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PVT llena de baldosas el barrio financiero madrileño de Azca

La empresa familiar, con 23 empleos, factura tres millones y prevé invertir 70.000 euros en este año en Cabanillas

Ampliar PVT llena de baldosas el barrio financiero madrileño de Azca
PVT llena de baldosas el barrio financiero madrileño de Azca
Actualizado el 09/11/2017 a las 18:40
Pasear por parte de Toulouse, Pau o Burdeos es pisar suelo navarro. Lo mismo ocurre con Vitoria, Santander, Caspe, Madrid... Son localidades que han utilizado para pavimentar algunas calles o líneas de tranvía, como ocurre en Pau, losetas de la empresa PVT, Pavimentos de Tudela. Como también utilizó la Expo de Zaragoza para urbanizar sus calles.
Entre 10 y 12 camiones diarios salen de la fábrica que la empresa tiene en Cabanillas con el material ya listo para colocar en los suelos exteriores, contratados, normalmente, por las administraciones públicas. Van dirigidos a España y Francia. En estos momentos, uno de los proyectos destacados en los que está trabajando esta empresa familiar es en el suministro de losetas para el barrio financiero madrileño de Azca. Se trata de un proyecto para instalar el producto navarro en 100.000 metros cuadrados. Comenzaron en 2016 y estará todo listo en 2018, según explica José Luis Moracho Amigot, fundador y presidente de PVT (antes, Pavitusa).
100.000 m2 de losetas de Pavimentos de Tudela irán colocados en los suelos de la capital
En la capital española el producto que se está colocando es el llamado Ecogranic, la gran apuesta innovadora de esta empresa y la que ha permitido, entre otras razones, poder afrontar la crisis al especializarse y fabricar un producto diferente. Se trata de un pavimento de hormigón de alta resistencia que, además de cumplir con su función arquitectónica y estética, combate la contaminación con un proceso similar a la fotosíntesis de las plantas. La baldosa estándar está compuesta por áridos, cemento y agua. Y, en este caso, se inserta en el compuesto Ecogranic en el propio proceso de fabricación en toda la cara superior de la losa. Ello permite, con la luz del sol, una transformación química del óxido de nitrógeno contaminante en micropartículas inocuas.
La primera vez que se colocó este material fue en Sestao en 2009. Fueron más de 1.000 metros cuadrados para construir una calle. “Ahora está como el primer día, porque damos una garantía de 25 años”, añade Moracho. A partir de ahí, Vitoria, Santander... Como obras emblemáticas en las que se pisa este suelo especial, José Luis Moracho destaca la ciudad del BBVA, en 2015, y 6.000 metros cuadrados que se colocaron en la Fundación de Amancio Ortega en La Coruña en 2015.
PVT cuenta con 23 trabajadores y facturó tres millones de euros en 2016. “Antes de la crisis, en 2007 y 2008 facturábamos siete millones. Nos hemos quedado en la mitad. Nos hemos mantenido con muchos sacrificios, innovación y nuevos productos. Tenemos mejores expectativas para 2017 y la previsión es crecer entre el 10 y 15%”, apunta el presidente.
La empresa tiene dos fábricas, una en Tudela, la original y donde está la administración, con 15.000 metros cuadrados, y la de Cabanillas, con 40.000 metros cuadrados. En esta última hay prevista una inversión de 70.000 euros para este año, destinada a la instalación de un sistema que mantiene la temperatura y humedad constante, tanto en verano como en invierno para conseguir fraguar el producto de manera uniforme.
Proyecto de innovación
En estos momentos, la empresa está inmersa en un proyecto de innovación, junto con otras dos empresas, que ha comenzado en septiembre de 2017 y finalizará en abril de 2019. Para este proyecto, el gobierno de Navarra ha concedido una subvención a PVT de 84.000 euros, el 40% del presupuesto que va a dedicar la empresa a este fin. El proyecto, denominado Dry-paving, consiste en desarrollar un nuevo sistema de pavimentación permeable con propiedades decorativas, descontaminante y con capacidad para infiltrar agua de lluvia, lo que permitirá el drenaje urbano, explica la empresa.
PVT también participa en otro proyecto, Life-Respira, liderado por la Universidad de Navarra, financiado por el programa Life de la UE y que finalizará este mismo año. Su fin es probar que la contaminación del aire urbano que respiran ciclistas y peatones en Pamplona puede ser reducida con medidas de diseño y planeamiento urbano y uso de nuevas tecnologías. También participan el Centro de Investigación Energética, Medio Ambientales y Tecnológicas (Ciemat) y la empresa pública Gestión Ambiental de Navarra.
AL DETALLE
  • Nombre. PVT, Pavimentos de Tudela
  • Origen. 1987. La puso en marcha el tudelano José Luis Moracho Amigot. Es una empresa familiar.
  • Actividad. Fabricación de pavimentos antideslizantes para exteriores. Su producto ‘estrella’ es el llamado Ecogranic que reduce los gases contaminantes.
  • Dónde. Tiene dos fábricas: Tudela, donde está la sede, administración y oficinas, y Cabanillas (desde 2007).
  • Facturación. Tres millones de euros
  • Producción. Actualmente, fabrican entre 1.000 y 1.200 metros cuadrados al día, pero su capacidad es de 3.000 metros cuadrados/día. El 25% lo exportan a Francia.
  • Empleo. 23 trabajadores directos. Con indirectos, suman 30 empleos.
José Luis Moracho Amigot nació en Tudela (2-9-1946). El mayor de una familia de tres hermanos, se considera “empresario hecho a sí mismo”. Empezó a trabajar con 16 años en una empresa pionera en fabricación de terrazo en Tudela, llamada Enjisa. Después de diez años y cuando la empresa estaba abocada al cierre impulsó una cooperativa entre compañeros de Enjisa con 25 trabajadores, que llegaron a ser en algún momento 60. Se llamaba Pavimentos de Navarra, estaba en Ribaforada y él contaba 26 años. Con esta empresa, Moracho fue evolucionando hacia otro tipo de producto más especializado con maquinaria más moderna.
En 1987 decidió emprender la aventura empresarial en solitario con su familia y fundó lo que hoy es PVT, Pavimentos de Tudela, anteriormente conocida como Pavitusa. “Cambié la orientación del producto. En lugar del terrazo de interior, que perdía mercado, me centré en el antideslizante de exteriores. ¿Que por qué sabía que iba a tener éxito? Por intuición. Un empresario no tiene certezas, pero sí intuiciones. El producto exterior tiene vida. El interior cuenta con más competencia”, explica.
José Luis Moracho está casado con María Ángeles Jiménez Sola, pintora aficionada y autora de los cuadros que el director general tiene en su despacho. Un lugar principal lo ocupa el retrato de su hija, Patricia, frente al Moncayo que se ve a través de la ventana de su padre. A su lado, un cuadro de Roco, el pastor alemán que tenía la familia. A ellos se añaden paisajes de las Bardenas, obras también de su mujer. El matrimonio tiene otros tres hijos que trabajan en la empresa: José Luis, Roberto y Ángel. Y nueve nietos, que sonríen en una fotografía, al lado de numerosos premios y reconocimientos empresariales. En el suelo se apilan las muestras y “probatinas”, como dice, de los diferentes materiales de losetas colocados en vertical, apoyados en la pared, que ofrecen color y actividad diaria.
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