Dos casos reales en Burlada y Estella, protagonistas de Pamplona Negra en 'El crimen a escena'

No se salió nadie este lunes de la sala de cámara del Baluarte pese a que la directora de Pamplona Negra, Susana Rodríguez Lezaun, en primer lugar, y los propios policías forales que expusieron dos casos reales, después, advirtieron de que lo que se iba a ver allí podía dañar la sensibilidad de los presentes. Las sesiones de El crimen a escena son la seña particular de Pamplona Negra, al fin y al cabo, y el público prácticamente llenó la sala para comprobar cómo esos casos que están acostumbrados a ver en películas y series ocurren también a la vuelta de la esquina. Este año, de hecho, se quieren confrontar casos de la vida real con los de la ficción, de modo que la sesión se tituló Happy Valley: pequeños pueblos no tan tranquilos, recordando la serie que sitúa en plena campiña inglesa sucesos terribles. El Happy Valley navarro lo expusieron el inspector Javier Díez Arricibita y el policía Pablo de la Fuente, de la Policía Foral, con sendos casos ocurridos en Burlada y Estella. El crimen de Burlada comenzó con un vídeo. Bar la Nogalera, 2017. Una mujer juega al billar ante la mirada de un hombre, sentado de espaldas a una ventana abierta. Una sombra se acerca por detrás y le hace algo al hombre, las imágenes de la cámara de seguridad no son muy nítidas, pero se oye un grito, “un grito de muerte”, especifica el inspector Javier Díez Arricibita, y cae al suelo. Muere. Los días posteriores se sucedían los titulares en la prensa. Se habla de un encapuchado, de un sospechoso de 53 años y de que el fallecido contaba 37. El sospechoso se presenta poco después en la Guardia Civil diciendo que la policía le estaba buscando, aunque no admitía la autoría. “Se entregó pero lo teníamos prácticamente localizado”, señala el inspector Javier Díez. Los datos que había ido recabando la Policía Foral a lo largo de los dos días siguientes no parecían darle la razón. Los testigos, en primer lugar, aportaron testimonios de que había sido el exmarido de la mujer que jugaba al billar, había quien lo había visto todo pero decía tener miedo y otro citaba un gorro, y que se fue corriendo hacia la derecha. La Policía foral hizo una animación que reproducía el caso. Había una única herida producida por un objeto punzante, una única puñalada clavada hasta dentro. Los rastros lofoscópicos (huellas) coincidieron con la identidad del detenido, así como una muestra de ADN que lograron sacar de la ventana. En los alrededores miraron contenedores, cámaras, debajo de coches, y encontraron en un contenedor un cuchillo con rastros de sangre que resultó ser del fallecido. El gorro descrito por un testigo también lo localizaron, y un pelo en él reveló a través de su ADN que era del detenido. El teléfono móvil suele ser otra fuente importante de información. En este caso, situaba al detenido a las 19.06 en Mendillorri, a las 19.47 en el Segundo Ensanche y a las 21.09 en Burlada, la hora de los hechos. A las 21.48 dejó de emitir señal. Finalmente se llegó a un acuerdo sin ir a juicio por el que el detenido aceptó una condena de once años y medio de cárcel. “Los asesinatos son enjuiciados por un tribunal de gente, las pruebas eran tan claras que, si iba a juicio, le iba a caer la mayor pena”, apuntó Javier Díez Arricibita. “No sé qué veredicto hubiera sido, pero si aceptas once años de prisión, es porque existen muchas pruebas que te incriminan”, añadió. UN CADÁVER EN ESTELLA Expuesto ya un caso, la Policía Foral quiso que el público del Baluarte participara en la resolución del segundo. El de Estella. Todo empezó con una llamada de teléfono de una mujer: hacía días que no veía a su vecina y notaba un olor fuerte en el rellano. Al hijo de la vecina, con el que ésta vivía, sí le veía, pero decía cosas “raras”. En la primera inspección ocular se encontraron con el cadáver de la mujer sobre su cama. Ni el portal de la calle ni la puerta de casa habían sido forzados. La casa no estaba revuelta, no faltaba nada. En la inspección en la que participan los investigadores, los forenses, el juez y la policía científica, sí encontraron cierto desorden en el dormitorio de la mujer. La fauna cadavérica era reseñable. La mujer tenía en la cabeza lo que parecía un golpe, y justo debajo los cristales de una lámpara rota. Los testigos aseguraban que el hijo había entrado y salido de la casa toda la semana, que llevaba dos días oliendo mal y que al preguntar al hijo por la madre éste respondía que estaba fenomenal. También escucharon días antes una discusión. La Policía Foral llamó al hijo pero no respondió. Pidieron permiso al juez para intervenir su teléfono y el repetidor les llevó a una construcción rural en el norte de Navarra. Allí van los agentes del Grupo de Intervenciones Especiales (GIE) de la Policía Foral, que entran en la casa y le detienen. “Solemos ser escrupulosos con las reglas, todos podemos estar un día en ese lado, y no hablamos con la persona hasta que no llega el abogado”, dice Pablo de la Fuente. “Pero a veces cuentan algo que se puede utilizar también en la investigación, y en este caso decía haber estado con su madre y que estaba muy bien”, añadió. El público investigador del Baluarte tenía alzado el mazo de juez, a punto de condenar al sospechoso como culpable, cuando los policías forales compartieron una última prueba: la autopsia. La mujer había muerto de forma natural, de un infarto. El golpe de la cabeza era en realidad una herida suya que aprovechó la fauna cadavérica para empezar su banquete. “El hijo había estado viviendo con la madre muerta”, señalaron los policías forales, y fue ingresado en un centro de salud mental. 'El crimen a escena' acogerá este martes una explicación de la Guardia Civil sobre sus herramientas para investigar la escena del crimen, nueva parada de la exitosa sección de Pamplona Negra. La sección cinematográfica de Pamplona Negra arranca este martes en Baluarte (20 h., 3€) de la mano de la Filmoteca de Navarra. La corrupción y la omnipresente mafia protagonizará la selección de títulos de este año. Este martes se proyectará Salvatore Giuliano (Francesco Rosi, 1962), la biografía de Salvatore Giuliano (1922-1950), un mítico bandido e independentista siciliano. La película obtuvo el Oso de Plata al Mejor director en Berlín y es una de las 10 mejores películas de la Historia para Martin Scorsese. El miércoles será el turno de Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (Elio Petri, 1970). En ella, un inspector policial recientemente promovido (Gian Maria Volonté) mata a su amante (Florinda Bolkan), y cubre su implicación en el delito. La película ganó el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa. El jueves, por último, se verá Excelentísimos cadáveres (Francesco Rosi, 1975). En una región del Sur de Italia, un misterioso asesino mata sucesivamente a varios magistrados.

Dos casos reales en Burlada y Estella, protagonistas de Pamplona Negra en 'El crimen a escena'

La Policía Foral expuso en ‘El crimen a escena’ las pruebas recabadas y lo que ocurrió en dos casos reales ocurridos en Burlada y Estella

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