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Pamplona Negra 2022

Marcello Fois e Ibon Martín se encontraron en el camino de Pamplona Negra

El escritor italiano y el autor donostiarra debatieron este martes sobre la psicología del criminal, su forma de introducirse en la mente de los personajes, cómo trabajan, qué importancia tienen para ellos los escenarios o si experimentan en sus obras

Ampliar Desde la izquierda, Ibon Martín, Ion Stegmeier y Marcello Fois
Desde la izquierda, Ibon Martín, Ion Stegmeier y Marcello Fois, el martes en BaluarteJOSÉ ANTONIO GOÑI
Actualizado el 20/01/2022 a las 13:24
Todos los escritores llevan “un pequeño psicólogo dentro” porque al crear tramas juegan con la psique de protagonistas y personajes secundarios. Defendió esta idea el autor donostiarra Ibon Martín en la mesa redonda que compartió ayer con el italiano Marcello Fois sobre la psicología del criminal, la empatía con el carácter. Y, moderados por el periodista de 'Diario de Navarra' Ion Stegmeier, se encontraron en el camino en varias ocasiones.
Expuso Martín que le cuesta describir físicamente a las personas, que no es de fijarse, y, sin embargo, disfruta introduciéndose en la mente de sus personajes. Para Fois, no obstante, “algunas veces el personaje se impone antes que la historia y algunas veces, al revés, y la cuestión es que las dos cosas se deben encontrar en un momento dado”. Para él, los personajes dependen mucho de lo que el escritor descubre también durante la escritura. “Y puedes darte cuenta de que tu personaje se revela y no quiere hacer lo que tú quieres hacerle hacer: ‘Me has programado de una forma y esto no lo puedo hacer”. Obedece, continuó, a que “los personajes son extraordinarios” y el punto desde el que él comienza, convirtiendo también en personajes paisajes y ambientes.
De hecho, para Martín también es importante el lugar, y cuando escribe busca uno donde se iría a vivir “por ser el mejor del mundo”, y entonces descubrir que, al rascar un poco, hasta en el mejor lugar del mundo pueden ocurrir cosas terribles. Es su modo de trabajo: busca un buen escenario para ver después qué personajes y con qué historias personales introducir en él. Y le gustan los escenarios rurales, lugares pequeños donde la gente se conoce.
Pero precisamente esos pueden generar problemas. Lo comentaba el moderador a propósito de 'La isla de las gaviotas', ambientada en Hondarribia y en la que la suboficial de la Ertzaintza Ane Cestero y su equipo tratarán de dar caza al llamado “asesino del Alarde”. La novela arranca con el asesinato de una de las mujeres que desfilan en el Alarde Mixto de Hondarribia, y “no ha sentado bien”, indicó Martín, localizar el inicio de la novela en ese desfile del que se excluye a las mujeres y cuyo desfile alternativo es boicoteado. Un odio que trata la novela y que el autor ha sufrido en sus carnes, reconoció, a través de las redes sociales y por no poder presentar el libro en la zona. ¿Y si debió haber ambientado la historia en otro lugar? Para Fois, sí, “porque esa historia se ha convertido no en una historia del lector sino de ese sitio”. “La literatura”, reflexionó, “es bonita porque tiene una omnipotencia que no tiene nada más: si te inventas que en agosto va a nevar, en agosto va a nevar”. Y es que en su caso, en la saga de sobre la familia Chironi, ambientada en Cerdeña, “allí [por Cerdeña] se reconocen dentro de la historia, pero en otros sitios, no”.
Nacido en Nouro, en el interior de Cerdeña, en su argumentación de que “uno no es especial por su procedencia”, Fois indicó que “un escritor es doblemente responsable de la cultura que lleva encima por su trabajo”. “Somos lo que escribimos y es una responsabilidad grande”, y se remontó a su niñez y a que, por haber nacido en una isla, ha podido asistir a la historia que estaba pasando entonces. Porque cuando era muy pequeño en su casa no había teléfono, porque con la primera televisión él tenía 5 o 6 años, porque su abuelo araba la tierra con arado y bueyes... “He tenido la suerte de ver esto en el momento en el que estaba pasando. Haber nacido en Cerdeña lo ha favorecido. Los chicos de Milán, de Roma, no han vivido esto tan marcado como en Cerdeña. Pero por lo demás, las personas son o no son, y quien escribe una historia vive esta contradicción: debe construir personajes lo más universales posibles y a la vez especiales, algo que a algunos nunca les sale y a otros sale muy bien”, añadió Fois, para quien 'il giallo', el nombre en italiano para denominar la novela negra, “consigue que convivan estas dos situaciones que siempre se relacionan”. “El bueno puede ser un poco malo y el malo no necesariamente tan malo, y este tipo de diferencia es mi pasión cuando escribo”.
Lo pensaba también Martín, para quien “funcionan los personajes con muchas aristas”, gustándole como lector “llegar a a empatizar con el asesino y hasta entender por qué está actuando así” y como lector, intentar que su asesino “no sea odiable y genere más pena que odio”. En el fondo, prosiguió Fois, el detective hace este trabajo: tiene que relacionarse con una persona que hace lo que él no haría, meterse en esa cabeza, hacer de delincuente, pensar como un criminal. “Es la transferencia que debe hacer el detective en este tipo de literatura, que a veces tiene la tentación de dar la razón al criminal. Y es lo que a nosotros nos pasa: es muy complicado mantenerse recto en la virtud”.
Observador, Martín no escribe encerrado en casa, sino sentado en una cafetería, viendo la vida, escuchando conversaciones. Fois -“ soy un tocapelotas porque no me canso de preguntar”- necesita saber solo cuál es el argumento y el título, y ya llegarán después meses de pensar -“no escribo ni una línea hasta que todo se coloca en mi cabeza”-. Se sienta solo para escribir “ininterrumpidamente” hasta terminar la primera redacción. No hace esquemas, ni anota, ni crea árbol genealógico sobre los personajes. “Sé dos o tres cosas fundamentales, el punto central donde quiero llegar y el punto donde quiero terminar, y en el medio, que me sorprenda la historia”, la misma forma de trabajo que Martín, según expuso en Pamplona Negra.
Y estuvieron también de acuerdo respecto de la experimentación. “La gran meta es decir que eres capaz de escribir este libro y este otro y sorprender al lector con cada uno”, señaló Martín. “Pero también en la práctica el lector que va buscando uno de tus libros quiere una serie de ingredientes que hay que ofrecerle. Experimentar sí, pero hasta cierto punto”. Defendió Fois la experimentación -“he experimentado toda la vida”-. “Soy de la opinión de que un escritor puede tener que saber bien de todo en su condición de reconstruir el universo, de rehacer el mundo. En Italia estoy considerado demasiado literario por los amantes de la novela negra y demasiado negro para los autores más literarios, y me viene bien porque me da más libertad”. No deja de seguir el consejo que le dio su padre: “Intenta ser un escritor honesto pero nunca un honesto escritor”.
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