Demuestran los hechos que, una vez se construye una infraestructura, los ciclistas vienen con ella. Es decir, cuantos más kilómetros se inserten en ciudad, dando por sentado que se cumplen los estándares, más integrado estará el usuario y mayor será la conciencia social. Un trabajo que van puliendo en el
Ayuntamiento de Pamplona, con un
objetivo sostenible que cada vez es más palpable en la capital.
Sin ir más lejos, el nuevo vial que enlazará la Txantrea con el centro a través de Labrit toma forma de manera significativa. En un paseo desde la primera fase, en la confluencia entre las calles Magdalena y Lumbier, los técnicos del área de Movilidad fueron explicando cómo y de qué manera se está desarrollando esta esperada conexión.
Como se recordará, ya en marzo se abrió al tránsito este primer tramo del vial ciclista, que unía el final del paseo de Alemanes con la rotonda de la recién creada urbanización de Txantrea Sur. En este punto, el carril, bidireccional y de 3,5 metros de ancho, discurre por el margen derecho de la calzada.
EFICACIA ESPERADA
A partir de ahí, los trabajos prosiguen, desde este espacio hasta el cruce con la calle Vergel y el acceso al Club Natación. Precisamente en este punto, el carril bici cambia de lado (margen izquierdo dirección centro ciudad) para adherirse al citado eje de Txantrea Sur. “Se amplía la acera y se retranquea el paso peatonal para que los coches tengan más visibilidad y no aparezcan de repente sobre el cruce”, muestran los técnicos.
Una vez allí, los peatones seguirán el conocido camino de Carbonilla, completamente reformado, mientras que las bicicletas continuarán en paralelo a la calzada. Siguiendo el itinerario ascendente, el aspecto cambia de nuevo. Justo en la zona de la curva anterior a la pasarela de Labrit (en obras) se está realizando una ampliación de la plataforma peatonal con una pantalla de micropilotes y un muro de hormigón revestido de piedra de sillería. “La acera cuenta con casi cuatro metros más”, calcularon.
Y aunque los plazos siguen su curso y carril bici estará terminado para final de verano, las obras no tendrán más remedio que detenerse para dar paso a los Sanfermines. Una vez concluyan las fiestas, los trabajos se retomarán hasta alcanzar la intersección de entre Cortes de Navarra y Amaya. “El vial pasará por la bolsa de aparcamientos y seguirá por la acera ya en la parte final de Labrit, ésta vez con solamente 2 metros debido al diseño de la calle”, indicaron con antelación.
Y, más allá de la ciclabilidad, que también, la reforma supone eliminación de barreras arquitectónicas, pacificar el tráfico reduciendo el ancho de calzada y crear un carril bus exclusivo. “Entre todas las medidas, el calmado del tráfico (30 km/h) y menos ruido serán una realidad”.
CLAVES
La barandilla sobre el río Arga, paralela al puente de la Magadalena, se reparará. Asimismo, se colocarán unas placas de resina en el suelo que impidan caídas o deslizamientos.
Talas. A pesar de la supresión de algunos árboles (“de importancia menor”), desde el área de Jardines se comprometen a plantar nuevos ejemplares.
De cara a lluvias torrenciales, los técnicos han creado un ‘jardín de lluvia’ que absorberá el agua de las diferentes escorrentías, primero de manera superficial para, posteriormente, drenarlas al terreno.
Camino de Carbonilla. Las pendientes de este vial, ahora hormigonado, han quedado reducidas y la ascensión es mucho más llevadera. Además, la base no afecta a las raíces de los árboles gracias a una capa de grava que les permite ‘respirar’.
Las obras, financiadas por los fondos Next Generation, las está llevando a cabo la UTE Urbanismo Táctico Pamplona, con un presupuesto de 1.192.393€.
Giros de 90 grados y mermar la velocidad
No convencieron a los socialistas algunos de los giros de 90 grados que se localizan en la intersección entre las calles Lumbier y Magdalena, en el inicio del vial ciclista que anexionará este verano el barrio de la Txantrea con el centro de Pamplona. “Soy ciclista y nadie va a respetar este trayecto”, indicó Xabier Sagardoy, mientras los técnicos trataban de convencerle de que el trazado, pensado a propósito, pretende ralentizar la velocidad de las bicicletas en un punto quizá conflictivo, con un paso de peatones cerca. “Tenemos que educar en el uso de la bici”, repetía Maribel Gómez, responsable del Servicio de Movilidad.