Navarra mantiene la segunda posición en el ranking de competitividad regional

Navarra vuelve a ocupar uno los vértices del codiciado triángulo de la competitividad en España. Un triángulo que se mantiene “sólido” y sin cambios en las posiciones de las tres comunidades que lo conforman, todas con un nivel de competitividad alto y cada vez más alejado del resto de regiones a excepción de Cataluña, “aislada” en el escalón medio alto. La primera en el ranking vuelve a ser Madrid y le siguen Navarra y País Vasco, según los valores que arroja el índice de competitividad regional (ICRG) que esta semana ha hecho público el Consejo General de Economistas de España. Cerrando la clasificación, Extremadura que a pesar de ser la comunidad que experimentó un mayor dinamismo el año pasado no logra escalar ninguna posición. La única en la que el índice no crece con respecto a 2020 es La Rioja lo que le lleva a ceder una posición en el ranking (pasa de la quinta a la sexta) en favor de Aragón. El trabajo, elaborado por investigadores de la Universidad de Murcia, analiza lo ocurrido en el ejercicio 2021, que transcurrió, recuerda Patricio Rosas Martínez, coordinador del informe, “en un contexto muy diferente al actual” y que, por lo tanto, no recoge ni el impacto de la guerra de Ucrania ni el de la crisis energética. El avance promedio en el conjunto de las 17 comunidades fue del 4,4%. El índice se calcula a partir de 54 indicadores que se agrupan en siete ejes: entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional, infraestructuras básicas, eficiencia empresarial e innovación. Los resultados sirven para conocer las fortalezas y debilidades de las diferentes comunidades y vuelven a constatar la fuerte correlación entre el nivel de competitividad, la renta per cápita y la productividad. “Cuanto mayores son los déficits estructurales en competitividad más intensos son los efectos negativo en la desigualdad”, apunta Rosas. En el caso de la Comunidad foral, el dinamismo de la competitividad en 2021 fue “leve” aunque en el análisis de los diferentes ejes alcanza las posiciones más altas en un mayor número de variables siendo primera en el ranking autonómico en dos de ellos: entorno institucional y eficiencia empresarial, las principales fortalezas que explican que su nivel de competitividad, aunque de manera leve y por debajo de la media, haya seguido creciendo en 2021. El primero de los dos ejes en los que sigue destacando Navarra pese a no experimentar variación alguna con respecto al ejercicio anterior, es el del entorno institucional que analiza variables como el número de delitos por habitante, el déficit de las administraciones, el gasto corriente neto de intereses, el esfuerzo fiscal o la deuda viva por habitante. Es uno de los ejes, junto al del entorno económico, que en el conjunto de las comunidades presenta un comportamiento más desfavorable. De hecho, desciende en hasta nueve comunidades y en algunas, como Canarias y La Rioja, de forma intensa. El segundo, la eficiencia empresaria que mide desde el número de empresas con más de 250 trabajadores sobre el total, a la productividad real, pasando por el porcentaje de mujeres empleadores, los costes laborales unitarios o las empresas exportadoras regulares. Un eje en el que registra un crecimiento moderado con respecto al ejercicio anterior. Con respecto al informe de 2020, la comunidad mejora una posición (de la 4º a la 3º) en el eje del mercado de trabajo que pierde en capital humano, donde pasa de la segunda a la tarde. En el resto no hay variaciones: entorno económico, infraestructuras básicas e innovación, donde baja a la cuarta posición en el ranking que lideran País Vasco, Madrid y Cataluña. Entorno económico. PIB, tasa de ahorro, de actividad, productividad, tasa de ocupación y coeficiente de apertura externa.Mercado de trabajo. Tasa de paro, tasa de temporalidad, empleo involuntario a tiempo parcial, ‘ninis’, y tasa de paro de larga duración.Capital humano. Años medios de estudio, formación, abandono temprano del sistema educativo, uso de internet...Entorno institucional. Delitos, gasto corriente, déficit de las administraciones, esfuerzo fiscal.Infraestructuras básicas. Accesos de fibra óptica, densidad líneas ferrocarril y autopistas...Eficiencia empresarial. Productividad, dinamismo empresarial, costes laborales...Innovación. Investigadores, gasto I+D... El informe de competitividad regional que cada año elabora el Consejo General de Economistas (CGE) incorpora en su análisis de 2021 un apartado dedicado a evaluar el grado de digitalización en cada comunidad autónoma con el objetivo de conocer cuál es el punto inicial del que partimos para, posteriormente, reflexionar de qué manera se deben definir los objetivos y recomendaciones para avanzar con la era digital. Navarra no sale tan bien parada en la evaluación con una calificación discreta que la sitúa en la zona media del ranking autonómico (novena posición) y con un grado de digitalización en el nivel medio (e inferior en un 8% a la media), muy alejado de las comunidades que son líderes en esta variable: Madrid, Cataluña, Valencia y País Vasco, todas en el nivel alto. Los responsables del estudio destacan que «el mayor o menor grado de desarrollo de la transformación digital guarda una estrecha relación con la competitividad estructural». Parece evidente, se asegura en el estudio, “que la digitalización permite mejorar la productividad merced a la automatización de los procesos, la simplificación en la gestión y administración, o la reducción en los tiempos y costes de producción y almacenamiento, además de los efectos positivos sobre las relaciones empresa-cliente, en la realización de trámites con la Administración Pública o en el día a día de los ciudadanos a la hora de relacionarse social y profesionalmente”. En el segundo eje del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia presentado en abril de 2021 se fijó la hoja de ruta para acelerar la transición digital en España, mediante “inversiones y reformas que potencien las infraestructuras, competencias y tecnologías necesarias para una economía y una sociedad digital”. Como asegura el CES, valorar el impacto positivo de la digitalización en la competitividad, obliga a tener en cuenta la importante dispersión de la productividad como consecuencia de la brecha tecnológica y que tiene su plasmación también en el territorio y de ahí la necesidad de realizar una aproximación a las posiciones relativas que ocupan las comunidades en el proceso de transformación digital. Para analizar este apartado, el informe del Consejo General de Economistas se fija en diferentes aspectos siguiendo un esquema similar al empleado en el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) con 16 indicadores agrupados en tres bloques: conectividad, capital humano y uso TIC. Así, aunque la Comunidad foral está en el grupo líder en conectividad, desciende al nivel bajo en siete de los 16 niveles de digitalización relativa que se analizan y que miden desde las habilidades digitales al personal especialista en TIC y esa es la causa de que su posición final en el ranking sea la novena. Se encuentra, según el informe, en un segundo nivel de digitalización junto a Canarias, Aragón, Islas Baleares, Región de Murcia, La Rioja, Andalucía y Principado de Asturias. Finalmente, las regiones con menor implantación digital serían (digitalización baja) son Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia.

Navarra mantiene la segunda posición en el ranking de competitividad regional

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