Historia
Isidro, el anarquista que sobrevivió en la chimenea del Molino de Caparroso en Pamplona
Su fascinante historia la relata en un extenso de trabajo de investigación el colectivo Osasuna Memoria, que ha logrado ir montando pieza a pieza gran parte del "puzzle" de la vida de este anarquista nacido el 15 de mayo de 1906 en Artozqui

Publicado el 23/07/2022 a las 12:55
El golpe de estado de julio de 1936 convirtió Pamplona en un escenario caótico en el que se produjo una sucesión de detenciones, encarcelamientos y asesinatos extrajudiciales. En ese contexto, el albañil Isidro Sarasate, anarquista y afiliado a la CNT, salvó la vida escondiéndose en el interior de la chimenea del Molino de Caparroso en Pamplona, que, como en la actualidad, estaba ya en desuso.
Su fascinante historia la relata en un extenso de trabajo de investigación el colectivo Osasuna Memoria, que ha logrado ir montando pieza a pieza gran parte del "puzzle" de la vida de este anarquista nacido el 15 de mayo de 1906 en Artozqui, en el valle de Arce.
VIVIR EN UNA CENTRAL ELÉCTRICA
Isidro aparece en 1927 en la prensa local como fundador del Unión Navarra Fútbol Club, en el que es elegido tesorero. Meses después, “el Unión” junto a Osasuna y otros clubes impulsaron la Federación Navarra de Fútbol, ya que hasta entonces los clubes navarros estaban federados en la guipuzcoana.
Su madre, Josefa Arraiza Garayoa, y sus tres hermanos, compartían piso en la calle Mayor de Pamplona, y el Molino de Caparroso, propiedad de la Compañía El Irati, sería la siguiente morada de la familia. José, el hermano mayor, era electricista y encargado de la central eléctrica; Isidro trabajaba de albañil al igual que Juan, el pequeño; Benigna, la hermana, se ocupaba de las tareas del hogar. La casa los Sarasate era parte del complejo de la central.
La chimenea del molino funcionó durante cuatro años (1892-1895). Fue construida para liberar el vapor producido en la turbina y aumentar así la capacidad de generar electricidad. La competencia la inutilizó y años después la “Sociedad El Irati S.A.” compró el Molino, construyendo una nueva nave con una doble función: receptora y distribuidora de electricidad.
PEQUEÑOS FOCOS DE RESISTENCIA
En julio de 1936, Isidro Sarasate pertenecía a la CNT. El sindicato anarquista contaba con 500 afiliados en Pamplona y su sede estaba en la calle Tejería. Era fiel defensor de las decisiones asamblearias y del trueque frente al valor del dinero.
Como destaca Osasuna Memoria en su investigación, se afirma categóricamente que Navarra se sumó al golpe militar sin oposición alguna, pero se ha podido documentar una serie de hechos donde se constata que los anarquistas navarros intentaron repeler el golpe como pudieron, en un contexto de tiroteos -uno de ellos para tratar de impedir el asalto a la sede de la CNT en la calle Tejería-, detenciones y fusilamientos. El sindicato también convocó una huelga el 20 de julio que tuvo que ser desconvocada al poco tiempo.
"En la Pamplona que mayoritariamente se despertó aquella mañana con el bando de guerra del general Mola y 8.000 requetés, parece que hubo pequeños focos de resistencia", ha destacado Mikel Huarte, de Osasuna Memoria.
En ese sentido, el escritor Ricardo Urrizola, autor de "Consejo de guerra: Navarra bajo la injusticia militar (1936-1940)" ha subrayado que "ese día se levantó la gente y vio que todos los poderes de Navarra estaban con el Alzamiento, toda la prensa más influyente y la Diputación se alinearon enseguida con el golpe, y eso hacía bastante difícil oponer una mínima resistencia".
En Pamplona, ha apuntado, "hubo algo, que se terminó ya a los dos días, y también en Bera y en Valcarlos los carabineros opusieron algo de resistencia, pero enseguida se terminó".
LA PRIORIDAD, SALVAR LA VIDA
En esa situación, la prioridad era salvar la vida y por ese motivo Isidro decidió esconderse en la central eléctrica que tan bien conocía. Su sobrino Andoni confirma que su tío salvó la vida escondiéndose en el interior de la chimenea.
En la casa de los Sarasate, en las escaleras que llevaban a la segunda planta, uno de los escalones tenía una trampilla que daba a un pequeño habitáculo donde podían esconderse una o dos personas. Allí estuvo escondido Isidro junto a su hermano José. Y desde ese punto también se podía acceder a la central y a la chimenea, como ha relatado su hermano Juanito.
Benigna fue una persona clave para que Isidro lograra su objetivo de poder escapar de Pamplona. Hay constancia de su participación en las milicia y en el frente de guerra, y consta su ficha en el campo de refugiados de Gurs como cabo de infantería. Se sitúa asimismo a Isidro en la Francia de Vichy en la primavera de 1943.
UN REGRESO TRANQUILO A PAMPLONA
A su regreso a Pamplona, Isidro se casó con Tomasa García Urdín y el matrimonio, sin hijos, vivió en la calle Nueva.
Isidro mantenía sus posiciones republicanas y anarquistas ante una juventud comprometida que se iniciaba en el movimiento obrero pamplonés de finales de los años 60. Osasuna Memoria da cuenta de él como un hombre muy educado, serio, convencido de su ideario y con los pies en el suelo.
Javier Delgado Zabaleta, quien conoció a Isidro, subraya: “Sabíamos que era un antifranquista y que había sufrido mucho en la guerra, pero no contaba muchos detalles, en eso era discreto”.
Tomasa falleció en el Hospital, y después Isidro, el 16 de mayo de 1994. Su periplo vital apenas era conocido hasta ahora, porque Isidro, a su vuelta a su localidad natal, no tuvo especial interés en hablar de su vida, en dejar rastro en la pequeña historia local de Pamplona.
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