"No es una novela, ni una colección de cuentos, sino un libro que gira en torno al jardín que el escritor cultiva y mima desde hace años"
Quienes disfrutamos con la lectura de la primera novela de Juan Martínez de las Rivas, Fuga lenta (Acantilado, 2009), estábamos deseosos de que el escritor madrileño afincado en Ávila diera más muestras de su enorme talento. Durante años dosificó sus textos, que fueron publicados en antologías y obras colectivas, pero sus lectores, sabedores de la calidad de su escritura secreta, queríamos un libro. Pues bien, la editorial Pre-Textos acaba de editar su última obra, titulada Paseo. No es una novela, ni una colección de cuentos, sino un libro que gira en torno al jardín que el escritor cultiva y mima desde hace años. Ese espacio es el pretexto que sirve al narrador para mostrarnos una metáfora de la vida y del arte o, más precisamente, del arte de vivir. Lejos de las modas ecoliterarias o del manual de meditación mindfulness, el autor traza una serie de estampas, semblanzas y apuntes tomados al natural desde una perspectiva en la que su mirada nos muestra con gran sensibilidad e inteligencia qué ocurre en ese jardín, qué seres lo habitan y lo han habitado, cuál es su historia, detalles sobre el arte de la jardinería.., Paseo es el jardín como texto, como espejo que duplica al narrador y nos duplica a quienes lo observamos. Los distintos pasajes están perfectamente balanceados, sin exceso de erudición ni historicismos, de suerte que la atención del lector, lejos de fatigarse siempre desea saber más, conducido en ese paseo por Juan Martínez de las Rivas, quien nos muestra rincones secretos, reflexiones, estampas donde el tiempo se detiene; delicados homenajes y no poca y sabia ironía. Cualquier lector sensible se verá atrapado por ese mundo personal y comunal expresado por una escritura podada, tersa, donde asoma el lirismo; la elegía (inolvidable el texto dedicado a la muerte de uno de sus perros); y las figuras que han mimado ese jardín interior. Paseo es un libro que he leído a pasos cortos: es una arquitectura moral, un laberinto orgánico y un destino donde ser feliz.
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