Edición impresa

Actualidad Navarra, Pamplona, Tudela, Estella, Osasuna, Deportes, Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona, Política, Economía, Trabajo, Sociedad.

La chica, rubia escandinava, resultó ser de Wisconsin

Entre los miles de mensajes que fueron virales esta semana en las redes sociales, destacó el de una presunta escritora que responde al nombre de Suzanne Young. La chica publicó la fotografía del auditorio vacío de la librería donde fue a presentar su novela. “Si alguna vez quieres ver un punto bajo en tu carrera, es este. Lloré todo el camino de vuelta a casa”, escribió. Pero, ah, gracias a la “magia empática” de internet la muchacha recibió tantos mensajes de apoyo y solidaridad que al final de la jornada se sintió mucho mejor: “Pasé de uno de mis peores días a uno de mis mejores días. El apoyo ha sido increíble y no podría estar más agradecida. ¡Qué alegría! ¡Increíble comunidad!”. En efecto, increíble. A uno le tocó torear en plazas aún más raras y sin la cobertura emocional que proporciona las redes a escritores inconsolables. Cuando uno ejercía de joven poeta provincial, fue invitado junto a otros dos vates navarros a ofrecer un recital en una sala de la Ciudadela donde aquel año se organizaba un homenaje a Ernest Hemingway. Nos convocó un periodista del periódico Navarra hoy, quien tuvo la idea de bautizarnos en un titular como “La generación de la litrona”. Eso sucedió casi diez años antes de los kronen, los equis y otras generaciones inventadas por los suplementos literarios y el marketing editorial. Para allá fuimos los tres incautos. La sala estaba vacía, salvo una silla que ocupaba una chica muy guapa. Animados por su presencia, le aherrojamos hora y media de lectura de poemas, sin que su sonrisa y atención decayeran ni un instante. Al terminar el acto, fuimos a agradecerle su presencia y a invitarle a una litrona. La chica, rubia escandinava, resultó ser de Wisconsin, y como había leído el nombre de Hemingway en el cartel anunciador se había sentado a ver de qué iba a aquello. La Jenny no sabía ni una palabra de español. Sin habernos repuesto aún del susto, nos hizo una foto. Imagino que nuestros caretos cuelgan de la pared de un bar de moteros, junto a la diana de los dardos.
volver arriba

Activar Notificaciones

Continuar

Gracias por elegir Diario de Navarra

Parece que en el navegador.

Con el fin de fomentar un periodismo de calidad e independiente, para poder seguir disfrutando del mejor contenido y asegurar que la página funciona correctamente.

Si quieres ver reducido el impacto de la publicidad puedes suscribirte a la edición digital con acceso a todas las ventajas exclusivas de los suscriptores.

Suscríbete ahora