Pérez Burrull complicael futuro a Osasuna por no señalar dos penaltis claros a Juanfran, que fue expulsado por "simularlos"
Juanfran tenía marcado en rojo este partido en su calendario. Una absurda cláusula le había impedido hasta ayer jugar en el Bernabéu con una camiseta que no fuera la blanca Estaba motivado hasta más no poder para contribuir a la recuperación clasificatoria de Osasuna en un escenario que admira desde que militaba en su cantera. Alguien se lo impidió. Ni Casillas ni los defensas del Madrid, sino Alfonso Pérez Burrull.
Osasuna, y especialmente el alicantino, chocaron de bruces con el cántabro. La actuación del árbitro fue vergonzosa, no sólo para el equipo rojillo, también para el aficionado al fútbol. Algunas veces es necesario recurrir a la televisión. Ayer no. Hasta desde el cuarto anfiteatro del Bernabéu se vio con claridad que Juanfran fue objeto de dos penaltis, uno en cada parte. No tenía ninguna necesidad de tirarse, ya que en ambas jugadas había desbordado a Gago y Pepe. Los dos le derribaron, pero ni Pérez Burrull ni sus linieres quisieron señalarlos. Por si fuera poco, el asunto se agravó al mostrarle sendas amarillas. En el minuto 82, se marchaba echando humo a la caseta al tiempo que Pachi Izco dejaba el palco. Eso es impotencia y rabia.
A Juanfran le quitarán los Comités las tarjetas, pero a Osasuna ya no le devolverán los puntos que mereció. Al menos un empate debió ser botín, si no llega a ser también por la desafortunada actuación de Roberto en dos de los tres goles del Madrid y de uno de los pocos desajustes defensivos y que costó el segundo. La escandalosa actuación de Pérez Burrull no debe escudar esto último, ya que la oportunidad para vencer a este Madrid sin argumentos ni personalidad fue inmejorable. Osasuna llora una nueva desgracia y termina una primera vuelta con unos ridículos 13 puntos. La salvación se aleja a 7. Quien no quiera ver el peligro es que está equivocado. Aunque duela.
Jugando en terreno del Madrid
Camacho se quedó muy cerca de dar un disgusto al club de sus amores. De salida, logró el objetivo de que el balón rodara la mayoría del tiempo en terreno del Real Madrid, una invitación al optimismo pese a que Higuaín rozara uno de los goles más madrugadores de la Liga. No se había cumplido el medio minuto cuando el argentino dribló a todo el que le salía y se plantó ante Roberto, que evitó el 1-0. Ahí se apagó un Madrid descompuesto y en manos de Osasuna. Gran culpa de que el equipo rojillo maniatara a su rival la tuvieron Nekounam y Puñal, que ayer volvían a formar pareja como cerebros.
Entre ellos y la movilidad de las alas, Osasuna originó peligro. Por la derecha, Juanfran convirtió a Heinze en un coladero. Sólo le frenaron los manotazos del argentino y las decisiones de Pérez Burrull. Como réplica a la ocasión de Higuaín, puso un centro medido a la cabeza de Pandiani, que remató fuera, y los trece minutos sufrió el primer revés del colegiado. Penalti de libro y primera tarjeta. Luego probaría desde lejos con un duro disparo a Casillas.
La justicia llegó en forma de gol pasado el cuarto de hora gracias a un cabezazo de Nekounam, el pichichi rojillo. Plasil, su asistente. Osasuna gobernaba en el Bernabéu y borraba del mapa al Madrid, que apenas se acercó. En la acción más clara, Josetxo intervino de forma decisiva para frenar a Raúl en magnífica posición. El central se erigió en el líder de una defensa que antes del descanso perdía a Monreal, el freno de Robben. Salió por él Javier Flaño.
Osasuna no ganó para desgracias en la reanudación. Sergio Ramos, que en la primera parte aprovechó una mala salida de Roberto para cabecear fuera, no pudo creer que su lejano disparo terminaría siendo gol. Juande jugaba para entonces con su artillería pesada: a Raúl, Higuaín y Robben se unieron Huntelaar y Van der Vaart. Y en otra acción sin aparente peligro por lo escorado que se encontraba Robben para dar el paso llegó el 2-1 de Higuaín, completamente solo en el segundo palo.
Pese a todo, los rojillos no perdieron la cara al choque y adelantaron metros. Hasta que de nuevo apareció Pérez Burrull. Juanfran no daba crédito. El cántabro había señalado el punto de penalti por el claro derribo de Pepe, pero optó por hacer caso al linier. No fue valiente, y además le expulsó. Faltaban diez minutos. Pudo haber sido el empate. Con el disgusto en el cuerpo, el resto del partido sobró. Marcelo y Van der Vaart rozaron el 3-1 que sí conseguiría Robben en la prolongación. A Osasuna no le dejaron puntuar.
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