Alberto Munárriz repasa su década prodigiosa en el Zodiac Atlètic Barceloneta

Diez títulos de la Copa del Rey de forma consecutiva, nueve Ligas seguidas, ocho Copas de Cataluña, siete Supercopas de España, una Copa de Europa y una Supercopa de Europa. Este es el popurrí de trofeos que atesora Alberto Munárriz Egaña (Pamplona, 19/05/1994) en su particular década prodigiosa en el Zodiac Atlètic Barceloneta. “Estoy muy contento porque aquí te exigen y te piden ganar todo en el panorama nacional. En cuanto a inversión y apuesta, este club está por encima de los demás por eso nos exigen no fallar a nivel nacional. Después ya la Champions es otra cosa”, se sincera el navarro al repasar sus diez años en la entidad catalana. El apellido Munárriz se relaciona de forma directa con el Barceloneta. El noviazgo, que ya es un matrimonio estable, se produjo en el verano de 2013 cuando el pamplonés despuntaba con 18 años en el Waterpolo Navarra. Su técnico por aquel entonces, Manel Silvestre, era consciente de la pérdida de su mejor jugador: “Es normal que tarde o temprano tuviera que marchar. No queda otra que facilitarle las cosas que estén en nuestras manos. Espero que tenga toda la suerte del mundo y se acuerde siempre de dónde viene”. El protagonista de la historia lo recuerda también con ilusión y nostalgia. “Fue inesperado porque no pensaba en ello. Me preseleccionaron con la española y se fueron dando una serie de circunstancias. Una persona dejaba el equipo y se retiraba del waterpolo. Era David Martín, el actual seleccionador nacional. Pasaba a ser segundo técnico del Barceloneta y también de la selección. Me vio entrenando, le gusté y me fichó para el Barceloneta. Fue una mezcla de suerte y estar ahí en ese momento. Fue así de inesperado, pero me hizo mucha ilusión. Se me abría un sueño en el mundo del waterpolo”, rememora a sus 28 años. El cambio, en todos los sentidos, fue radical. De la coqueta Pamplona a una urbe como Barcelona. De la comodidad de vivir con los padres a “espabilar” en otra ciudad. Tuvo que adaptarse a todo, incluso en los estudios. Alberto cursaba Ingeniería Industrial en la UPNA: “Estos diez años he cambiado en todo. Como persona sales de la comodidad porque te hacen todo en casa y solo tienes que preocuparte por estudiar y jugar. Maduras mucho porque te adaptas a situaciones nuevas y eres muy joven. Por suerte, tuve un compañero -Fran Fernández- que era mayor que yo. Me lo puso muy fácil. Y en lo deportivo la inexperiencia la tratas de suplir con mucha ilusión y demostrar que podía estar con los mejores”. LA COSTUMBRE DE GANAR Y tanto que lo demostró. Una década después, Munárriz se ha convertido en una pieza clave en su equipo, pero también en la selección con la participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (2016) y Tokio (2020). En todo deporte, el objetivo es la victoria y el navarro se ha acostumbrado a ello. ¿Hasta qué punto se puede mantener la motivación? “Todo el mundo quiere seguir ganando y eso no cambia por mucho que logres muchas victorias. Queremos seguir demostrando que somos los mejores. Ya que estás en un club de tanta entidad no te queda otra que hacerlo lo mejor posible”, confiesa el pamplonés. En la competición doméstica, tan solo el CN Sabadell le pone algo de picante a la Liga. De hecho, ahora el Barceloneta es segundo. “Hay equipos que están haciendo muy bien las cosas y cada vez nos exigen más. Te conocen y se iguala todo. Nos tomamos cada partido con la mayor seriedad posible. En Europa, lo mismo, aunque la dificultad ya aumenta”. La experiencia y madurez de la edad también hace que Alberto Munárriz mida cada palabra. Eso sí, el navarro no tiene que pensar a la hora de abrir su corazón y confesar los retos que le quedan por cumplir. “Con el Barceloneta me encantaría volver a ganar la Copa de Europa. La única que tengo fue en mi primer año y las cosas se ven de otro modo. Mi importancia dentro del equipo era diferente a la actual. Ahora, con todo lo aprendido, me gustaría conseguir eso porque el Barceloneta no deja de ser un club de un barrio que pone mucho esfuerzo para pelear con los mejores y sería un premio al buen trabajo”... Se hace entonces una pausa: “Con la selección los Juegos Olímpicos es lo que más pesa y siempre tenemos en la cabeza, pero hay más competiciones que queremos ganar. Por desgracia, no hemos logrado muchas pero por suerte el pasado verano ganamos un Mundial. Yo nunca lo había conseguido, pero una vez lo pruebas quieres volver a levantar ese título”, concluye.

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