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Literatura

Amaia Oloriz, escritora: "Mis personajes cogen una fuerza que me arrastran"

La autora de Villava se traslada en ‘El llanto de las amapolas', su sexta novela, a un pueblo de la Ribera de Navarra al que no pone nombre, para contar una historia de los que les tocó ser niños en el aciago verano de 1936

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Amaia Oloriz con un ejemplar de 'El llanto de las amapolas' entre las manosARITZ SOLA ZORRILLA
Publicado el 17/02/2023 a las 06:00
'El llanto de las amapolas' arranca con la imagen de un abuelo que sube con ayuda de su nieta los escalones de un salón de actos. “Por fin habéis vuelto”, susurra arriba, tocando los dos ataúdes depositados allí. En la siguiente página el abuelo se convierte en niño, la acción se rebobina ocho décadas, hasta el verano de 1936, justo antes de que perdiera a su padre y a su abuelo. Es la sexta novela para Amaia Oloriz Rivas (Villava, 1962). Su trabajo no tiene nada que ver con la literatura, es técnica de Recursos Humanos en la empresa pública Nasertic, pero a ella, que le apasiona leer desde que aprendió a hacerlo, ahora también le gusta escribir. Ahora vuelve a las librerías con esta cruda historia en torno a la memoria histórica.
¿Cómo planteó este libro que parte de cierto costumbrismo para pasar a ser un thriller y acabar siendo una historia de terror?
Yo siempre digo que las historias me vienen a buscar a mí. Con este libro me ocurrió que vi unos documentales que hizo Hamaika Telebista sobre memoria y conozco a gente de Lodosa, fue empezar a hablar con ellos de lo que les había tocado vivir y me dije: “Lo voy a hacer”. Hay escritores de mapa, que antes de empezar tienen su obra estructurada, definidos los personajes y saben lo que va a pasar. Yo soy una escritora de brújula, porque sé de qué quiero hablar, pero nunca sé cómo va a ir el texto.
¿Y esta vez cuando sacó la brújula cuál era el norte que buscaba?
Quise contar desde los ojos de un niño cómo pudo vivir este horror del 36. De los muertos he hablado mucho, pero me interesaba plasmar lo que ocurrió con la gente que se quedó, con los vivos, con los niños y las mujeres. En los documentales eran ancianos hablando, pero fueron niños cuando ocurrió. Ellos contaban lo que habían sufrido, ese miedo de las madres, esa pelea por darles algo de comer... Yo me voy haciendo la historia de un niño que vive en un pueblo. Está el homenaje en el momento actual, luego retrocedo y presento a los personajes que forman parte del día a día del niño, y, una vez que ha pasado el 18 de julio, cuento cómo una vida bonita, dentro de la humildad, se transforma en el horror que pasó.
¿Cómo la va saliendo el texto?
Es como una magia. La gente se ríe cuando digo que los personajes cogen una fuerza que me arrastran. Hay muchas veces que por la noche estoy pensando que voy a escribir algo, pero cuando me pongo delante del ordenador dejo de ser Amaia para transformarme en Satur o en Dulce Esparza [personajes de su novela]. El personaje coge una fuerza que muchas veces hace que nada de lo que yo había pensado ocurra. Yo en los libros siempre busco que me emocione, me sorprenda y me entretenga. Y en la escritura busco algo parecido.
Si deja de ser Amaia para ser estos personajes también sufrirá.
Yo cuando escribía las cartas que salen en Largo sueño de tu nombre lloraba a moco tendido. Con Satur he llorado mucho, con su madre también, me he sentido plenamente identificada con el dolor de esa mujer que tiene que sacar a sus hijos adelante. Me cuesta luego pasar página, cuando acabo la historia hay un tiempo que sigo ahí.
¿Si se convierte en esos personajes no le sale, por instinto de supervivencia, buscar un final feliz?
A mí dentro de todo me parece un final feliz, han encontrado los restos, hay mucha gente que no encuentra los restos de sus familiares. Satur ha tenido la vida que ha tenido, ha dedicado su vida a buscar los restos de su padre y abuelo y los encuentra.
La semana pasada se entregaron en Navarra los restos de otra persona a su familia, ¿estas historias hasta ese momento no tienen el punto final?
Yo me pongo en el lugar, que hubieran matado a mi padre y tu madre hubiera estado toda su vida diciendo “dónde estará”. Es una paz, es decir “ya está con nosotros”. Cuando no lo encuentras es un dolor añadido al que se produce con la pérdida.
La memoria histórica está muy presente en su obra.
Sí, me interesan temas de nuestro pasado, me gusta dar luz a la verdad y voz al silencio. Sobre todo con lo que ha estado tan oculto, que parecía que no se podía hablar. Cuando alguien te habla como unos amigos de la Ribera de que se llevaron a su abuelo... pues me gusta ponerme en su piel. Yo para escribir tengo que sentir, no voy a escribir de extraterrestres, no me interesa.
Dice que empezó a escribir tarde y es autodidacta. ¿Cómo fue?
Sí, todo lo he aprendido leyendo. Es cierto que no tiene nada que ver la primera novela a ésta. Ésta será la que mejor escrita está, vas aprendiendo, y luego me dejo aconsejar. Empecé de una forma tonta, escribiendo relatos cortos a mis hijas, en algún momento se me ocurrió escribirles un cuento, y me daba vergüenza enseñarlo. Un día se me ocurrió una historia, pero no era consciente de que estaba escribiendo una novela. Ahí me di cuenta que los personajes me llevaban, ellos hicieron la historia, ellos la construyeron. La presenté para familiares y amigos en un txoko familiar. Hice 40 ejemplares para regalar. Fue un jueves y me fui fuera el fin de semana. Volví el domingo y tenía ya una lista de peticiones de libro.
Incluso se ocupaba de la distribución de un modo casero.
Sí. Tengo muchos amigos, en Villava nos conocemos todos mucho y tengo seis hermanos. Mucha gente dispuesta a ayudarme.
¿Por qué cree que le leen?
Porque al final la gente busca libros que le lleguen, que se puedan sentir identificados con lo que leen. Eso es lo que ocurre con mis libros. Yo no soy conocida y, sin embargo, cuando lo presenté en la Casa de Cultura de Villava hay 300 butacas y se llenó. Yo soy la primera sorprendida.
¿Ahí se dio cuenta de que el boca-oreja funciona?
Me di cuenta con 'El largo sueño de tu nombre'. Ahí vi que había dado un salto a un sitio que yo nunca me habría imaginado. Fue un bombazo tremendo. Fíjate que lo publiqué en 2018, Txalaparta lo reeditó en 2020 y vendieron prácticamente todos. Ellos me decían que hace tiempo que los libros en dos años pasan, pero en este caso siguen reeditándolo.
¿El siguiente ya está en marcha?
Ahora tengo dos nietas pequeñitas y le tengo que ayudar a mi hija. Estoy medio jubilada y mi pareja también, y parece mentira pero tengo menos tiempo para escribir que cuando trabajaba. Estaba más organizada. Pero sí, la historia está en la cabeza. Tengo ya cinco personajes, a ver dónde me llevan.

'EL LLANTO DE LAS AMAPOLAS'

Autora: Amaia Oloriz Rivas
Editorial: Txalaparta
Páginas: 256
Precio: 17,50 euros

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