El canterano de Osasuna que crece en Wisconsin

Todo niño que forma parte de la familia de Tajonar sueña con llegar a vestir la camiseta del primer equipo. Es una ilusión lógica y natural. Pero el efecto embudo deja a muchos por el camino. El fútbol no termina en Osasuna. Ni la vida en el fútbol. Hay mucho más. Los estudios no se pueden abandonar. Si no, que se lo digan a Iñaki Iribarren, que en 2019 vio ante sus ojos un tren que le pasaba por delante teniendo claras sus prioridades. Este pamplonés había jugado casi una década como rojillo y, estando en el juvenil de División de Honor, fue seleccionado por el club para un programa de LaLiga y alternar la formación académica y la deportiva en las mejores universidades de USA. Pesaba, en palabras de Osasuna, “su gran rendimiento académico y el compromiso mostrado desde que llegara en categoría alevín”. Era verano de 2019 y hoy, tres años y medio después, está a punto de graduarse con la Universidad de Wisconsin-Madison. Allí no solo está cursando un doble grado en Sistemas de Información y Economía con un Certificado en Ciencia de Datos. Como mediocentro defensivo, está destacando de futbolista universitario con los Badgers (tejones) y a medio plazo se plantea el reto de la Major League Soccer (MLS), la liga profesional norteamericana. “Los clubes de LaLiga podían poner a un chico de su cantera para ir a Estados Unidos. Decidí irme en vez de seguir. Siempre me había gustado viajar y salir fuera. Veía a algunos amigos que habían salido a estudiar un año y yo por el fútbol no podía. Siempre le he dado mucha importancia a los estudios. Se juntó todo: salir, estudiar y seguir jugando a fútbol a un nivel bueno. Merecía le pena aprovechar la oportunidad”, valora. Iribarren llevaba en Osasuna desde los 10 años. “Obviamente, cuando estás en Tajonar lo ves más cerca que otros chavales de otros clubes. Pero no deja de ser lo que es. ¿Jugar en Primera División? Muy difícil. De mi generación han llegado al Promesas, pero de otras ni eso. Tenía clarísimo que no podía dejar de estudiar. Puede llegar un momento en que no tienes nada o te lesionas. Además, por mucho que seas profesional, te queda vida por delante. Algo debes tener sí o sí”. MUY PROFESIONAL La pasión por el fútbol se ha avivado en Estados Unidos. Hay tres divisiones. En la máxima, compiten las mejores universidades con los mejores. “Tienes cosas a tu disposición que pocos clubes de Primera tendrán. Se asemeja a un centro de alto rendimiento, todos los deportes en un sitio. El fútbol americano y el baloncesto son los grandes. Traen mucho dinero a la universidad”, expone. Un estadio para 80.000 espectadores “como el Bernabéu” es la joya referencial para el fútbol americano. De agosto a noviembre, se disputan las competiciones, con conferencias. “La dinámica es muy profesional. Entreno todos los días menos uno. Son dobles sesiones, con gimnasio y campo. Tenemos preparadores físicos. Viajamos por todo el país, nos ponen a veces aviones privados. Ahora, después de Navidad, siguen los entrenamientos dobles, pero sin partidos, hasta marzo. Te concentras en la universidad y puedes mantener el físico y prepararte para la temporada que viene”. El sistema está enfocado para encajar el deporte con los libros. “La flexibilidad de las clases es mucho mayor. Pueden tener hasta tres horarios diferentes para elegir una clase por si te coincide con el entrenamiento. Tú mismo te programas. Y si estás compitiendo fuera, el profesor te cambia un examen si es necesario”. Acababa la carrera, el próximo curso hará un Máster y cambiará de equipo. De reojo, siente que tiene opciones para llegar a la MLS. “Este año estuve elegido entre una lista, el draft. Entrenadores profesionales ponen en una lista a los jugadores que les interesan y un día los eligen. Yo estaba en la lista, no lo esperaba. Hay gente que pide estar. Al final, no me eligieron. El año que viene igual me lo planteo bastante más serio y a ver si tengo suerte”. Iñaki Iribarren es de la generación de 2001, la que ha irrumpido en el Promesas y en el primer equipo, la de “Aimar Oroz, Diego Moreno, Jorge Herrando, Pablo Valencia, Xabi Huarte...”. “Me alegro mucho que les vaya tan bien. Les sigo. A Osasuna le veo muchos partidos porque lo echan en la televisión internacional. Al Promesas menos, pero veo resúmenes en Youtube y repaso el Twitter de Osasuna. Cuando voy a Pamplona, nos ponemos al día”. La explosión de Aimar no le ha sorprendido. “Se veía venir desde que tenía 14 años. Era de esperar”. El cambio fue radical en verano de 2019. “Lo pasé mal con el inglés. Pensaba que sabía y no entendía ni me entendían. Al final, en tres o cuatro meses te acostumbras y sin problema”. Otro hándicap eran las heladas. Desde septiembre el termómetro está a bajo cero. “En mi primer año hubo -45 grados. Cuando voy a Pamplona, siento calor aunque sea invierno”. Comenzó en residencia y desde segundo, en piso con amigos. “La vida universitaria es de película. Es totalmente así”. Reconoce que echa de menos Pamplona, sobre todo la comida. Tras las vacaciones, el lunes volverá a USA, donde elegirá universidad para el próximo Máster. Seguirá jugando. “El nivel de fútbol es alto. Me sorprendió al llegar. Técnicamente es parecido, tácticamente es más bajo y físicamente es mucho más. Te encuentras gente que están como toros y te exprimen. Hay muchos internacionales como yo. Alemanes de del Bayern o del Dortmund. Los extranjeros le ponemos nivel a la liga. La idea es estar unos años y graduarte y dar el paso a la MLS. Es como una cantera”.

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Iñaki Iribarren jugó 8 años en Tajonar hasta que le llegó la oportunidad de estudiar en EEUU. Referencia en el fútbol universitario, sueña con la MLS

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