ESTACIÓN DE LIBROS
Biografía del silencio, Pablo d´Ors

Actualizado el 06/10/2019 a las 06:00
Hay libros que caben en el bolsillo posterior del pantalón. Que encajan en él sin apenas sobresalir. Es verdad que en los últimos años se ha puesto de moda ese formato, pero yo me refiero a los que lo adoptan por una razón especial. Por un motivo justificado. Pienso en aquellos para los que la editorial crea un tamaño reducido teniendo en cuenta el tipo de obra que contienen.
Suelen albergar diversos géneros. Así ocurre con las pequeñas bibliotecas, esos libritos con un diseño antiguo de tapa dura tan extendidos en Alemania. En ellos caben relatos, poemas, nouvelles y crónicas de viaje. En todo caso, son idóneos para esa clase de guías espirituales de corte laico que el lector consulta una y otra vez.
El breve ensayo de Pablo d´Ors es un buen ejemplo de ello. De la simpatía que despierta en nosotros como objeto. Mucho antes de empezar a leerlo, ya hemos congeniado con él. Ya lo hemos acariciado. Ya le hemos dado vueltas como a un juguete. Ya lo hemos sujetado durante minutos con una sola mano. Ya hemos pasado las páginas deprisa con el pulgar. Ya lo hemos mirado por todas partes. Nos gusta tanto el continente que iniciamos la lectura sabiendo que el contenido no nos defraudará.
No es un mal principio. Que a nadie se le ocurra desdeñarlo. No, porque, debido a la gracia del formato, la incursión en el libro resulta muy fácil. Más aún cuando nos encontramos con una serie de episodios cortos que van a permitirnos respirar con frecuencia. He ahí, precisamente, uno de los ejercicios que nos aconseja el autor. La respiración. No como fin, sino como uno de los pasos necesarios para poder meditar. No en vano, de eso se trata sobre todo en Biografía del silencio. De la meditación.
Así que hay algo de manual de instrucciones. En ese primer nivel, se nos imparte una enseñanza práctica. También entonces el libro avanza por buen camino. Nada mejor que un proceso de aprendizaje como excusa para tocar distintos temas, para narrar ciertas experiencias, para reconocer errores y describir sus efectos. Con el pretexto del procedimiento aconsejado, disipando equívocos y confusiones, d´Ors intenta despejar la ruta, concretar la búsqueda y su verdadero objetivo. Nos recuerda que, en último término, debemos olvidarnos de la mente para poder percibir más allá de las ideas, de los deseos y de las ilusiones. Limitar las vivencias para poder vivir. Despojarnos del ego para poder ser.
Hay cierto vértigo en el viaje. En el tránsito que nos propone el autor. Quizá porque, de algún modo, nos anima a ir hacia la nada. Hacia una forma particular de la nada. Así como otros muchos ensayos de orden psicológico o filosófico, terapéutico o religioso, nos sugieren diferentes modalidades de introspección, de reflexión o de trascendencia, éste nos aparta de ellas. Nos lleva por otro sitio. Nos ofrece un recorrido en la dirección contraria. Una especie de reseteo diario como preparación para esa desconexión final que en todo caso llegará.
Pero, ¿cómo es ese lugar? ¿Un espacio en blanco donde es posible observarnos desde fuera? ¿Un intervalo silencioso en que nos vemos reducidos a lo esencial? ¿Un rato de soledad en que no nos importa lo que ocurra? ¿Un instante en que no ocurre nada? Algo así. Y, sin embargo, más relevante que definir el concepto de la meditación, el alcance de la misma, es preguntarnos si disponemos de tiempo para ella. Si estamos dispuestos a practicarla. Si somos capaces de intentarlo.
Lo mejor es lo que viene a continuación. Los frutos del esfuerzo. La consecuencia de haber pasado por ahí. En ese punto del trayecto, d´Ors enumera todas las cosas que haremos de otra manera. Las acciones cotidianas vividas a partir de entonces con otra clase de sensibilidad. En definitiva, describe el tipo de persona que surge de nosotros después de haber meditado.
Me gusta terminar con una imagen. Me refiero a esta entrada del blog. A esta reseña semanal. Me imagino levantándome de un banco de un parque donde he estado leyendo a solas. Imagino que guardo el libro en el bolsillo. Que me alegro de haber leído. Que se me olvida todo lo que he leído. Que me siento bien.
INGREDIENTES
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