"Miro a mi nieta y pienso con aprensión que no me gustaría vivir en el futuro. En su cuna, ella quizá ya sueña con ovejas eléctricas"
En casa solíamos preguntarnos en qué época nos hubiese gustado vivir. Mi padre no lo dudaba, se veía perfectamente en el Renacimiento. Influido por la imaginación de Walter Scott, yo elegía la Edad Media. El abuelo, a quien se conocía en el pueblo como el Moderno, daba la respuesta más sorprendente: “En el futuro”. Pues bien, el futuro ha llegado y habrá que irse acostumbrando. Quien pueda. Este futuro no es el que imaginó Aldous Huxley, en cuyo mundo feliz habían sido erradicadas la guerra y la pobreza. Escribió su famosa distopía en 1933, el mismo año en que Hindenburg nombró a Hitler canciller de Alemania. El mundo feliz se iba a hacer esperar. La guerra de Ucrania recuerda demasiado a las de nuestros antepasados, aunque la vemos en formato de videojuego: los soldados se arrodillan ante los drones. Más atinado resultó George Orwell, quien en su novela de anticipación 1984 previno del control totalitario y su capacidad para imponer lo que ahora denominamos el “relato”. Escribe: “El que controla el pasado controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado.” Saquen sus conclusiones. La alarma que genera la inteligencia artificial recuerda a alguna de las novelas de Philip K. Dick donde nada es lo que parece y el simulacro ha desplazado a la realidad. No todo son malas noticias. Como recordaba Antonio Escohotado, en nuestro teléfono portamos el acceso ilimitado al conocimiento. Podemos leer las obras completas de Aristóteles o contar los “me gusta” que ha recibido nuestra última ocurrencia en Facebook; la medicina regenerativa avanza hacia la erradicación de graves enfermedades y la mortalidad infantil se ha reducido prácticamente a la mitad. “Que te toquen vivir momentos de cambios”, dice el proverbio chino. En efecto, aquí está el metaverso, pero seguimos invocando a la lluvia como los primeros agricultores del Neolítico. Miro a mi nieta y pienso con aprensión que no me gustaría vivir en el futuro. En su cuna, ella quizá ya sueña con ovejas eléctricas.
ETIQUETAS