Fútbol
Así se vivió la previa del Argentina - Estonia en El Sadar
Desde el ambiente en las calles hasta la celebración de los hinchas, el estadio rojillo se convirtió en una nueva Bombonera ante el amistoso de la albiceleste en Pamplona

Publicado el 05/06/2022 a las 20:14
¿Era El Sadar o La Bombonera?¿Pamplona o Buenos Aires? El fútbol mueve masas pero lo de la hinchada albiceleste es ya una religión. Pamplona fue tomada, como las Malvinas en su día por el Ejército británico, por las huestes del país sudamericano solo que en esta ocasión los amables "conquistadores" eran argentinos. Y es que las inmediaciones del estadio rojillo se poblaron del azul y blnco de la elástica de la selección de Messi, llenando el ambiente de cánticos, coros y consignas a favor de los futbolistas internacionales.
Conforme se acercaban al estadio, las camisetas albicelestes empezaban a aparecer por las calles. Y una vez allí, imposible no contagiarse del furor balompédico. Los más afortunados vieron la llegada del autobús con Lionel Messi, Rodrigo de Paul o el 'Papu' Gómez bajando del autocar rumbo a los vestuarios.
Y en el lado contrario, en la calle de El Sadar, más cánticos, más coros, más alegría, más esencia futbolera con una de las hinchadas más fieles con los suyos. No eran las barras bravas, eran aficionados argentinos. Era fútbol en estado puro de gente que lleva metidos hasta el tuétano nombres como Ardiles, Valdano, Maradona, Messi... Ahí es nada.
Por los cuatro costados, por la entrada de los vestuarios, por la grada del Navarra Arena, por la calle El Sadar... Los pamploneses veían llegar mareas y mareas de aficionados que poco a poco fueron entrando al feudo osasunista para poder disfrutar del juego de los suyos. Eso sí, con largas colas en los accesos al recinto deportivo.

Una vez superadas las barreras, una vez dejado patente el amor por su selección, las calles que circundan el estadio osasunista se quedaron mudas y el griterío se trasladó a las gradas. Con ambas selecciones sobre el tapete llegó la hora de los himnos. Y qué mejor manera de cerrar los prolegómenos antes de que comience el choque que coreando la letra de la enseña argentina. Después, que ruede el balón y que gane el mejor, pese a que la goleada previa haya llevado dos colores: el azul y el blanco.