"La alimentación sigue desbocada"
"La moderación de la inflación general no se traslada a la cesta de la compra. El precio de los alimentos, pese a tres meses de IVA reducido, sigue siendo un 16,5% más caro en marzo que hace un año"
El precio de la alimentación sigue sin dar tregua a unos ciudadanos cada vez más impotentes a la hora de ajustar sus presupuestos al actual entorno inflacionista. Los datos son tozudos, y el Instituto Nacional de Estadística ha vuelto a certificar la realidad que las personas viven en su día a día. La moderación de la inflación general en los últimos meses, motivada por el buen comportamiento de los precios de la electricidad gracias a la excepción ibérica y los carburantes, que sin duda suponen un alivio para el consumo, no termina de trasladarse a la cesta de la compra. Ni siquiera la rebaja del IVA aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez y aplicada a ciertos alimentos, que entró en vigor el pasado 1 de enero, ha evitado que el precio de estos se desboque un 16,5% en marzo respecto a hace un año. Este descontrolado encarecimiento se ceba además con algunos productos básicos para las familias. Azúcar, mantequilla, aceite y leche acumulan subidas del 30% al 50% en un año. Una realidad a la que hay que sumar que la inflación subyacente de marzo, la que no tiene en cuenta productos frescos ni energía, sigue siendo una de las más altas de la serie histórica. Una situación acuciante, especialmente para quienes cuentan con menos recursos, y que está obligando a no pocos ciudadanos a variar sus hábitos de consumo y reducir los gastos para tratar de minimizar el embate de la economía. Es cierto que la inflación ya era un problema en España meses antes de la guerra iniciada por Putin. La invasión de Ucrania, cuyo final todavía cuesta adivinar, lo agravó de forma sustancial y desmentido los discursos que sostenían que el impacto no sería duradero. Una realidad que hace que la situación sea aún más preocupante para la población más desfavorecida. En este escenario crece el riesgo de que se amplifiquen las desigualdades ya existentes, por lo que combatir la inflación y sus consecuencias derivadas debe seguir siendo una prioridad para el Ejecutivo.
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