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Historia

Los Evreux, los reyes navarros que presumían de ser del linaje de Carlomagno

El historiador Mikel Zuza examina en un libro el imaginario histórico y literario que acompañó a los monarcas de los siglos XIV y XV

Ampliar El historiador Mikel Zuza
El historiador Mikel ZuzaCordovilla
Publicado el 17/06/2022 a las 06:00
En la clave de la bóveda de la iglesia monasterio de Ujué hay un escudo que, según apunta Mikel Zuza en su último libro, tiene mucho de desafío al rey de Francia. Lo pueden ver aquí debajo. Es un escudo con las armas de Navarra y las flores de lis del país galo. Esas flores lucen limpias, sin otro elemento. Y eso solo podía hacerlo el rey de Francia, y no fue él quien mandó ponerlas en Ujué. En su último libro, el historiador Mikel Zuza Viniegra (Pamplona, 1970) asegura que fue Carlos II de Evreux y que aquello fue una forma de reivindicar que su familia era heredera del trono francés. Lo escribe en su última obra, En recta línea, que recorre no solo la historia de los reyes Evreux de Navarra, sino todo el imaginario con el que se prestigiaban.
El pamplonés, historiador y bibliotecario desde 1998, basa su libro en documentos como el que sostiene su tesis sobre el escudo de Ujué. Es una protesta del rey de Francia ante el Papa contra Carlos II de Navarra por haberse atrevido a usar sus armas heráldicas como solo podía hacerlo el monarca francés. Zuza señala que fue lo que Carlos II hizo con el escudo de Ujué y que es la prueba de que reivindicó la corona francesa, y no sólo a través de frases de doble sentido, como se había dicho hasta ahora. Carlos II era hijo de Juana II, que “fue expoliada del derecho que le correspondía a ser reina de Francia” y educó a sus hijos en la idea de que tenían legitimidad para llegar al trono. Hubo un momento sobre todo en 1364 y también en los años anteriores en los que rozó el trono francés con la yema de los dedos”, asegura Zuza. Eso ocurrió durante la Guerra de los 100 años, “que todos tenemos como un conflicto anglo francés, pero fue una lucha a tres bandas, también con el rey de Navarra”.
La historiografía, dice el pamplonés, ha tratado mal a Carlos II, al que suele acompañar el sobrenombre El Malo, que Zuza trata siempre de evitar. Al revés, le considera “quizá el rey más importante de la historia de Navarra. Es un personaje muy curioso, por su cultura, por su capacidad para modernizar un reino como el de Navarra. Le debemos por ejemplo la constitución de la Cámara de Comptos para optimizar los recursos económicos que estaban un poco a su aire”.
LA ESTELA DE CARLOMAGNO
Mikel Zuza considera en cierto modo su nuevo libro una continuación de su investigación sobre el Príncipe de Viana. De hecho, la obra nace de un documento que descubre en Pau, con 87 acusaciones contra el Príncipe hechas por sus enemigos. Le llamó la atención una de ellas que relata que el Príncipe, cuando le quieren casar con la hija del conde de Haro, se niega con el argumento de que “no es costumbre en la casa real de Navarra casarse con nadie más bajo que el linaje de los doce Pares de Francia”. Ese desafío es una muestra de “la constante forma de presumir de los reyes de Navarra de su ascendencia de los personajes principales de la época medieval, que son son Carlomagno, el emperador de los francos, y San Luis, rey de Francia en el siglo XIII. “Más que en lo histórico, se fijan en la vertiente mitológica, Carlomagno desde la Alta Edad Media ya fue personaje de cantares épicos. Y San Luis era el ejemplo de rey cruzado que impulsa la causa de la Iglesia”, explica Zuza, que señalan que recordándose como descendientes de estos personajes los Evreux buscaban “presumir de santidad”.
Carlos III el Noble también reivindica ese linaje incluso en su propia tumba, en la catedral de Pamplona, donde se nombra “descendiente en recta línea del emperador San Carlos Magno y de San Luis Rey de Francia”.
Los Evreux, que comenzaron a reinar en Navarra en 1328 con Felipe II, padre de Carlos II, y dejaron de hacerlo en 1441 con Blanca I, hija de Carlos III, y madre del Príncipe de Viana, devolvieron “al reino al tablero político europeo” y lo colocaron “en una situación geopolítica que probablemente no volvió a tener nunca”, Parte de ello se debe a una mentalidad y unas creencias “que nos abren la ventana de un mundo tan lejano como maravilloso”
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