31 en el Campeonato de España de junio. Fue plata, después del gran Orlando Ortega, pero tenía la mínima en el bolsillo (era 13.32). Y ya en Tokio, se coló en la final contra pronóstico con 13.27 y llegó sexto en la gran cita con 13.22. Había mejorado 48 centésimas su marca en una prueba de velocidad en apenas 3 meses. Ya era leyenda.
Este año, todos los ojos estaban encima de él. Era difícil aguantar la presión y superar las expectativas. Pero cómo dudar de Asier Martínez, de Zizur, con ancestros de Artajona, de donde es su abuelo materno. Había un sitio y un momento perfectos para lograr su mejor marca: la final de un Mundial. El chaval que saltaba altura daba un brinco al podio soñado.
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