Público y privado
- María Pilar Ripa San Miguel
No entiendo la polémica creada entre público y privado. No son dos realidades contrarias sino complementarias. ¡Anda, mira! Si me ha salido un lema. Bueno, a lo que iba. Sin lo privado no podría sostenerse lo público. Y menos en un país sin recursos naturales de los que echar mano. Conviene mirar a nuestro alrededor y recordar a lo que el Socialismo del Siglo XXI ha llevado a Venezuela y ahora a Nicaragua. El apostar sólo por lo púbico nacionalizando y expropiando empresas que luego se han ido a pique, porque han caído en manos de “amiguetes” que son además malos gestores; favoreciendo subsidios en lugar de fomentar el trabajo, amparándose en la industria petrolera únicamente, que cuando está devaluada sólo soporta a las clases dirigentes que mantienen unas boyantes cuentas corrientes, mientras la población no tiene ni para papel de baño. Tomemos ejemplo de otros sistemas contemporáneos nuestros en el que todo es público. El régimen de Kim Jong-un en Korea del Norte, cuyo líder parece el abusón que se come el bocadillo del resto. Mientras tanto la población mal vive famélica.
Miremos a la Habana de hoy de Díaz Canel que más parece una fotografía ajada en blanco y negro que una ciudad del siglo XXI. Los cubanos ya no saben qué inventar para dar vida a unos coches de los años 20, los únicos a los que tienen acceso, mientras sus dirigentes disfrutan de aviones e islas privadas sin ningún tipo de restricción. ¡Anda mira, un poco como aquí!
Miremos a la China comunista, “la gran fábrica del mundo”, que hunde los precios elaborando productos baratos a base de mantener a gran parte de su población a régimen. Mientras los dirigentes del partido gozan de prerrogativas especiales de las que no puede disfrutar el pueblo llano, sólo algunos privilegiados, que… ¡oh, casualidad! Siempre se ubican en la parte alta de la pirámide. Todos estos gobiernos tienen algunas cosas en común. El intento de igualar a los ciudadanos por abajo, la riqueza de sus líderes, la muerte de la libertad de expresión y el secuestro de los medios independientes, la encarcelación de los opositores o la imposibilidad de disentir sin sufrir las consecuencias: cárcel, campos de reeducación o gulag , represión con las armas (Tiananmen 1989) y un largo etcétera.
¿Son estos los tipos de sociedad que quieren nuestros gobernantes? Si deseamos un país rico para todos tenemos que procurar que muchas empresas grandes y robustas deseen invertir aquí. No hay que ser un lince para darse cuenta de que a menos empresas menos trabajadores; a menos trabajadores menos impuestos que cobrar y más ayudas que dar; a menos dinero disponible menos dinero para invertir en lo público y más pobreza para todos.
Pero no se preocupen que ya se encargarán de comprarnos vendas a todos para que no veamos cómo viven ellos y de paso no podamos ver tampoco cómo vivimos nosotros en comparación con ellos. Un poco más de crear riqueza y un poco menos de demagogia no estaría mal.
María Pilar Ripa San Miguel