Los 700 metros lisos de soportales del paseo Sandúa de San Jorge

Casi 700 metros de zona peatonal en línea recta con soportales por si llueve. Así es el paseo Sandúa que transcurre paralelo a las vías del tren, frecuentado por jubilados andarines y familias con niños que acuden a los columpios. Jóvenes y mayores pueden hacer un alto en el camino en los bares de la zona: bar Paseo, Tu café y La Marquesa en el mismo Sandúa, o La Musería, en la aledaña travesía del Muelle, o el bar Express, en la cercana plaza de la Estación. Todos ellos con su terraza más o menos protegida. Bar Paseo es fruto del apego de Gonzalo Díaz de Lezana por el barrio de San Jorge y la afición de Maite Ovelar a la gastronomía. Este matrimonio adquirió el bar en 2009. “Llevaba unos años funcionando y lo habían puesto a la venta. Ninguno de los dos teníamos experiencia previa en la hostelería, pero mi marido vivió aquí de pequeño y a mí me encanta cocinar, así que nos lanzamos”, explica Maite. Hace ya dos décadas que se levantaron los bloques de ladrillo caravista y se colocaron las losetas del paseo Sandúa. Se puso fin a una lenta transformación de una zona, mitad industrial, mitad rural, de arraigados recuerdos. Bien lo saben los clientes de El Paseo y La Musería. “Donde ahora está el Civivox estaba la fábrica de colchones Sema, después venía el campo de fútbol y el corral de ovejas de los Górriz, que tenían carnicería en la avenida San Jorge”, explican Alfredo y Bartolo, antiguos vecinos del Pasaje Lapoya, junto al puente de los Tubos. Debido al derribo de esos edificios se mudaron al paseo Sandúa. Gloria Gogorza, veterana farmacéutica del barrio, también se trasladó. “Lapoya es un apellido, de un señor que tenía allí una casa y fue el primero que trajo un coche al barrio”, añaden. Alfredo y Bartolo siguen haciendo memoria y citan que también existió un almacén de patatas, el de abonos de Beasain, que tenía un chalé, y más hacia la estación la fábrica de palillos de Antuñano y maderas Azcona. Invadiendo la avenida San Jorge estaban las casas de Múgica, derribadas hace ya 25 años, después de un largo y tortuoso desalojo. En 2007 se inauguró la nueva parroquia y en 2018 el instituto Iparralde, completando la fisonomía del paseo. EL DESAPARECIDO BAR ESPAÑA Café en mano, los veteranos clientes también recuerdan la oferta hostelera de la época: el bar Merino, que después se trasladó al otro lado de la avenida San Jorge y ahora es de comida turca; el bar La Rana, con su tradicional juego de fichas, y el bar España, en la calle de la Estación y que desapareció en 2001. Precisamente, el bar Paseo tiene entre sus clientas a Josefa y Avelina, antiguas propietarias que metieron muchas horas poniendo cafés y bocadillos a empleados de Renfe y pasajeros. Los bares de la zona siguen atendiendo a muchos viajeros y trabajadores de la estación, que van a comer o tomar algo, “aunque se ha notado que hay menos movimiento con la pandemia”, explica Maite Ovelar, que con las restricciones ha ido adaptando su oferta gastronómica. “Los fines de semana hacemos fritos para llevar. También hamburguesas, costilla de cerdo, ajoarriero, morros... Y mucha repostería. Me gusta hacer tartas, panchinetas... Envío fotos a grupos de Whatsapp y siempre hay alguien que pide que se la reserve”, comenta esta cocinera. En el Paseo están contentos porque cervezas San Miguel les va a colocar un nuevo cerramiento de terraza. “Nos eligieron dentro del plan de ayudas que han lanzado”, explican. El instituto Iparralde también ha traído más vida y clientes a Sandúa. Así lo atestigua Lorena, de Tu Café, con terraza soleada y una pequeña sala para eventos y celebraciones. Frente al Civivox, se sitúa el bar rastaurante La Musería, abierto en octubre de 2008 por Manuel Urío y Óscar Zúñiga. Como su nombre indica, en los últimos años ha acogido interesantes campeonatos relámpago de mus y timbas. También actuaciones en directo. “Ahora ya no es posible”, admite Manuel, que se considera “aficionado al mus pero no de alto nivel”. “Tengo alguna txapela, pero nada más”. A su terraza con velador acuden todas las mañanas un nutrido grupo de jubilados, “muy fieles, casi a la misma hora. Están encantados con Lore, camarera”. Y por la tarde, alguna cuadrilla de jóvenes y familias, a tomar algún frito o cazuelica. “Óscar es el cocinero y se esmera, aunque ahora con el interior cerrado ya no va a ser lo mismo”, admite Manuel. PASEO SANDÚA La Musería. En la travesía El Muelle. Con terraza cubierta. Bar restaurante con platos combinados, ensaladas, raciones, cazuelas y bocatas. Comida para llevar. Antesa de la pandemia organizaba campeonatos de mus y música en vivo. La Duquesa. Calle Sanduzelai 23, con terraza a Sandúa. Panadería-pastelería. Destaca su tortilla de patata. Bar Paseo Calle Sanduzelai 20 con terraza a Sandúa. Ofrece paellas, fideuas, fritos, canapés, asados y otros encargos para llevar. También tartas caseras y panchinetas, así como chocolate con churros. @barpaseo_sanjorge (Instagram). Tu Café. Paseo Sandúa 30. Bar cafetería. Bocadillos, tostadas, pizzas, cazuelitas y fritos. Aunque ahora no es posible debido a las restricciones, permite alquilar el local para celebraciones y eventos. Arrasate. Calle Doctor Fleming 16, con terraza a Sandúa. Bocadillos y pinchos. Bar Express. Plaza de la Estación 9. Bocadillos, pinchos y tortillas.

Los 700 metros lisos de soportales del paseo Sandúa de San Jorge

Los casi 700 metros del paseo Sandúa de San Jorge atesoran un pasado industrial que permanece en la memoria de los jubilados que a media mañana hacen un parón en su caminata para tomar un café o un vino en los bares de la zona

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