Hemeroteca
La arrogancia de Negreira en El Sadar
En el centro de la polémica por los cobros del Barcelona, una generación de osasunistas le recuerda como un árbitro de soberbia en los 80. La hemeroteca retrata su carácter especial. “¿Un penalti a Urban? Y yo reclamo que un semáforo se ponga en verde”

Publicado el 16/03/2023 a las 06:00
José María Enríquez Negreira (Barcelona, 1945) se convirtió en un clásico del arbitraje en unos años en los que Osasuna se asentó en Primera tras el ascenso de 1980. Para parte del osasunismo, su nombre no ha sido desconocido cuando ha saltado a la luz pública en un escándalo que arroja tantos interrogantes. Antes de que fuera el vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, y recibiera del Barcelona 7 millones durante 17 temporadas desde 2001, había firmado una trayectoria casi paralela al equipo navarro en el tiempo hasta el descenso.
Bautizado por Jesús Riaño a mitad de década como “un colegiado que se crece ante los gritos del público y que cuanto más le gritan más perjudica al equipo local”, Negreira dirigió en 24 ocasiones a los rojillos. Las crónicas le describen como arrogante en el campo y fuera con los periodistas. Porque en aquellos tiempos era normal preguntar al juez por qué había pitado un penalti o había sacado una roja.
Una de sus primeras actuaciones polémicas fue contra el Atlético en 1982. Ganaron los rojillos 4-2, pero El Sadar, con 23.000 almas, sacó los pañuelos blancos cuando expulsó al portero Basauri. “Fue una bronca monumental”, reflejó Riaño en Diario de Navarra. El portero, Mazinguer, había salido con sus puños fuera y el atlético Pedraza fingió el golpe. Santiago Esparza tuvo que ponerse los guantes.
En la 83-84, la afición desplazada a Atocha era testigo de la expulsión a Lumbreras. Javier Hernández se dirigía a él en uno de los encuentros post-partido que mantendrían. “A veces, su seguridad parece puro orgullo”, decía el periodista. “¿Cuál es su versión?, le cuestionaba. “Versión no. Realidad”, contestaba el árbitro. “Le ha dicho al linier que ‘era un jeta’. Así son las cosas. La culpa es de los jugadores, no mía”.
PUROS Y COCHES
26.000 espectadores veían un Osasuna-Real Madrid (1-1) en marzo de 1984. Riaño le dio un 0, nota habitual para el catalán. “No nos gustó en absoluto su actuación. Era un buen árbitro, pero ya no lo es”, le valoraba. El 'Marqués del Arga' le cambiaba el nombre a Blanqueira, por eso de favorecer a los merengues.
Al año siguiente, Hernández volvía a encontrarse con él tras ganar la Real (1-2). “Enfilaría el camino a Barcelona, apurando un buen veguero (puro) y condiciendo su último modelo. No parecía la imagen habitual de nuestros árbitros”, le retrataría.
En diciembre de 1985, pitaría en el Calderón. Riaño le preguntó por una tarjeta a Mina, que había pedido la roja a Arteche. “Le he sacado a Mina porque a este chico parece que le gusta expulsar a la gente. No ha habido dureza. Estaban jugando al fútbol no al ping-pong”.

En marzo de 1987, dirigía por tercera vez un Osasuna-Atlético (0-2) y otra vez polémica por un gol anulado a Robinson y merecido suspenso. “La gente ve las acciones como le interesa. Hay que pararse un poco a pensar”, criticaba en la entrevista con este medio.
En los 90, antes de su retirada, pasó de nuevo por aquí contra el Zaragoza (1-0) y el Oviedo (1-0). “Urban ha reclamado un penalti”, le trasladaba Hernández. Negreira estaba una vez más a la defensiva. “¡Toma! Y yo reclamo que un semáforo que está rojo se ponga verde”.
Contra los asturianos en 1991, su último partido en Pamplona, este periódico volvía a criticarle. “Parece que le gusta convertirse en protagonista. Cuanto más le chillaban más errores cometía y todos en contra de Osasuna”.
Una placa de Urralburu
El 26 de marzo de 1989, Enríquez Negreira celebraba su partido número 100 en Primera precisamente en El Sadar. Osasuna guardaba las formas y quiso tener un detalle con él. Antes de ese choque contra el Logroñés (0-0), el presidente del Gobierno de Navarra, Gabriel Urralburu, le entregaba una placa con el escudo del club. Negreira ha sido el octavo que más partidos ha dirigido a Osasuna, según BD Fútbol, detrás de Muñiz Fernández, Pérez Lasa, Velasco Carballo, Gómez Arribas, Teixeira Vitienes, Iturralde González y Turienzo Álvarez. En Primera fueron 15 (4 triunfos, 4 empates y 7 derrotas), en Copa 7 (un polémico Osasuna-Athletic de 1982 contra el campeón con “flamear de pañuelos en dos ocasiones”) y en Segunda 2 (finales de los 70). En 1982, dirigió un Promesas-Zaragoza copero en El Sadar.
No hay asesor arbitral
Desde que estalló el caso Negreira (ayer se admitió a trámite la denuncia de la Fiscalía contra el Barça por corrupción), desde el club azulgrana se han oído voces que han intentado normalizar la figura del asesor arbitral en los clubes. Es cierto que hay excolegiados como Megía Dávila, Mejuto González, Santamaría Uzqueda y Losantos Omar que trabajan con el Real Madrid, Getafe, Valladolid y Athletic, respectivamente, pero a nivel interno. Sevilla y Betis también tienen a exárbitros. En ningún caso se trata de una asesoría externa a la que facturar por los informes y menos por esas cantidades de dinero. En la mayoría, la tarea se descarga en el delegado. Osasuna no requiere de nadie en especial. Maneja información básica de dominio público para su día a día al igual que el Espanyol y el Rayo, según As.