El Forofillo
Europa se le pone a Osasuna a huevo
Colgandero, pegado a la pierda, como los tigres, pequeños y pegadicos atrás... Hay mucho tipo pero la idea es la misma

Publicado el 28/05/2023 a las 21:27
Don Camilo José Cela, que si levantara cabeza y viera la que hay montada con que si negros, altos, gordos o feos y con la que se mueve por culpa de las palabras, su herramienta de trabajo, atesora entre su bibliografía una delicia titulada 'Diccionarios secretos' donde hace apología del cojón (perdón por el palabro), forma ilustre y señorial de lo que comúnmente llamamos huevo. Y así, a huevo, se le acaba de poner a Osasuna ir el año que viene a la peras Conference, ya que una victoria en casa, en El Sadar, la última jornada y contra el Girona nos mete en bombo europeo. Pese a que los rojillos son un calmante para equipos y jugadores moribundos.
El Getafe estaba medio muerto o poco vivo, llámenlo como quieran. Y encima sin su killer, el goleador Enes Ünal roto y teniendo que tirar de Latasa, prometedor pero joven, y el viejo roquero Mata arriba. Para colmo de males, en el minuto 3 el Chimy abría la lata en un pim, pam, pum entre Rubén García, Aridane y el delantero argentino. La cosa se ponía macanuda, por no mentar la forma del cojón. Vayamos por partes, que decía el amigo Jack El Destripador.
Jagoba sacaba a un once tipo de los últimos encuentros, dando la banda diestra a Rubén García y con el Chimy arriba por la ausencia de Budimir. El arranque con el caracolito rojillo le pilló al que suscribe volviendo de ejercer el derecho a voto, esas papeletas que luego contabilizan un resultado que propician un Gobierno cuyos políticos se pasan las promesas por el forro huevil. Así que con prisas se encendía la tele, se acomodaba uno y posaba los santísimos en el sofá para ver si se certificaba un golpe mortal a un Getafe que no es muy amigo y, de paso, apuntalábamos Europa.
El primer tiempo fue transcurriendo en un repliegue rojillo por la acuciante necesidad de los azulones, que se juegan seguir vivos en LaLiga. El 0-1 les hacía cometer errores, y es lo que se habría preparado desde el lado navarro. O bien aguantar una hora con cerocerismo o bien marcar pronto y jugar con los nervios del rival. Se hizo lo segundo y la tortilla empezó a cocerse, ante el mayor número de huevos rojos en la sartén.
Pero llegó ese empate que nos dejó descolocados, que deshuevó al equipo y que hizo que se marcharan todos al vestuario con tablas en el luminoso. En Madrid caía un huevo de agua, el personal local estaba acoquinado por el resultado y los demás no nos movían de la séptima plaza. El Girona ganaba, pero no nos alcanzaba, Athletic no podía con el Elche, Mallorca caía en el Spotify y el Sevilla había perdido el día anterior. Lo dicho, estaba la cosa a huevo y para bizcocho...
La segunda parte se jugó como se tenía que jugar. Aguantando, lanzando contras, dejando que sean los chicos de Bordalás los que lleven la iniciativa ya que la necesidad es muy mala. Y se puede sacar beneficio de ella, ya sabéis, a río revuelto... El caso es que el juego discurría entre codazos de Mata, que los reclamaba si recibía pero callaba si los daba, amarillas a los locales que se perdían la final de Pucela y un querer sin querer de unos y otros con sustos para los porteros.
Portu la tuvo nada más empezar el segundo tiempo, pero metió la cabeza como si fuera un huevo y la envió al larguero. Un pelo de huevo le faltó a Pablo Ibáñez para empalar un centro de Manu Sánchez. Y entre huevo y huevo, Chimy intentaba un centro a Pablito que se fue fuera por un milímetro. Y cuando la cosa parecía que iba terminar en empate, cuando el punto sabía bien pese a haber empezado ganando, cuando Mateu estaba ya pensando en otro pasillo de despedida, chof. Se rompió el huevo.
Centro desde la izquierda, David García otra vez superado, como en el primer gol en contra. Mata remata, y no es un juego de palabras. Sergio Herrera no atrapa el cuero, que pensaba que era un barbo, y la deja franca para que el propio Mata llevara el éxtasis a la grada del Coliseum Alfonso Pérez. Un futbolista que no marcaba desde su comunión, en un partido controlado por Osasuna, con un portero que ha parado este año a todo quisqui y va y se deshueva al final.
Lo bueno, lo bonito, caía en forma de gol en San Mamés. Y de dos goles en Montilivi. Y en el Spotify. Y los resultados hacían que Osasuna guardara la séptima plaza y que en su mano esté meterse en la Conference League si se gana al Girona en la última jornada. Un triunfo, tres puntos, broche de oro para elevar una temporada notable a un final sobresaliente. Osasuna nunca se rinde. Osasuna es pasión. Y como dice la canción, qué mejor manera que terminar hoy con el tono que viene que ni al pelo. "Echadle huevos, rojillos, echadle huevos".
¡Hasta la muerte, Forofillo hasta la muerte!