Cartas de los lectores
Malestar tras el paso por el servicio de Urgencias

- Mariela Eloísa Santander González
Que nuestra sanidad está cada vez peor es un hecho. Todos nos vamos dando cuenta poco a poco de la merma en la calidad de la atención médica en nuestra comunidad autónoma, pero lo que más me preocupa es que algunos de sus profesionales (por suerte no todos) están dejándose caer también en la desgana y con esto viene emparejada una falta de humanidad cada vez más acuciante. He decidido exponerme porque quiero dar a conocer la dolorosa experiencia por la que pasé hace apenas unos días en el Servicio de Urgencias del Centro San Martín (antiguo Solchaga). Por supuesto, antecede a esto una reclamación formal en el Servicio Navarro de Salud por la escasa y deficiente atención reciba la pasada noche del 21 al 22 de febrero. Sobre las 21:30 del martes 21 de febrero acudí para ser atendida al servicio de Urgencias con los síntomas inequívocos de una reacción alérgica (piel roja con ronchas, picores intensos, inflamación de la boca, ojos, barbilla y garganta y con bastante fatiga al respirar).
El proceso, que en principio pareció correcto, terminó tornándose en una angustiosa espera de más de cuatro horas en las que sentí poco menos que me moría.
Cuando llegué me atendieron en triaje y me dijeron que me atendería un doctor en la mayor brevedad posible. Tras una hora de espera y sintiéndome cada vez peor, me acerqué al mostrador de recepción donde la única respuesta que se me dio fue que ya me llamarían. Esperé aproximadamente una hora más y sin parar de llorar por la angustia que me estaba provocanco la asfixia que sentía me dirigí a una consulta de Enfermería. Dos doctoras que me vieron me dijeron que no había nadie ahí y que tenía que esperar como todos. Traté de explicarles que me faltaba la respiración pero con gestos de pesadez y desgana se marcharon y me ignoraron. A las 00:45 aprox (3 horas y 15 minutos pasados desde que llegué) me volví a acercar a la ventanilla de Admisión donde había otra trabajadora distinta y su respuesta seguía siendo la misma. Mi estado de ansiedad crecía por momentos, me sentía como si no existiera para ellos porque cada vez me costaba más trabajo respirar. (...) Tuve la gran suerte de que otra paciente que estaba a mi lado, al ver lo mal que me encontraba y saber que se trataba de algún tipo de reacción alérgica, me dio un antihistamínico que ella tenía y en poco rato pude respirar con menos dificultad.Sobre la 1:30 me decidí y sin ser llamada pasé a la consulta 5, donde una doctora muy amable me atendió y se alarmó de que llevara ya 4 horas de espera con el cuadro que presentaba. En ese momento comprobó también que yo no figuraba en el listado de pacientes. Mis datos no se habían registrado en el sistema, por lo cual nunca me hubieran llamado. (...)Y como colofón a esta pesadilla de noche culminamos con el hecho de que, tras ser finalmente atendida, quise formular una reclamación formal y el personal de Admisión me la negó diciendo que tenía que dirigirme a mi centro de salud para ello. Por suerte conozco mis derechos y aunque no tenía fuerzas para luchar contra ellas no podía dejar esto así y que nos sigan tratando como números. Asique pedí que me diera un folio en blanco para poder ejercer mi derecho de reclamar y se lo entregué. No me dieron copia de ello, pero pude antes sacarle una fotografía para que, en caso de ser necesario aportarlo, quede constancia de lo ocurrido. Mi intención con este escrito no es otra que la de dar a conocer un hecho que pare mí resultó bastante duro y que por desgracia se que se repite más a menudo de lo que debería. (...) Creo que el trato frío y el desprecio sentido en esa noche no son un error humano, sino que son deshumanizadores. (...)