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ENTREVISTA
Flamenco On Fire

Sandra Carrasco: "La cultura es sagrada, intocable, y el flamenco es una música de culto"

El Flamenco on Fire llega a Viana con una actuación en el balcón del ayuntamiento y un espectáculo flamenco en las Ruinas de San Pedro. La cantaora onubense Sandra Carrasco llevará su cante y su personal voz a ambos escenarios

Ampliar La cantaora Sandra Carrasco participa en los dos espectáculos flamencos que se celebran en Viana
La cantaora Sandra Carrasco participa en los dos espectáculos flamencos que se celebran en Vianacedida
Publicado el 12/08/2022 a las 06:00
Acostumbrada a cantar desde que era niña, su voz flamenca se escuchaba en celebraciones familiares, con amigos, en el coro de su pueblo, incluso en algunos bares. Cantaba por tradición, porque se sentía feliz y porque era lo que había vivido en su casa desde pequeña, pero lo que no sabía era que la música iba a convertirse en su profesión. Transcurridos veinte años desde entonces, Sandra Carrasco es una artista que hunde sus raíces en el flamenco, música que entiende como un sentimiento y que considera “de culto”, pero que no le impide explorar en otros estilos musicales como el bolero, el tango, el jazz o las músicas del mundo. A pesar de los distintos registros musicales por los que transita, la cantaora onubense ofrecerá su versión más flamenca en Viana, en la antesala del Flamenco On Fire, con una actuación en el balcón del ayuntamiento y su participación en "Voces", espectáculo que tendrá lugar en las Ruinas de San Pedro.
Va a compartir escenario con la cantaora gaditana Fabiola Pérez, La Fabi. ¿Han actuado juntas otras veces?
Lo que vamos a interpretar es flamenco, flamenco. Somos tan diferentes que lo que surja en el escenario va a resultar interesante. Mi flamenco es muy diferente al de La Fabi.
¿Como lo explica?
Es particular, ni mejor ni peor que el de otras cantaoras, es el flamenco de una artista que tiene su propio universo. Me sale así. Nuestros maestros y maestras, como La Niña de los Peines, Tomás Pavón, Antonio Chacón, Pepe Marchena o Antonio Mairena, amaban el flamenco, pero cada uno era diferente, de su madre y de su padre, personalidad pura. Utilizando el mismo lenguaje, que es el cante flamenco, se pueden hacer distintas interpretaciones. Ahí está parte de su grandeza.
Nace en Huelva, vive en Cartaya y luego en Almonte. En ambos pueblos, ¿el fandango estaba presente en su vida?
Vengo de un ambiente de folclore, de fandango y de flamenco. Me recuerdo cantando desde que tengo uso de razón. Éramos gente que vivíamos y celebrábamos de esta manera. Lo que se ha hecho siempre en Andalucía, celebrar la vida a través del flamenco, el vino y las tapas de jamón. En las reuniones familiares, también en las de amigos, todo era cantar y bailar. Crecí en ese ambiente y el flamenco va conmigo como el caracolito que lleva el caparazón. Yo lo llevo igual.
El flamenco estaba arraigado en su vida, pero ¿hubo alguna otra razón por la que decidió dedicarse a la música?
No fui una niña que desde el principio pensó que quería ser artista. La vida es la que me ha ido llevando y marcando el camino. Siempre he sido tan infantil que me he dejado llevar. Nací y crecí con un espíritu de niña, que lo sigo teniendo, y no he sido de grandes deducciones y conclusiones. Nunca me he tomado la vida en serio, en el sentido más transcendental, pero veía que el flamenco fluía, que era lo que mejor podía defender y hacer en la vida porque cantar me hace feliz.
Era muy joven cuando empezó a formar parte de los coros de cantaores como Manolo Sanlúcar, Arcángel, El Pele, Miguel Poveda o Estrella Morente. ¿Cómo recuerda aquellos años?
Yo estaba metida en todo. Cantaba en los bares, cantaba en los carnavales, en la comparsa, en el coro del pueblo desde bien pequeña. Recuerdo la primera vez que me pagaron por cantar, me sorprendió mucho. Y pensé que si me pagaban iba a poder dedicarme a ello. El campo se me fue abriendo poco a poco y estaba como pez en el agua, fluyendo en este mundo de artistas pues, realmente, es la visión que tengo de la vida. La miro con unos ojos que me dicen que la vida es un arte, bien oscuro, con luz, con preocupación, con ilusión, pero, al fin y al cabo, es arte. Es como un cuadro que va componiendo cada uno.
Si la vida es arte, ¿lo mismo ocurre con el flamenco?
El flamenco es un estado sublime que va más allá de la música. Es la expresión máxima que tenemos los andaluces. Es un refugio, un silencio, un dolor, una alegría, una pena. El flamenco es mi caparazón. Es una música de culto donde cada uno se tiene que sentar, cerrar los ojos, escuchar y dejarse llevar para conectarte con algo que es muy profundo. Pero siento que está desamparado y que se ha convertido en una música de minorías en nuestro país. Vivimos en una sociedad que va muy deprisa, la gente no dedica un tiempo a escuchar.
Ha comentado en más de una ocasión que tiene raíces flamencas y un espíritu libre. ¿Es una razón por la que apuesta por la fusión con otras músicas?
Llevo muchos años viviendo en Madrid, donde vine porque me llamaron para hacer un casting para un musical. Vine y me quedé y en este Madrid me he reunido con muchísimos músicos aficionados a otros estilos. Ellos me han enseñado todo lo que sé, son profesionales que me han guiado, me han aconsejado. Siempre he sido como una esponjita. A medida que empecé a viajar por otros países, también he conocido otras culturas y modos de expresión.
¿Todas las músicas son igual de válidas para una cantaora?
Por supuesto. La cultura es intocable, es sagrada. El flamenco es una cultura, pero hay otras que debemos valorar en otros lugares. Hay que apreciar las cosas buenas por separado, pero si las unes, el resultado todavía es mejor. Está el flamenco, pero también el jazz, el bolero o el tango. Todo enriquece y es necesario en este mundo. Miro y me acerco a otras culturas con mucho respeto, con el mismo que tengo para los músicos que representan esos lugares y tradiciones.
Se acerca a distintos estilos y también canta en otras lenguas. ¿Qué le estimula a hacerlo?
Aprendo mucho y me siento más cercana a los demás, pues el mundo está lleno de lenguajes. Cuando he fusionado estilos, me paso mucho tiempo encerrada, estudiando, leyendo, dando clases con gente que me ayuda a pronunciar. Así sabes lo que estás cantando, su procedencia y por qué lo estás cantando. El conocimiento es lo que te da el respeto.
No solo es cantaora, también ha dado clases de música. ¿Por qué se adentró en la docencia?
Soy diplomada en Educación Musical, precisamente, por una reblión que tengo dentro de mí. No se apuesta por la música en la educación y me parece un tremendo error. Por eso fui maestra, porque hay que reivindicar la importancia que tiene la música.
¿Es una necesidad vital?
La música tiene que estar presente desde la niñez. Esa etapa marca la vida de una persona y la música te hace desconectar de lo malo, sentirte en buen estado, valorar a la gente buena. Por eso me enfado cuando veo la falta de implicación del sistema educativo con la música. Me surgen tantas preguntas...
¿Por ejemplo?
De izquierda a derecha, la cantaora Fabiola Pérez, La Fabi, Sandra Carrasco, la bailaora Alba Heredia y el guitarrista Joni Jiménez, protagonistas del espectáculo
De izquierda a derecha, la cantaora Fabiola Pérez, La Fabi, Sandra Carrasco, la bailaora Alba Heredia y el guitarrista Joni Jiménez, protagonistas del espectáculo "Voces"cedida
El mundo es precioso y maravilloso, pero está lleno de egos, odios y problemas. Y la música es un camino a la luz, una tabla de salvación. No entiendo por qué no se estudia en las aulas el cante de Camarón, por ejemplo. Es nuestra música. El jazz es de Nueva Orleans y el flamenco es español. Y para mí es una verdad que tengo guardada y que no se me irá en la vida.
Ha grabado cinco discos y es una artista reconocida. Desde la distancia que da el tiempo, ¿ha sido fácil su carrera musical?
Lo que ha sido difícil es el negocio del arte. Cuando empecé a cantar, no lo entendía como un negocio, me dolía pensar en ello, pero el tiempo me hizo ver que sí es un negocio. No podía ser una persona coherente con las multinacionales o los agentes que quieren mover a los artistas. En ese aspecto siempre he sido muy rebelde. Y me ha costado, me ha resultado difícil bregar con la industria musical.
F on Fire, ciclo surgido en 2019 dentro del festival, busca acercar el flamenco a escenarios históricos o singulares. Las Ruinas de San Pedro de Viana es uno de los espacios elegidos para presentar Voces, un espectáculo que muestra el cante desde dos visiones distintas de la mano de dos cantaoras: la onubense Sandra Carrasco y la gaditana Fabiola Pérez, La Fabi. El cante se unirá al baile flamenco de la granadina Alba Heredia, a la guitarra de Joni Jiménez y al compás de las palmas. El balcón del ayuntamiento también se abrirá para Sandra Carrasco y Joni Jiménez.
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