Santuario
Los 33 amigos de San Miguel de Aralar
El santuario volvió a abrir sus puertas después de tres años a los niños y niñas de la zona para ser presentados a San Miguel. Alrededor de 33 pequeños de entre 1 mes y 14 años acudieron al templo con sus familias ante la figura del santo

- Micaela Barriga Arbulú
Hacía un calor terrible que llegó a temperaturas de 41 grados. Sin embargo, distintas familias se presentaron este domingo en el Santuario de San Miguel de Aralar con sus hijos para honrar una larga tradición de la zona. Cada domingo de la tercera semana de julio, el santuario suele hacer una presentación de los niños a la imagen de San Miguel que guardan dentro del templo. El santuario recibe una alta demanda por bautizos pero, como no son una parroquia, no pueden oficiar este tipo de sacramentos. Es por esto y por la vinculación y devoción que tienen muchas familias a San Miguel que los niños se presentan ante al angélico. Por el covid-19 la ceremonia no pudo llevarse a cabo durante 3 años, pero este domingo alrededor de 33 niños y niñas se presentaron.
Minutos antes de la misa de las 12.30, José Mari Ustarroz Razkin, el presidente de la cofradía de San Miguel de Aralar, preparaba los pergaminos. Una semana antes del evento se pidió a los padres que inscribieran a sus hijos para la presentación. Esto les permitió obtener un pergamino con el nombre de su hijo o hija en el que se le nombra amigo de San Miguel y se le pide su protección de por vida. “Después de la ceremonia, les hago entrega del pergamino, o aquellos que no inscribieron a sus hijos, puedo tomar sus nombres y enviarles el pergamino en 10 o 15 días”, expuso Ustarroz.
Las familias se apresuraban a sus asientos para poder tener un lugar para los pequeños. La mayoría de ellos prefirieron sentarse en el suelo. A esto, el capellán del santuario, Mikel Garciandia Goñi rió: “Es un día en el que los niños pueden gritar y moverse a su gusto. Padres, no estén nerviosos. A esta edad los niños tienen que chillar”. La misa dio inicio. Entre los cánticos en euskera y las lecturas se escuchaban pequeños gritos, risas y llanto de los niños. Pero como dijo Garciandia, ese era su día.
“Que San Miguel les dé la fuerza en el amor y que sea amigo y compañero de sus hijos por el resto de sus vidas”, pidió el sacerdote. El presidente de la cofradía se acercó a la imagen de madera que tiene coraza de plata y cubierta de oro. Dio unas instrucciones y pidió que los niños se acercaran al altar. El capellán levantó la imagen y dijo: “¿Quién como Dios? Nadie como Dios”. Seguidamente acercó la imagen y los niños la tocaron o le dieron un beso.
El rango de edades de los niños oscilaba entre el mes y los 14 años. Manuel Casado Echavarri llegaba al santuario empujando el cochecito de bebé. Ayer llegó con sus dos hijos: Javier, de 4 años y David, de 2 años. Su mujer y él pertenecen a un grupo de matrimonios que conocen a Javier Aldave Arbea, párroco de la zona: “Es nuestro consiliario y nos ha invitado a presentar a nuestros hijos al atrio”.
En una esquina de la entrada estaban Daniela Delgado Gonzalez y Andrés Mesa Mejía, los padres de Gabriela, de casi 2 años. “Siempre hemos sido muy católicos, desde nuestro país”, explicó el padre. Ambos son originarios de Colombia y no tenían mucha idea sobre la ceremonia, pero la madrina de la niña es de la cofradía de San Miguel y es ella la que les recomendó llevarla.
Otros padres venían con hijos aún más pequeños. Nerea Díaz de Cerio Goñi también empujaba un cochecito, pero para un bebé de 1 mes y medio. El marido de Díaz de Cerio sostenía a Enzo y trataba de mantenerlo en calma. Para su familia, la presentación le daría fuerza a su hijo para lo que pueda ocurrir en el futuro: “La presentación es para que Enzo pueda superar todo, que pueda conseguir todos sus deseos, que sea feliz y que el ángel lo proteja”.
ETIQUETAS