¿La mejor solución?
- Luis Somarriba
Con la reciente aprobación de la ley trans, se vuelve a poner de manifiesto uno de los aspectos más inquietantes de la ideología de género, su constante vulneración de la naturaleza y de la ciencia. La posibilidad legal de que un adolescente pueda cambiar de sexo deja de lado realidades básicas biológicas y neurológicas. Por ejemplo, que nuestro sexo, masculino o femenino, queda determinado desde la concepción, y que todas las células del cuerpo contienen un par de cromosomas, XX (las mujeres) o XY (los varones), algo que no se puede cambiar. Además, se olvida que nuestra sexualidad se va conformando a través de la acción de las hormonas, las cuales modelan cuerpo y mente. Es especialmente importante el bombardeo hormonal sobre el cerebro, centrado en dos momentos: en el vientre materno y durante la adolescencia. Si, justamente, al llegar la pubertad, a una chica o chico con dudas e inseguridades sobre su identidad, se le priva de la revolución hormonal, se le estará dejando sin la mejor solución.