Andrea Jiménez: "El teatro es emocionarnos juntos y poder compartir la pena y la alegría"

Los años 90 que parecen tan lejanos, todavía están presentes, a modo de recuerdos, en la memoria de muchas personas. Eran unos años en los que el televisor era protagonista indiscutible en el hogar, con la emisión de unos concursos y programas con famosos del momento que eran capaces de congregar a toda una familia en el sofá. Y era también una época en la que se hablaba de progreso, éxito y posibilidades. Estas referencias noventeras están presentes en 'Hoy puede ser mi gran noche', la obra que llega esta noche a La Cava y que hace un guiño a la nostalgia, también a la realidad, y aborda el éxito y el fracaso. Este monólogo cómico y musical viene de la mano de Teatro en Vilo, la compañía creada por Noemi Rodríguez, que estará en el escenario, y Andrea Jiménez, que asume la dirección de este espectáculo que define como “una fiesta teatral”. Un cantante de orquesta en la Galicia de los años 90 y su sueño por convertir a su hija en una gran estrella centran 'Hoy puede ser mi gran noche'. ¿Cómo surgió la obra? Está basada en hechos reales y viene de un impulso de Noemi (Rodríguez) al hablar de su lugar de origen, del contexto de su familia y, sobre todo, de su padre. Nosotras siempre partimos de una investigación sobre la idea del éxito y del fracaso. Y así llegamos a esta historia que tiene que ver con la figura del padre, la importancia que tiene en la educación, sobre todo, como representante de educaciones más tradicionales, en las que se piensa mucho en el afuera, en el otro. El vínculo padre-hija siempre despierta movimiento, remueve y surgen reflexiones sobre la pérdida, lo que pudo ser y no fue, las cuentas pendientes que quedan por resolver con las personas que más queremos. Eso también es parte de la obra. Distintos personajes y una sola actriz en el escenario. ¿Qué exigencias supone este formato para la interpretación y la dirección? La parte actoral es muy importante y la obra tiene un gran trabajo. Cada personaje al que imita tiene su propia voz, su propios movimientos y gestos, su expresión facial. Desde mi opinión de directora y miembro de la compañía, Noemi (Rodríguez) es un portento, tiene una energía tremenda, una fuerza arrolladora que le permite enganchar con el público. Imita a su padre, a su madre, a ella misma de pequeña. Es hora y media bombeando personajes y energía. Su hermana Darlene también está en el escenario, pero solo como acompañamiento musical. Ha dirigido varias obras en los últimos años. ¿Hay diferencia entre dirigir a una sola persona que a un elenco mayor? Para mí ha sido un reto, pues la pieza es prácticamente un monólogo. Yo estoy acostumbrada a trabajar siempre con más actores, con elencos entre 4 y 7 actores y actrices. Estar solo con una persona, cambia todo,, la forma de trabajar no es la misma. Uno de los retos extra es como generar material escénico con un solo cuerpo. Pero con ella ha sido extremadamente fácil. La obra tiene momentos de interacción con el público. La actriz los ha hecho suyos y la obra ahora dura diez minutos más que en su nacimiento, alargados por puro presente escénico, algo que siempre busco y deseo como directora. La primera obra que dirigió fue Interrupted, luego llegaron otras como 'Generación Why', 'Locos de amor', 'Man Up' y 'Hoy puede ser mi gran noche'. ¿Qué busca como directora en cada espectáculo? Es importante seguir abriendo espacios donde puedan suceder hechos, pues gran parte del trabajo de Teatro en Vilo, y en particular Hoy puede ser mi gran noche, tiene que ver con el accidente, el tropiezo, el fracaso, lo que no sale bien. Hay una virtud artística y actoral oxidada que es ponerse de cara al accidente, el que ya está previsto, como ante el hecho de hacer que sucedan accidentes reales con los que jugar en la pieza. Es ahí donde se combina la dirección y la interpretación. El espectáculo, a través de un viaje por el tiempo, la nostalgia de una familia y el homenaje a los años 90, ¿qué reflexión propone? Una de las reflexiones más profundas, como la aspiración humana a trascender. Hay una relación profunda entre como trascender, como dejar huella y, al final, cuál es nuestro pase en este mundo y que queda de nosotros. Teatro en Vilo cumplirá diez años en el mes de octubre. ¿Qué les animó a fundar la compañía? El primer impulso fue mío, de Noemi y una chica inglesa, pues compartíamos varias ideas. Nos concedieron una residencia artística en Cataluña, aunque vivíamos en Londres, en la que nos juntamos tres meses para crear. Así surgió Interrupted, nuestro primer espectáculo. A partir de ahí hemos ido desarrollando nuestro lenguaje, hemos ido entendiendo lo que era una compañía de teatro, hasta que le dimos estructura. Desde 2013 hemos trabajado mano a mano, Noemi más en el papel de dramaturgia y yo en la dirección. Pero también alternamos facetas, pues lo que hacemos es creación colectiva, creación desde los cuerpos, por lo que ambos perfiles están muy conectados. En su apuesta por el arte contemporáneo, ¿qué busca la compañía? Un teatro vivo, que dialoga directamente con las personas que están en la sala, que se sitúa en un presente radical y que escucha. Es un teatro que revela lo más frágil de lo humano, lo expone y lo celebra. Te invita a mirar lo que duele y a celebrar la pérdida. Es un teatro que busca sublimar lo real desde el humor. ¿Cree que el teatro es un valor para la sociedad? El teatro aporta una manera de mirar, un lugar desde el que mirar el mundo, sobre todo en un tiempo que vivimos de tanta incertidumbre, inseguridad y sentimiento apocalíptico. Es un lugar seguro donde poder imaginar, soñar, sin poner en riesgo nada más que nuestras emociones. Es un valor muy fuerte. Como directora teatral, cuando asume cada proyecto, ¿piensa que el teatro también es entretenimiento? El silencio y la escucha es la razón de ser del trabajo que hago. No creo en la dicotomía entre el arte y el entretenimiento. Creemos que el arte es comunicación y que se puede rezar, desafiar y preguntar ofreciendo una experiencia de placer, donde existe la invocación, emocionarse juntos y compartir algo tan fácil y sencillo como la pena y la alegría. Estar juntos sintiendo y respirando al mismo tiempo, eso me parece maravilloso.

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