A veces somos como ovejas

Que nadie se enfade, pero a veces los humanos nos comportamos como ovejas. O como hormigas, o como granitos de arena. Eso es lo que quiso ayer demostrar Iker Zuriguel Ballaz, profesor de física de la Universidad de Navarra, en una de las charlas programadas en la Semana de la Ciencia. Para convencer a su audiencia, unos 200 alumnos de Liceo Monjardín y la ikastola Paz de Ziganda, no dudó en involucrarles en una especie de experimento, pidiendo que se cruzaran frente a frente en un pasillo como "si fueran dos peñas en la calle Jarauta". Los estudiantes, sin indicación previa, acabaron alineándose en dos filas bastante bien ordenadas. Este fenómeno, ese orden en el caos, no es exclusivo de los humanos: también ocurre en algo tan inanimado como partículas en un campo magnético, que se alinean según su carga eléctrica, o en las células cancerosas, que también forman filas para moverse por los tejidos. Cuando se habla de que los humanos a veces somos como ovejas, o como hormigas, o como partículas, Zuriguel lo dice desde el punto de vista de un científico que estudia los materiales granulares: la arena, por ejemplo, que puede fluir y resbalar casi como un líquido, salvo cuando se compacta, como cuando se moja y se comporta como un sólido bien sólido. De igual forma que estos materiales formados por pequeños granos, como la arena o el arroz los humanos, o los coches en un atasco, podemos ser como granos que conforman algo más grande. Esos momentos no son otros que las multitudes, las aglomeraciones, cuando nos juntamos muchos en poco espacio. Zuriguel se refugió en los Sanfermines para demostrar que los humanos, en esas circunstancias, podemos actuar como sólidos, líquidos o gases. En el chupinazo, por ejemplo, con miles de personas metidos en una plaza pequeña, "uno no puede hacer lo que quiere", queda a merced de los movimientos de una masa humana que se comporta como un sólido, con sus átomos, los humanos, unidos con fuerza entre sí. En el encierro los corredores, si todo va bien, fluyen como lo hace un líquido, pero un tropezón puede provocar el montón, una aglomeración de mozos y animales en la que la carrera parece solidificarse. Curioso, delante de la montonera, apenas suele quedar nadie, unos pocos corredores separados. Como átomos en un gas. ATASCOS Esto de ver que una multitud se parece a un sólido o se comporta como un líquido en función de su densidad, no es un asunto tan baladí como puede parecer. El estudio de los granulares sirve para pensar, por ejemplo, en las estampidas, en una huida en masa de una discoteca o de otro recinto, como la que hace unos años causó la muerte de cinco jóvenes en el Madrid Arena. Zuriguel mostró un vídeo con hormigas que huían de un repelente. Tenían dos puertas pero casi todas escaparon por una. Lo mismo puede ocurrir en una discoteca, que todos elijan una puerta de salida y dejen otra vacía, sobre todo si no están bien señalizadas. "Lo que se hace en esos casos es seguir al vecino". En las huidas, para ser líquido y no rígido como un sólido, conviene no hacer mucha fuerza. Zuriguel probó con un centenar de estudiantes de la Universidad de Navarra que una evacuación por una puerta se hace mejor si no se empuja. Y también ha ideado un truco para hacer que una multitud que sale en tromba por un estrecho lo haga de manera de más ordenada: poner un obstáculo a cierta distancia de la puerta, que obligue a los objetos a separarse, a ser más líquidos. Lo ha probado con granos en un silo y con ovejas en un corral. Con un obstáculo poco antes de la puerta la estampida se solucionaba antes, pero sobre todo lo hacía mejor, sin tropezones ni caídas. Cuando lo ensaye con humanos, es de suponer que seamos como ovejas. AZÚCAR SÓLIDO, AZÚCAR LÍQUIDO Con un experimento Iker Zuriguel mostró cómo el azúcar puede comportarse como un sólido o como un líquido. Si se introduce un palito de plástico en un sobre de azúcar, no podría sujetarse como lo hace el investigador, en la foto que acompaña a esta noticia, sólo del palito para revolver. Lo consigue porque antes golpea el sobre para compactar el azúcar, y que los granos se unan más entre ellos. Así adquieren solidez suficiente para retener la cucharilla.

A veces somos como ovejas

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