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Semana Santa

Hablan los pilares anónimos de la procesión: "Anhelaba participar, pero no daba el paso"

Los hermanos Julia y Jesús Ruiz Pacheco tocarán en la nueva banda de tambores de la Hermandad; Visi Díez se estrenará con los estandartes de las Hermanas de la Soledad y toda la familia Garbayo Arellano participará en la procesión

Ampliar Visi Díez Díez de Arizaleta, con uno de los estandartes que simbolizan los siete dolores de la Virgen. Lo portará en la procesión.
Visi Díez Díez de Arizaleta, con uno de los estandartes que simbolizan los siete dolores de la Virgen. Lo portará en la procesiónJESÚS CASO
Publicado el 07/04/2023 a las 07:59
Dos mil personas, desde bebés hasta quien camina en la serenidad de la vejez. La procesión del Santo Entierro y el resto de manifestaciones catequéticas de la Semana Santa acogen a rostros anónimos que ponen su hombro para portar uno de los pasos, forman alguno de los grupos alegóricos o tocan un instrumento. Para todos hay lugar. Pertenezcan o no a la hermandad. Basta el deseo de ayudar.
FAMILIA RUIZ PACHECO: "EL GRUPO DE TAMBORES NOS HA ACERCADO A LA HERMANDAD" 
Hasta el inicio de este curso escolar el pasado septiembre, la familia Ruiz Pacheco apenas había cruzado la puerta de la Hermandad de la Pasión de Pamplona, en la calle Dormitalería. Desde entonces, acuden cada miércoles, sin dejar uno, a los ensayos de la Banda de Tambores que se estrena este año dentro de la Hermandad. Dirigida por Jaime Solá, cuenta con percusionistas adultos y otros txikis, entre ellos los hermanos Julia y Jesús Ruiz Pacheco, de 14 y 10 años. Sus miradas despiertas destilan ilusión con las baquetas en la mano y el tambor sujeto en la cintura. Este miércoles fue el último de los ensayos y esta tarde formarán parte del cortejo que acompaña a los pasos en la procesión del Santo Entierro.
“En el colegio comentaron que la Hermandad iba a crear una banda de tambores para Semana Santa. Mi marido toca la percusión, no hizo falta animarles mucho, les gustó la idea y la verdad es que han formado un grupo muy majico”, cuenta la madre, Begoña Pacheco, mientras los hijos se preparan para la fotografía de este reportaje. En su casa de Orkoien no son ajenos los instrumentos, la música forma parte de su vida cotidiana. “Lucía toca la guitarra y Carmen el piano, a Jesús le va a más el fútbol, aunque también el tambor”, explica Begoña, mientras la pequeña María, de 6 años, le mira pizpireta. “Julia y Jesús tocaron con la banda en el traslado del Cristo Alzado el miércoles de Ceniza; María llevó la bandera y en la procesión Carmen formará parte del grupo del Nuevo Testamento este viernes”, describe Begoña Pachecho que, en este caso, los hijos estarán dentro de la procesión y ellos entre el público, con María y con el pequeño de la familia, José, de 1 año.
Begoña y su marido destacan la “paciencia” de Jaime, el joven director de la banda. “Su labor ha sido fundamental, muy buena, la suya y la de Teresa Jaurrieta llevando adelante la idea y siempre dispuesta a todo”, destacan asimismo que la Hermandad haya apostado por el grupo y por los niños y que haya invertido en ella, con la compra de los instrumentos necesarios. La familia Ruiz Pacheco valora ingresar en la Hermandad, entidad centenario que cuenta actualmente con 4.000 personas asociadas: “El grupo de tambores nos ha acercado a ella”.
Los hermanos Julia, Carmen, María y Jesús Ruiz Pacheco. Julia y Jesús tocarán en la banda de tambores en la procesión.
Los hermanos Julia, Carmen, María y Jesús Ruiz Pacheco. Julia y Jesús tocarán en la banda de tambores en la procesiónEDUARDO BUXENS
VISI DÍEZ: "ANHELABA PARTICIPAR, PERO NO DABA EL PASO" 
Visi Díez Díez de Arizaleta es una mujer de 74 años con un rostro expresivo. Delata humildad y destila emoción. Le cuesta por momentos mantener la serenidad cuando habla de su respeto, de ese amor a la virgen Dolorosa. Y descubre que no sabe por qué ella es merecedora de aparecer en las páginas de un periódico. “¿Qué he hecho yo?”, se pregunta.
Visi Díez nació en Lezáun y vive en Pamplona desde los 14 años. Llegó a la Hermandad de la Pasión cuando se casó en 1970 con Fernando Martínez Ulzurrun. “Mi marido ya era de la hermandad, como lo fueron luego mis tres hijos y lo son ahora mis tres nietos”, explica que, a pesar del vínculo y de que su marido ha sido siempre portador de un paso, ella se limitaba a ver la procesión. “Me considero una cobarde, nunca me atrevía a dar el paso, aunque quería hacerlo, tenía ese anhelo de participar”, reconoce. “Hasta que hace cinco o seis años me llamó Esperanza Ochoa de Olza para una adoración a la virgen Dolorosa. Era para un mes y rotando. No lo dudé, y al final seguimos tres mujeres todos los viernes, Mari Carmen, Ana y yo misma. Me hizo mucha ilusión”, explica que al tiempo le impusieron la medalla de las hermanas de la Soledad y en el traslado de la Dolorosa el 31 de marzo, Visi portó uno de los siete estandartes, que simbolizan los siete dolores de la Virgen. En la procesión de este viernes acompañarán también a la imagen, caminarán delante del paso, entunicadas y en silencio. “Fue algo muy emocionante”, incide Visi Díez en la catedral de Pamplona, donde posa para la fotografía, mientras varias personas cuidan del paso.
Los estandartes son una de las novedades de la procesión de este año y se confeccionaron como una preparación de cara al centenario que las Hermanas de la Soledad celebrarán en 2027. Hoy son una sección dentro de la Hermandad y surgieron en 1927, por iniciativa de un grupo de mujeres. La institución crece y en la actualidad suman cerca de 1.500 personas.
FAMILIA GARBAYO ARELLANO: "EN LA PROCESIÓN NO HAY EDAD"
Enrique Garbayo y Pili Arellano con sus hijos, Javier, Teresa, María, Pilar, Ana y Enrique.
Enrique Garbayo y Pili Arellano con sus hijos, Javier, Teresa, María, Pilar, Ana y Enrique.EDUARDO BUXENS
La de los Garbayo Arellano es una de tantas familias anónimas que participan de la Semana Santa en Pamplona. Como en otras ciudades, las procesiones aúnan devoción, cultura, tradición y hasta la curiosidad de vecinos y visitantes. Son habituales las cámaras y los teléfonos móviles, instantáneas grabadas con esos rostros anónimos que contribuyen a expresar en la calle la Pasión de Jesucristo.
La Hermandad de la Pasión de Pamplona convoca en los últimos años un concurso de fotografía y con la imagen ganadora de 2022 ha ilustrado el cartel de la Semana Santa este año. En la obra de Faustino Tardío, ‘Ángel en Viernes Santo’ aparece en primer plano el rostro de una niña “de mirada penetrante, que representa la búsqueda de aquellos que creyeron en Cristo”, tal y como destacó el jurado del certamen. Esa niña es Ana Garbayo Arellano, 10 años, una de los seis hijos de Enrique y Pili, que este domingo de Ramos sonreía junto a su familia para la imagen que ilustra este reportaje.
Enrique Garbayo y Pili Arellano explican en su casa de Mutilva que tratan de celebrar en familia la Semana Santa con “con fe, cariño y piedad”. Él es de Cintruénigo, aunque lleva más de la mitad de sus 44 años en Pamplona. Ella, de Pamplona, con ascendencia en Corella, localidad en la que vivían la Semana Santa desde que se casaron en 2005. “Luego supe que en Pamplona buscaban gente para llevar algún paso y sería 2008 o 2010 cuando me incorporé a La Caída”, recuerda Enrique y repara en que “son tradiciones bonitas que hay que intentar mantener”. “Nos hemos ido incorporando y ha habido años en que hemos salido en la procesión toda la familia, también este, yo con los más pequeños de pueblo judío, otros mozorritos... y el padre con el paso. Es un plan muy bonito para la familia. No hay edad, si eres abuelico puedes participar; si eres pequeñico, también”, ilustra Pili Arellano, de 43 años. Recuerda que el año pasado ni siquiera fueron conscientes de la imagen que tomaron a Ana. “El fotógrafo fue muy respetuoso y contactó con nosotros para decirnos que quería presentarla concurso. Le dijimos que sin problema. Y ganó. La verdad es que ni en un estudio hubiera salido mejor”, subrayan.
Enrique Garbayo trabaja como ingeniero y estudió la carrera de Piano. Ejerce como músico en la parroquia, antes en la de San Fermín de Pamplona, ahora en Sarriguren. Toca el órgano, a pesar del accidente doméstico tras el que le amputaron dos dedos de una mano izquierda. “Cuando uno hace lo que le gusta se apaña como puede”, destaca que aquel 2020 fue un año especial. Lo fue para todos y en la familia más, con la llegada del benjamín, Enrique, que este marzo ha cumplido 3 años y conversa simpático sin para de jugar en el salón de su casa, atento a sus padres y a la visita que llega del periódico. El resto está en el colegio: Javier, de 16 años; Teresa, 15; María 14; Pilar, 12 y Ana, de 10.
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