Fractura en el independentismo
El pulso entre Junts y ERC coincide con el 1-O y la tentación de subir la radicalidad para no ser acusados de traicionar el espíritu del referéndum catalán
La reciente celebración de la Diada en Cataluña, con un nivel de movilización popular en franco declive, indica el desfallecimiento y tensión interna del movimiento independentista seis años después de la fallida declaración de la República catalana. Los resultados en los comicios generales del 23 de julio, con descensos muy considerables de apoyo tanto a ERC como a Junts, plasmaron en las urnas la decepción de muchos de quienes en 2017 asumieron como realistas las quimeras que prometían los líderes secesionistas. La firmeza del Estado de derecho supuso un baño de realismo para los fabricantes de utopías unilaterales. Ya en el mismo instante en que Puigdemont se negó a convocar elecciones y optó por proclamar la independencia bajo la presión de ERC para anularla segundos después se palpaba la distancia estratégica entre convergentes y republicanos. La huida del president a Bruselas mientras Junqueras y los suyos se sometían a los tribunales no hizo más que agrandar la brecha. Ahora, en plena fase de conversaciones para establecer el precio político del independentismo a la investidura de Pedro Sánchez, las luchas intestinas en el bloque secesionista no hacen más que agudizarse. En lo único que parecen estar de acuerdo es en exigir amnistía y referéndum aunque respecto a plazos y fórmulas hay discrepancias entre las siglas e incluso dentro de cada formación independentista. La disputa por la hegemonía soberanista en Cataluña va a condicionar las negociaciones para la investidura de Sánchez y, especialmente, las elecciones autonómicas de 2025. Hasta la Asamblea Nacional de Cataluña, que en otros tiempos ejerció un cierto liderazgo emocional del separatismo, ha caído en el maximalismo extremo y lanza órdagos permanentes a los partidos amenazando con presentarse a las autonómicas con una lista cívica, para ocupar su espacio y plantear la vía unilateral a la independencia. El pulso Junts -ERC, separados por sólo un escaño en el Parlament, coincide con el aniversario del referéndum del 1 de octubre y la consiguiente tentación de subir la radicalidad.