“¿Qué hago con esta mochila?”. La pregunta comenzó a asaltar cada vez con más frecuencia a la gestora cultural Kati Leatxe al recopilar testimonios para trabajos de patrimonio oral: en un momento determinado, las mujeres con las que conversaba le pedían que apagara la grabadora al llegar a un punto de sus relatos y continuaban sin que quedaran registros de aquellas experiencias, atravesadas en muchos casos por violencias estructurales. A Leatxe preocuparon esos silencios de historias difíciles de contar y contactó con Rut Iturbide, investigadora experta en género y profesora de la UPNA, que junto con la diseñadora e ilustradora Estitxu Larrea han impulsado el proyecto 'Ritual 2023. Patrimonio y relato feminista del Prepirineo', una investigación a partir de las entrevistas a una docena de mujeres del Prepirineo que retoma su memoria y su relato, que coloca su experiencia en el centro y que revisa los modos de recoger patrimonio, esta vez con enfoque de género. “Porque el patrimonio se ha recogido desde un punto de vista androcéntrico”, apuntaron este jueves Leatxe e Iturbide, “y queremos visibilizar los aportes de las mujeres, que cuenten sus historias, trabajando especialmente con las violencias ocultas que viven”.
Se trata de un proyecto “totalmente humanista” de Karekin Kultura, empresa de gestión cultural y emocional creada por Kati Leatxe, que cuenta con el apoyo de Innova Cultural y los ayuntamientos del Prepirineo. Completado con talleres formativos sobre nuevos modos de relatorías de proyectos artísticos y culturales con la ilustradora Myriam Cameros y la cineasta Maddi Barber, el 2 de septiembre se celebrará en Zandueta un festival rural feminista.
El proyecto se ha articulado en tres partes. La primera, la investigación a partir de las entrevistas a doce mujeres de entre los 63 y los 99 años. Con esas charlas han querido generar debate en el mundo de la recogida de patrimonio y ver cómo incidir en que las nuevas recogidas tengan perspectiva de género. De ahí que el proyecto ha buscado “recuperar la voz y las experiencias de las mujeres, rompiendo el silencio hasta ahora existente”, y que los resultados puedan servir como base transformadora.
PODER Y VIOLENCIA
“Si no preguntamos sobre estas historias, no las vamos a encontrar y se van a perder”, se refirió Iturbide a las experiencias “lo más diversas posibles” que han recogido en cuanto a edad, clase social, nivel de estudios, estado civil, maternidad, conciliación... además de “cuestiones nunca recogidas en el patrimonio”, como las relaciones de poder entre hombres y mujeres y las violencias hacia ellas.
Por eso cuestionaron sobre las casas, las personas más importantes en ellas, la independencia o no económica de las mujeres, cómo era el matatxerri -“con respecto a la menstruación, una de las mujeres nos cuenta que no se permitía hacer ni morcillas ni chorizos ni txistorras ni longanizas cuando se tenía la regla”-... Así, “al haber olvidado hasta ahora lo que las mujeres tenía que contar, la historia cambia al preguntar a la mitad de la población sobre algunos aspectos”.
Han trabajado las relaciones de poder asociadas al control familiar y social, la Iglesia y la comunidad, la segregación de espacios o la división en el trabajo entre qué hacían ellos y qué ellas -“ellas trabajaban como mulas dentro de casa y muchas veces fuera en tareas agrícolas y ganaderas”-. También han abordado los arquetipos “de las que eran castigadas por salirse de la tabla: la lesbiana, la soltera, la querida, la fresca, la bruja…”. Y el silencio hacia las violencias, de todo tipo, desde los matrimonios concertados a la económica, obstétrica... “y muchísima violencia sexual”. “Primera vez que cuento esto, ni a mis hijas. ¿Cómo les voy a decir que su padre hacía eso?”, les dijo una de las mujeres. Porque si bien existen “relatos asociados a curas, profesores, compañeros de clase... que se daba en bailes, fuentes, casas donde las mujeres iban a servir...”, existe una violencia sexual difícil de descubrir si no se pregunta: la de la noche de bodas. “Muchas mujeres han hablado sobre violaciones porque se entendía que mantener relaciones sexuales era algo de obligado cumplimiento y para los hombres, su derecho dentro de la institución matrimonial”.
En la segunda pata del proyecto, en los talleres de Myriam Cameros y Maddi Barber, las mujeres que asistieron pudieron, a través de sus historias y de las recogidas y contadas sin nombres y apellidos, trabajar a la artista que llevaban dentro, con dibujos, ilustración, filmaciones....
Y como tercera pata, la celebración del 2 de septiembre, ideada para que las mujeres del territorio se conozcan y tengan nuevas posibilidades culturales y artísticas. “Presentaremos las conclusiones del informe, celebraremos la vida y recuperaremos la memoria de estas mujeres que no pudieron contarlo en su día”, declaró Leatxe, a lo que Iturbide añadió: “Queremos que sepan lo importante que es para nosotras y las futuras generaciones conocer sus aportaciones, legados y experiencias porque son también las nuestras. Generar estirpe femenina y feminista y contarnos nuestras historias”.
EL PROYECTO
Ritual 2023. Festival feminista del Prepirineo, proyecto de Karekin Kultura que cuenta con el apoyo de Innova Cultura -programa que impulsan Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa- y de las entidades locales de Oroz Betelu, valles de Arce, Lónguida, Urraúl Bajo, Urraúl Alto, Romanzado, Lizoáin-Arriasgoiti y las localidades de Lumbier y de Aoiz. El equipo lo forman la gestora cultural Kati Leatxe, responsable del proyecto; la investigadora experta en género Rut Iturbide; y la diseñadora Estitxu Larrea.